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05/09/2001 |
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La plaza de la catedral de Barcelona registr� ayer media entrada, pero vivi� una de sus tardes m�s emotivas. No en vano, los oradores de la ceremonia de clausura del encuentro interreligioso de la Comunidad de San Egidio emparentaron el acto con los Juegos Ol�mpicos de 1992 y el F�rum del 2004, que el alcalde Clos cit� expresamente. Quien mejor resumi� ese esp�ritu fue el cardenal Carles, quien, parafraseando el estribillo ol�mpico, pidi� que el di�logo ecum�nico contin�e: "Queremos ser amigos para siempre". Dos decenas de representantes religiosos y pol�ticos de segunda fila procedentes de diferentes pa�ses, que durante dos d�as han debatido el di�logo y el papel de las religiones en la b�squeda de la paz, ocuparon el estrado, levantado en la escalinata de la catedral. Varios idiomas Una escenograf�a con la silueta de los edificios m�s emblem�ticos de la ciudad, desde la Sagrada Fam�lia hasta la Torre Mapfre, como tel�n de fondo; un maestro de ceremonias que hizo las presentaciones en ingl�s de Norteam�rica, y un servicio de orden acorbatado y propenso a aplaudir insuflaron a la ceremonia un aire pretendidamente cinematogr�fico. Los oradores le a�adieron un toque de cosmopolitismo hablando en varios idiomas. El president Pujol, que se hizo acompa�ar de su esposa y cuatro consellers , se mostr�, en medio de aquel ambiente festivo, algo grave, y record�, con esp�ritu humilde: "Directamente podemos hacer poco por la paz". Entre las cosas que s� se pueden hacer cit� "el no perder la esperanza" ante "las malas noticias que a menudo se reciben, a veces de aqu�", a�adi� en alusi�n a ETA. Pujol, que estos d�as, en v�speras de su visita a Roma, se ha convertido en el anfitri�n obsequioso y perfecto del l�der de la Comunidad de San Egidio, Andrea Riccardi, argument� que hab�a razones para no desesperarse porque "incluso en los peores conflictos hay momento fugaces, cortos, en los que existe una posibilidad de soluci�n",. Y a rengl�n seguido advirti�: "Pero hay que estar atentos y preparados" para aprovecharlos. Riccardi asegur� que "el clima caluroso de Catalunya hab�a hecho madurar el di�logo" y el Papa, a trav�s de un comunicado, expres� su deseo de uni�n entre las religiones: "Ya no se puede tolerar el esc�ndalo de la divisi�n". Al final, el Aleluya de El Mes�as de Haendel contribuy� a que calara el esp�- ritu fraternal entre los presentes.
Jordi Casabella
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