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september 2000 |
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Comunidad
de San Egidio |
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La
Comunidad de San Egidio Su nombre nos ha llamado la atenci�n a muchos cuando lo hemos visto en la prensa en esas raras ocasiones en las que nos sorprenden las buenas noticias: firmas de paz despu�s de a�os de guerra, negociaciones en conflictos irreconciliables o guerrillas y contraguerrillas que se sientan a hablar en sus mesas. Cuando hace dos a�os en plena guerra de Kosovo nadie pod�a encontrar al l�der albano?kosovar Rugova, una de las pocas esperanzas de paz, se supo que la Comunidad de San Egidio hab�a logrado su salida de Belgrado. En la primera entrevista que �ste concedi� se ve�an como fondo los jardines de la sede que la ONG tiene en el Trastevere de Roma, pero no hubo ninguna declaraci�n por parte de sus salvadores. A esta organizaci�n no le interesa la publicidad ni el protagonismo, por eso casi nadie sabe aqu� en Espa�a qui�nes son y a qu� se dedican. La historia empieza en la d�cada de los 60, cuando la juventud se acog�a a la idea de poder cambiar el mundo para hacerlo m�s justo y m�s humano. En EE UU se denunciaba la guerra de Vietnam, Par�s se conmocion� con los sucesos de mayo del 68 mientras que la invasi�n de Checoslovaquia en el agosto siguiente hundi� los ideales comunistas. Roma, por entonces, predec�a los cambios que traer�a el Concilio Vaticano II, enterrando una Iglesia de comportamiento caduco cada vez m�s alejada de la poblaci�n y que no convenc�a a los j�venes. Fue por esa �poca cuando un grupo de estudiantes de instituto, empujados por la demanda de compromiso social y pol�tico que estaba en la calle, salieron a los barrios extremos de Roma donde se hacinaban las chabolas de inmigrantes, gentes provenientes de las zonas rurales pobres de Italia, con la �nica intenci�n de compartir con ellos sus problemas y necesidades. Entre los estudiantes de esos tiempos la cultura marxista era la que primaba, en los bares se hablaba de pol�tica como ahora se habla de "Gran Hermano" o de f�tbol. Para Andrea Riccardi, el l�der de este grupo de compa�eros de 18 a�os, lo que destil� de ese ambiente era la idea general de que se pod�a inventar un futuro distinto, cambiar las reglas del juego. Sin embargo, para algunos, los debates sobre burgues�a y los derechos de la clase obrera empezaban a resultar demasiado abstractos. �Qui�n de aquellos j�venes idealistas de clase media sab�a qu� era ser de la clase obrera? Todo empezaba a sonarles a un debate pol�tico avejentado. Riccardi, en medio de esta pol�mica se preguntaba de qu� serv�a cambiar un sistema social si no cambiaba el hombre y en medio de su busca se top� con el Evangelio. Lo le�a manteniendo cierta distancia con la Iglesia, una Iglesia "oficial" que le resultaba lejana, pero del Evangelio iba sacando una idea: "s�lo hombres nuevos pueden hacer un mundo nuevo". Reuni� un grupo de estudiantes en febrero de 1968, el primer tema de debate y reflexi�n fue la soledad. C�mo abandonar la soledad y descubrir a los dem�s. De ah� se gest� la acci�n: salir de su centro y llegar a las barriadas, descubrir el Tercer Mundo m�s cercano. Instalaron su primera sede en un s�tano de un barrio extremo, el p�rroco de la zona les consideraba como "extraeclesiales", dec�a: "En mi parroquia tengo de todo, extremistas de derecha, extremistas de izquierda y extremistas de la Iglesia". No era cierto, estaban descubriendo, como muchos, esa nueva Iglesia que empezaba a volver a sus or�genes entre los laicos, tras aquel Concilio Vaticano II que acaba de finalizar. San
Egidio, sin embargo, no es una comunidad de religiosos, sino una
asociaci�n religiosa laica donde cada uno de sus miembros tiene su
actividad profesional y vive como cualquier laico. De esta Comunidad
naci� una ONG que se ocupa de los proyectos de cooperaci�n
