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02/09/01 |
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CUMBRE INTERRELIGIOSA EN BARCELONA. El perfil de una din�mica comunidad cat�lica |
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Comienza hoy en Barcelona la cumbre interreligiosa organizada por la prestigiosa Comunidad de San Egidio. M�s de doscientas personalidades de todo el mundo dialogar�n durante tres d�as sobre la convivencia entre las religiones y sobre c�mo alcanzar la paz en regiones tan dif�ciles como Oriente Medio y los Balcanes. Adem�s de representar una interesante v�a de comunicaci�n con el mundo vaticano, San Egidio es un est�mulo cultural que nos remite al optimismo de la voluntad de san Francisco de As�s. Giacomo Galeazzi, especialista en informaci�n religiosa del diario italiano "La Stampa", explica a continuaci�n c�mo ha evolucionado la comunidad, y el escritor Baltasar Porcel traza un retrato de su l�der, Andrea Riccardi. La misi�n de la Comunidad de San Egidio est� inscrita en sus or�genes. Fundado en Roma en 1968, este influyente movimiento de laicos saca su inspiraci�n del Concilio Vaticano II, cuando el mundo cat�lico se abri� con una intensidad que no ten�a precedentes en la modernidad. Actualmente la Comunidad de San Egidio est� integrada por 45.000 personas, comprometidas en dar testimonio del Evangelio y en testimoniar la caridad en 70 pa�ses del mundo. Junto al voluntariado y a las iniciativas caritativas, la comunidad est� comprometida desde hace tiempo en una intensa actividad diplom�tica en los puntos m�s calientes del planeta. A mitad de los a�os ochenta este movimiento laical comienza a organizar los encuentros internacionales de car�cter interreligioso, como el que se abre hoy en Barcelona con el objeto de promover el conocimiento rec�proco entre las religiones. El esp�ritu que anima las reuniones, en las que participan jefes de Estado, te�logos e intelectuales de todo el mundo, es el de la hist�rica jornada mundial de oraci�n convocada en As�s en 1986 por Juan Pablo II. En continuidad con la invitaci�n formulada por el Papa de "difundir el mensaje de la paz", la Comunidad de San Egidio ha creado una formidable red de amistad entre los representantes de diversos pa�ses y culturas. Barcelona, por tanto, es la �ltima etapa de un camino, cargado de signos y de resultados conseguidos, que ha atravesado Europa y el Mediterr�neo. Hace seis a�os, en el coraz�n de la ciudad santa, el eslogan fue: "Juntos en Jerusal�n: jud�os, cristianos y musulmanes". Adem�s de la actividad de me-diaci�n en los conflictos africanos que le ha valido la denominaci�n de "diplomacia paralela de la Iglesia" y, por lo que se refiere a Argelia, tambi�n alguna incomprensi�n con la secretar�a de Estado del Vaticano, el movimiento fundado enel barrio romano del Trasteverepor Andrea Riccardi est� comprometido en primera l�nea en el debate sobre la emergencia de la inmi-graci�n en los pa�ses europeos.En Italia, a causa del reciente proyecto de ley sobre los extracomunitarios, la tradicional cautela en el �mbito pol�tico ha dejado el puesto a una abierta oposici�n. "La c�rcel para los inmigrados no regularizados que no han cometido delitos -declara la asociaci�n laical en una nota extremadamente cr�tica con el Gobierno de centroderecha presidido por Silvio Berlusconi- sirve s�lo para empeorar una condici�n carcelaria ya absurda y precaria." La fuerza pac�fica del di�logo, en opini�n de los laicos que integra la Comunidad de San Egidio, es afirmada en lenguas y tradiciones diversas. La refinada elaboraci�n te�rica que ha hecho del movimiento una de las principales canteras de la nueva clase dirigente cat�lica se desarrolla paralelamente al compromiso misionero de sus voluntarios que est�n presentes y activos en los cinco continentes. En Tirana y en Lezha (Albania), la comunidad ha creado, por ejemplo, numerosos ambulatorios de rehabilitaci�n pedi�trica, en los cuales decenas de fisioterapeutas italianos desarrollan gratuitamente actividades de formaci�n. Los centros de recuperaci�n neuromotora infantil, organizados en colaboraci�n con la Unicef, representan una de las actividades emblem�ticas de esta "multinacional de la solidaridad". En el surco de la predicaci�n de Karol Wojtyla, este frente eclesial est� activo en muchos �mbitos de defensa de la vida, como lo demuestra la batalla mundial en favor de una moratoria de la pena de muerte. Contra la pena de muerte la comunidad es la protagonista de iniciativas internacionales llevadas a cabo juntamente con otras organizaciones. El objetivo es la afirmaci�n del valor de la existencia humana sin excepciones y en todos los niveles. Se han recogido millones de firmas y se han abierto brechas en pa�ses en los cuales se cre�a que era imposible un replanteamiento de la pena capital. "La amistad con los pobres y el compartir sus dificultades -expli-can en la sede central del movi-miento- nos han llevado a comprender mejor que la guerra es la madre de todas las pobrezas, y esto nos impulsa a proteger la paz all� donde es amenazada o a construirla fatigosamente mediante el di�logo." Incluso cuando no logra hacer callar las armas, la comunidad se esfuerza en llevar a cabo una obra de solidaridad y de ayuda humanitaria a las poblaciones civiles que sufren a causa de la guerra. Miembros autorizados del movimiento han actuado como mediadores en conflictos fratricidas en Mozambique y en Guatemala. Tambi�n en los Balcanes, los voluntarios han intentado facilitar la tarea de "palomas" en todos los frentes, siguiendo el llamado "esp�ritu de As�s". Copyright "La Stampa"
Giacomo Galeazzi
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