Comunità di S.Egidio


 

13/09/2001


Los intelectuales piden di�logo

 

ANDREA RICCARDI
Comunidad de San Egidio

Este espect�culo de muerte es un icono del siglo en el que hemos entrado y al que debemos enfrentarnos. Espero que nunca lleguemos a acostumbrarnos a tanto dolor y que en nuestros corazones siempre haya lugar para la conmoci�n y la indignaci�n. No hay que dejar solos a los norteamericanos ante un choque de tales dimensiones.

La solidaridad de la poblaci�n de Nueva York con los heridos y los afectados es una reacci�n importante. Es la primera respuesta al terrorismo, cuyo objetivo es empujarnos hacia la irresponsabilidad, el individualismo y el "s�lvese quien pueda". La solidaridad y la piedad son el distintivo de las sociedades civiles, que no convierten en ley el desprecio a la vida humana.

Nos hallamos ante un inicio tr�gico del 2001: la constataci�n de que en este mundo se puede hacer tanto mal, con tanta fuerza, con tanto poder, y con tanta ceguera. Yo creo que esta experiencia del "mal" debe cambiarnos. Naturalmente, los estados deber�n adecuar mejor sus pol�ticas ante este riesgo de terribles ataques. Pero hay que esforzarse tambi�n para extinguir los focos de la cultura del odio y del desprecio de la vida humana. El encuentro que hemos celebrado en Barcelona a principios de septiembre nos ha revelado cu�nta gente, de culturas y religiones diferentes, est� dispuesta a trabajar en esta direcci�n.


EUGENIO TR�AS
Fil�sofo

Suponen varias comprobaciones de primer orden. Entre ellas: 1) Que el territorio continental de la primera y �nica superpotencia existente puede ser, por vez primera en su historia, bombardeado, y en los puntos reales y simb�licos m�s relevantes. 2) Que el atacante no es otra superpotencia, ni siquiera, a lo que parece, un Estado naci�n, sino m�s bien uno de los m�ltiples poderes f�cticos que a la sombra de la globalizaci�n circulan a trav�s de la infinita red en que el poder se desparrama. 3) Que los desequilibrios que este sistema genera son tan grandes y graves que el mundo puede convertirse en un verdadero polvor�n. 4) Que la lectura que del mundo se ha hecho, y de la �poca que vivimos, tras la ca�da del Muro (fin de la historia, paz perpetua, sociedad transparente, nihilismo regocijante), debe ser radicalmente revisada. 5) Se ha querido olvidar que una estructura de dominaci�n muy poderosa codificaba la "sociedad de la informaci�n", con sus rizomas y redes, y que esa estructura (pol�tica, informativa, econ�mica, tecnol�gica) generaba demasiados desequilibrios.

Es de temer que la reacci�n se encamine por la v�a de la generaci�n de una trama policial global y que lo ensayado en las actuaciones previas (guerra del Golfo, guerra yugoslava) sean esbozos de lo que pueda suceder en el futuro. Es de temer que la din�mica del miedo, y de la demanda de seguridad, prevalezca sobre otros par�metros.

Ser�a deseable una acci�n dirigida a paliar los desequilibrios de poder, riqueza y monopolio de informaci�n, o de la llamada "sociedad del conocimiento". Y sobre todo evitar la tentaci�n de improvisar un "chivo expiatorio". El enemigo se tiene por lo general m�s cerca de lo que se supone, y suele ser a la postre menos ex�tico de lo que podr�a desearse. Ocurre como en las novelas de Agatha Christie: todo el mundo est� fijando la atenci�n en un punto esc�nico, que es justamente lo que el responsable del delito precisamente desea, pues suele encontrarse fuera del escenario. Lo cual, en el mundo global, nos muestra un campo infinito a la especulaci�n y a la pesquisa.


JAVIER TUSELL
Historiador

Es una de esas sorpresas que hemos padecido durante la d�cada de los noventa. Cuando cay� el comunismo pensamos que la naci�n ya no tendr�a sentido y tuvimos la vuelta del nacionalismo. Parec�a que la religi�n iba a tener un impacto social menor y tuvimos lo que un ensayista franc�s ha llamdo "la revancha de Dios". Ahora hemos tenido la demostraci�n de la potencia de los impotentes.

Se ven afectados todos; yo desear�a que, sobre todo, la idea de seguridad, y en eso ha habido una conmoci�n, ya que hemos descubierto de repente que el escudo antimisiles de Bush no era prioritario.

Hay una prioridad que es castigar. Pero la humanidad no se puede permitir conflictos que duren m�s de medio siglo.