Comunità di S.Egidio


 

05/09/2001


San Egidio se despide en un clima de unidad

 

El tercer milenio ha de ser el de la abolici�n de la pena de muerte. Es un problema religioso, en opini�n de Gunnar Stalsett, obispo luterano de Oslo, y la fe que se utiliz� para apoyarla ahora deber�a ayudar a abolirla. Joaqu�n Jos� Mart�nez, que era partidario de la pena capital antes de pasar por el corredor de la muerte, est� luchando ahora para ello. Mart�nez recibi� el aplauso m�s prolongado de los asistentes a la mesa redonda sobre la pena de muerte. La unanimidad fue total entre los ponentes, cristianos todos ellos: no a la pena capital porque es inhumana, degradante, no evita otros cr�menes y, siendo irrevocable, se aplica a inocentes.

La Comunidad de San Egidio impulsa una campa�a para pedir una moratoria en la aplicaci�n de la pena de muerte, como paso previo a su abolici�n. Se han recogido ya tres millones y medio de firmas.

Hay muchas maneras de condenar a muerte, de matar: de palabra, por abusos emocionales, con la violencia dom�stica o dando f�cil acceso a las armas. Los cr�menes extrajudiciales contra palestinos programados por el Gobierno israel� no pueden ser aprobados por la comunidad internacional, asegur� ayer Gunnar Stalsett.

La oraci�n, base del di�logo interreligioso

La oraci�n es el coraz�n de esta conferencia y es el coraz�n del di�logo". Con estas palabras Jukka Paarma, primado de la Iglesia luterana de Finlandia, abri� ayer el de-bate "La plegaria: religiones y creyentes en di�logo", que se celebr� en el sal�n de los espejos del Liceu. David Gillet, obispo anglicano, se�al� que "el crecimiento del multiculturalismo nos obliga a construir puentes y esto se puede hacer a trav�s de la oraci�n".

Una afirmaci�n compartida por el abad de Montserrat Josep M. Soler: "La era de la globalizaci�n posibilita una plegaria m�s solidaria con todo el mundo". El contrapunto lo puso Samuel Salama, director del Colegio Sefardita de Barcelona, al afirmar que "la oraci�n s�lo no nos llevar� a la paz definitiva sin justicia social". Shoten Minegishi, monje budista, aport� otra visi�n: "En cuanto a di�logo interreligioso es importante saber que no se sabe".El cardenal cat�lico de Polonia, Josef Glemp, se refiri� al fen�meno de la plegaria a trav�s de las peregrinaciones y a la oraci�n m�stica, como un estadio superior. "No es una indiscreci�n decir que el Papa Juan Pablo II es el gran m�stico de esta �poca, le he visto como en voz baja hablaba con Dios."

Memoria y perd�n, un dif�cil matrimonio

Cuando se cultiva la memoria hist�rica surge el recuerdo de atrocidades sufridas. �Acaso hay que olvidarlas para evitar el rencor y poder perdonar? �ste es el dilema propuesto en la mesa redonda que se celebr� ayer en el auditorio del Palau de la Generalitat bajo el t�tulo "Memoria y perd�n". El presidente de la mesa, Ioan, obispo ortodoxo de Rumania, constat� la dificultad del reto porque "el mundo vive en un caos" para lo que es necesario preguntarse: "�Qu� haces por el pr�jimo?". Javier Luis Ega�a, representante de Chile, aport� m�s luz al afirmar que "la mirada del pasado tiene que servir para construir el presente". Pero para Roger Etchegary, cardenal de la Santa Sede, "es dif�cil reconciliar a los extremistas sin la fuerza de Dios". Alexander Ogorodnikov, presidente de Christian Democratic Union de la Federaci�n Rusa, fue m�s lejos al asegurar que "las personas no encuentran respuestas en las iglesias porque los obispos a�n no se arrepienten de colaborar con un gobierno corrupto". Tambi�n particip�, entre otros, Aldo Giordano, del Consejo de las Conferencias Episcopales Europeas.

El ecumenismo, contra el "tel�n de nailon"

Caprichos del calendario han propiciado que este a�o los cristianos celebraran la Pascua el mismo d�a, un sue�o del ecumenismo que no ha tenido continuidad. "Muchos cristianos esperaban m�s", dijo el cardenal Walter Kasper, presidente del Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos, quien record� que "la Iglesia de Cristo subsiste en la Iglesia cat�lica", pero que "hay elementos de esta Iglesia de Cristo tambi�n fuera", es decir, salvaci�n para todos. Causa de disensi�n entre cat�licos y no cat�licos es a�n la primac�a papal: "Las celebraciones de Roma han sido cat�licas con representaci�n ecum�nica, no en un plano de igualdad", constat� el luterano Konrad Raiser, secretario del Consejo Ecum�nico de las Iglesias. Voz de alerta de la te�loga anglicana Mary Tanner (por fin, una mujer): "El ecumenismo parece ahora fr�gil, confuso, y cada confesi�n teme perder identidad". Anastas, primado ortodoxo de Albania, record� los buenos tiempos del ecumenismo en el Este, cuando el tel�n de acero contribu�a a unir iglesias clandestinas: "Ahora, hay un �tel�n de nailon�: nos vemos, pero no hablamos tanto". Todos confiaron en que el fin�simo tel�n al fin se rasgue.