Comunità di S.Egidio


 

25/08/2002


San Egidio, fe y cr�tica

 

Esta nueva comunidad cat�lica, que ha tenido buenos �xitos como mediadora para conseguir la paz en pa�ses de guerra civil, tiene en Andrea Riccardi no s�lo a su m�s alto dirigente sino a su pensador. Hace pocos a�os public� "La Chiesa cattolica nel terzo millenio", de la que hay edici�n catalana y castellana.

Su lectura nos confirma c�mo el autor pasa revista a un siglo de nuestra Iglesia y reconoce, aunque sin hurgar en heridas, los errores y flaquezas de la Iglesia. Recuerda que, "de marginal y perseguido", el catolicismo (en gran parte) y los ortodoxos y anglicanos se hab�an convertido en religiones de Estado. Seg�n �l, en Rusia y otras partes el ate�smo fue una clara profesi�n de fe estatal, igual que el nazismo, y no propugna "la nostalgia del Estado cat�lico", como todav�a sucede en sectores eclesi�sticos de Espa�a.

Para Riccardi, el "Sylabus" representa la Iglesia intransigente y la aposici�n a la modernidad. El siglo XX es el de gran expansi�n evangelizadora, pero Tierra Santa y Jerusal�n ahora no son patrimonio cat�lico. Riccardi es entusiasta del Vaticano II, y muy ecumenista, aunque la uni�n no ha de ser una "fusi�n empresarial", y afirma que hay que evitar la competencia entre las iglesias cristianas. Incluso precisa que no hay que hablar de victoria contra el comunismo y deja a entender que nuestra Iglesia sufre una crisis paralela. Por ello hay que animar el pluralismo eclesial y buscar "nuevas formas de identidad eclesi�stica".

Pide que seamos una "minor�a consciente", en abierta crisis. Y coincide con una afirmaci�n del cardenal Carles (3/II/2002) cuando escribi� que la opci�n minoritaria es un camino a seguir, "aunque podr�a encerrar la tentaci�n del elitismo y de considerarse la comunidad de los puros frente al mundo empecatado". Tal es la actitud de los nuevos integristas entre nosotros, "profetas de desventuras", intransigentes, dir�a Riccardi, pero la Iglesia ha de cambiar -subraya Andrea- sin malbaratar su mensaje, aunque "se ha organizado un universo humano fuera de la religi�n". Los sinceros elogios de Riccardi a Juan Pablo II son porque, no siendo reformista, es misionero y sus viajes fomentan el inter�s por la religi�n.

El an�lisis del libro del fundador de San Egidio tiene un gran inter�s, porque quiere conjugar libertad y obediencia, cr�tica y afecto a la Iglesia y a sus pastores, aunque casi nunca habla de los obispos, y porque con su visi�n de futuro propone "construir nuevos �mbitos de vida cristiana".

Albert Manent