No es un sacerdote, pero por sus palabras podr�a pasar por uno; muy ilustrado, eso s�. Su aspecto es el de un profesor universitario de historia. Exactamente lo que es, pero no s�lo eso. Hace m�s de 30 a�os, cuando era un jovenzuelo inquieto, fun- do una comunidad laica comprometida con los pobres y, m�s tarde, mediadora en conflictos b�licos. Acaba de recibir el Premi Internacional Catalunya de este a�o.
C�mo fue su Mayo del 68? Eramos estudiantes de la alta burgues�a romana y descubrimos las barracas cercanas al T�ber. Nos rebelamos contra la injusticia social.
Era la Roma de Pasolini. Cierto. Roma era una ciudad tercermundista, con 50.000 personas viviendo en condiciones absolutamente precarias. Entonces no eran albaneses o marroqu�s, sino italianos del sur, meridionales. Recuerda Rocco y sus hermanos ?
Gran pel�cula. No s� si Rocco ten�a entonces m�s hermanos que un Al� de hoy.
Iban a contracorriente, porque lo que privaba era la pol�tica. El 68 no fue un hecho pol�tico, sino antropol�gico. Una generaci�n que se rebelaba contra la autoridad universitaria, familiar, eclesi�stica y militar. Quer�an construir algo nuevo...
Usted tambi�n. Para m� fue el descubrimiento del Evangelio, un nuevo modo de vivir.
Ese nuevo modo tiene que ver con ser religioso sin ser sacerdote? Creamos San Egidio, una comunidad laica, en una vieja iglesia del Trast�vere romano.
Ser laicos es una forma de mantener su independencia? No se trata de una estrategia, es una realidad. Uno es laico porque vive como tal.
Y ha hecho voto de castidad? Porque sigue usted soltero. Yo estoy soltero, pero en nuestra comunidad, que se extiende en 60 pa�ses e integra a 40.000 cooperantes, caben todas las condiciones, todas las lenguas y or�genes sociales.
Tardaron mucho, casi 20 a�os, en ser reconocidos por la Iglesia. Quiz� no supimos encontrar la forma de darnos a conocer. No es mucho tiempo.
Creo que no toda la curia romana est� de su parte. Mire, la unanimidad en el Vaticano s�lo la tiene el Papa. All�, como en cualquier otra parte, hay opiniones diversas. No creo que generemos odio, pero, ya sabe, dentro de la Iglesia estaban los franciscanos y los benedictinos, y unos despertaban m�s simpat�as que otros.
Las suyas est�n con los franciscanos? Le tengo mucha admiraci�n a Francisco de As�s porque dialog� con los musulmanes cuando todos estaban en las Cruzadas.
Como usted. Yo no quiero compararme; �stos son otros tiempos. Pero, en fin, hemos creado un documento en el que reconocemos a los inmigrantes como interlocutores. No es un papel oficial, pero por lo menos ha facilitado la legalizaci�n de muchos.
Se dice de ustedes que son la diplomacia secreta del Papa. S�, ya s�. Cuando el Vaticano no puede intervenir directamente en un conflicto, el Papa nos llama por tel�fono y... Siento decepcionarla.
No es as�? En absoluto, el Vaticano jam�s nos lo ha pedido. Todas las veces que hemos actuado como mediadores en los conflictos, ya sea en Mozambique, Argelia, Kosovo o Guatemala, lo hemos hecho como elecci�n propia. Eso no quiere decir que si el Papa nos lo pidiera, podr�amos hacerlo. Pero, de momento, eso no ha ocurrido.
Cu�l ha sido el gran triunfo de San Egidio? Mozambique, quiz�? Posiblemente detuvimos una guerra que provoc� un mill�n de muertos. Y recibimos mucha gratitud por ello.
Reconfortante. No lo sabe bien. Recientemente, en una peque�a isla de Mozambique, un taxista me pregunt� que de d�nde era. Al decirle que italiano, salt� en seguida: "En Italia tienen una ciudad muy importante, San Egidio. All� firmamos la paz".
Dice usted que el XX ha sido el siglo de los m�rtires. Ha sido el siglo de la democracia y los derechos humanos, pero, parad�jicamente, tambi�n el siglo de la violencia organizada.
Malos tiempos, entonces. Juan XXIII dec�a: "Los tiempos son malos, pero somos nosotros, los hombres, los que acu�amos el tiempo"
Elena Hevia
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