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16 de mayo de 2000 |
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ROMA, 16 mayo (ZENIT.org).- Para el primer ministro italiano Giuliano Amato, que se confiesa no creyente, quienes tienen fe religiosa gozan "de una marcha m�s, un plus de amor". Lo dijo ayer en Roma, en la presentaci�n del libro de Arrigo Levi "Di�logos sobre la fe", editado en italiano por "Il Mulino". Estaban presentes, adem�s de Amato y de Levi, monse�or Vincenzo Paglia, Andrea Riccardi, cofundador de la Comunidad de San Egidio, y Gad Lerner, periodista. Se debati� sobre si es posible dialogra entre la fe religiosa y la fe de quienes se declaran agn�sticos y s�lo creen en el hombre y en la historia. Una confrontaci�n que, afirm� el primer ministro italiano, est� viviendo en estos a�os una "entusiasmante evoluci�n". Para Giuliano Amato, de cultura pol�tica socialista, el di�logo no puede permanecer s�lo sobre un plano puramente racional porque "si Dios existe, no depende del hecho de que mi raz�n est� en grado de demostrar su existencia. Esa es una tentaci�n de muchos que pertenecen a una religi�n: ir a la caza desesperada de argumentos racionales". Para Amato, hay al menos dos puntos que hacen posible el di�logo entre estos dos tipos de fe. El primero es �tico y se refiere al reconocimiento de la libertad del hombre: "Si el ser humano es tal en cuanto que es libre, las opciones morales le son propias. Cuando alguien elige el mal, asume la responsabilidad". El segundo es "una evoluci�n que est� llevando a la religi�n a apoyarse m�s en la verdad dial�gica, en la verdad testimonio, y menos en una verdad expuesta de manera dogm�tica". No se trata de una cesi�n, indic�, sino de un reconocimiento de la libertad del otro. Quedar�a por establecer cu�les sean los puntos firmes de la verdad pero, en este punto, indic� el primer ministro, "yo me paro porque, como "laico" (adjetivo con el que se definen los nos creyentes en Italia) me conf�o a la raz�n y s� que la raz�n se equivoca. Ciertamente hay expresiones de fe buenas y malas: las buenas se basan en el amor a los dem�s. Tambi�n los "laicos" son capaces de amar pero menos. Somos capaces de difundir amor en comunidades restringidas, somos capaces de misiones de compromiso civil, que es distinto del amor. Somos menos capaces de involucrar a los dem�s, que es fundamental". Por su parte, monse�or Paglia indic� que "los cristianos no tienen una marcha m�s, sino una persona m�s: Jes�s. No un pensamiento o una visi�n del mundo, sino una persona que es el �nico contenido de la fe. La fe pasa a trav�s del enamorarse de Dios que ha hecho el mundo". El periodista Gad Lerner, de origen jud�o, manifest�: "Me han acusado de ser un "laico" d�bil, respetuoso de un Papa que adem�s es considerado tradicionalista. Yo creo que estas posiciones corren el riesgo de ser laicistas. �Qu� podemos hacer cuando la piedad del Papa se expresa en formas lejanas a las nuestras? No se trata de hacer distinciones sino de encontrar el momento del di�logo". Un di�logo que, como todos los participantes en el encuentro reconocieron, no es f�cil especialmente cuando se afrontan cuestiones concretas como los sistemas escolares, o cuestiones ligadas con la familia, la bio�tica o el aborto. Por su parte, el escritor Arrigo Levi subray� que una cosa es cierta. Los hombres de fe y los "laicos" han desarrollado una idea com�n: la de cambiar el mundo. "En esto --indic�-- hoy se expresa la caridad que de privada pasa a ser p�blica. En esto estamos de acuerdo y nos encontramos, pues somos conscientes del peligro del mal que se ha hecho y que se har�".
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