internacional y, m�s tarde, una Fundaci�n por la Paz. Ahora los j�venes no se sienten tan atra�dos por las ideolog�as pol�ticas, lo que les mueve son sus inquietudes internas. Tampoco quedan barriadas de chabolas en Roma, pero hay vagabundos, droga, SIDA.... nuevas pobrezas, a veces m�s complejas, han sustituido a las anteriores. Los inmigrantes siguen siendo del Sur, pero es otro Sur mucho m�s lejano. Del contacto con ellos empez� a surgir la amistad entre culturas, la necesidad de acercamiento entre creencias. Para Riccardi la comuni�n entre Iglesias "representa una de las principales uniones entre Norte y Sur, la voluntad de no tener destinos separados". No
hay paz con miseria Entre sus filas no hay expertos en Derecho Internacional ni diplom�ticos, lo que existe es gente que lleva su compromiso hasta las �ltimas consecuencias. En Mozambique, por ejemplo, se empez� participando en proyectos de cooperaci�n, pero la cooperaci�n resulta insuficiente cuando la poblaci�n se est� matando y, como exist�a alguna relaci�n con el Gobierno, se empez� a tomar contacto con la guerrilla, haciendo de puente en las conversaciones. El respeto por las partes en conflicto, el conocimiento profundo de las situaci�n, la discreci�n y la flexibilidad fueron fundamentales. A partir de entonces, el peque�o convento de San Egidio se ha convertido en un constante peregrinaje de representantes africanos deseosos de paz, confiados en que �ste es el �nico inter�s que mueve a la asociaci�n, ya que es totalmente libre. No tienen privilegios, no piden dinero ni nombramientos a la Iglesia, su local pertenece al Estado italiano y pagan por �l un alquiler. A la mediaci�n en Mozambique siguieron las negociaciones que llevaron la paz a Guatemala, el primer paso para la salida de la crisis de Argelia...La poblaci�n civil siempre desea la paz, el problema muchas veces es encontrar la v�a pol�tica, canalizar la voluntad popular. La Comunidad de San Egidio deja las puertas y ventanas abiertas all� donde est�, ellos consideran que no les corresponde escoger el campo de acci�n sino acoger las demandas. Actualmente hay comunidades en 35 pa�ses con m�s de 20.000 personas comprometidas. �frica es el continente con m�s n�mero de ellas, sobre todo en �frica Negra, con Mozambique a la cabeza. Est�n presentes en la dolorosa crisis de los Grandes Lagos donde Matteo Zuppi -un sacerdote que en San Egidio se ocupa de los temas africanos y que impuls� la firma de Mozambique- preside la Comisi�n para la Paz y la Seguridad. Tambi�n se ha llevado muy de cerca una posible tregua en Sud�n. En la base de todo est� el di�logo: ver, escuchar y conocer, no cerrarse nunca a la palabra. En cierto momento la "V�a San Egidio", como se llama en medios pol�ticos, fue muy criticada por recibir en Roma la terrorista isl�mico Al Turabi, pero es que frente al dilema es imprescindible hablar y, hasta en los peores casos, se puede reconocer un fragmento de verdad. Un gran exponente de este tipo de di�logo es el que se desarrolla rezando por la paz entre representantes de diferentes religiones. Una vez al a�o, desde que en 1986 se hizo por primera vez en As�s promovido por Juan Pablo II, San Egidio re�ne en una oraci�n cat�licos, ortodoxos, budistas, musulmanes... Un encuentro que est� favoreciendo la comunicaci�n interreligiosa y ecum�nica capaz de crear unas condiciones de compromiso por la convivencia. Desde que empezaron estos encuentros ha ido creciendo el n�mero de participantes y se ha afinado la relaci�n sobre las grandes cuestiones religiosas y sus problemas de coexistencia. Este inter�s com�n ha sido tambi�n el inicio de conversaciones sobre conflictos como la que tuvo lugar entre representantes de las Iglesias de la zona de los Balcanes o la semilla para la Plataforma de Paz de Argelia. El encuentro con el Islam es muy profundo, empez� del contacto con inmigrantes musulmanes, con su fe y sus dificultades. En 1997 el representante de la Liga Mundial Isl�mica, Sakuta, proclam� en la reuni�n anual una frase llena de esperanza: "No hay guerra santa, s�lo es santa la paz". La Comunidad de San Egidio, quiere seguir un camino de amistad, reconciliaci�n y unidad, construir lo que ser� el cristiano del nuevo milenio: un hombre de paz. Para ello, la oraci�n ocupa y est� en la respuesta de los compromisos que se les plantean. Hoy son los conflictos, el dilema Norte-Sur; los inmigrantes, los ancianos...Cuando alguien quiere conocer San Egidio la respuesta es siempre la misma: "Ven a rezar con nosotros".
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