Comunità di S.Egidio


 

19/02/2003


S�lo el 5% de los ancianos recibe asistencia p�blica domiciliaria en Barcelona
Barcelona acoge a m�s de 331.000 ancianos, pero s�lo entre el 3 y el 5 por ciento recibe ayuda p�blica domiciliaria. La Comunidad de Sant' Egidio pide m�s recursos para mejorar su calidad de vida.

 

Carmen y Josep se conocieron en la escuela Industrial de Barcelona y al poco tiempo se casaron. Se instalaron en la calle Assaonadors del barrio de Ciutat Vella y no tuvieron hijos. Pasaron los a�os y se jubilaron. Para Carmen cada vez era m�s dif�cil salir a la calle porque le costaba mucho caminar y casi todas las responsabilidades ca�an sobre Josep; �l era el que compraba las medicinas, sal�a a buscar el pan, preparaba la cena... siempre con la ayuda de una asistenta social que les ayudaba unas horas por semana. Con la salud cada vez m�s deteriorada, Josep pidi� que la trabajadora social fuera m�s horas a su casa, pero la solicitud no fue atendida y el matrimonio opt� por ingresar en una residencia de ancianos. Josep muri� al poco tiempo y Carmen, cada vez m�s desorientada, falleci� poco despu�s.

La historia de Josep y Carmen resume la situaci�n de miles de ancianos en Barcelona, que forman el 22 por ciento del total de la poblaci�n en la capital catalana. Las estad�sticas advierten que por cada ni�o hay dos personas mayores, la mayor�a mujeres. Seg�n la Comunidad de Sant� Egidio, �uno de cada tres ancianos necesita ayuda en alguna de sus actividades de la vida diaria�, el 13,4 por ciento de los cuales son �totalmente dependientes�. Pero �s�lo entre el 3 y el 5 por ciento reciben asistencia p�blica domiciliaria�, alerta la coordinadora del informe Los ancianos en Barcelona de la entidad, Gemma Mu�oz.

Los trabajadores sociales pasan una media de cuatro horas semanales con los ancianos y en ning�n momento realizan �tareas sustitutivas�, sino que �supervisan y les ayudan en las tareas cotidianas, como hacer la compra y la higiene personal�. De hecho, la asistencia a domicilio es �una medida preventiva para el deterioro de las condiciones de los ancianos�, explica el portavoz de la Comunidad de Sant� Egidio, David Salas, que tambi�n recuerda que con este servicio se evita �la institucionalizaci�n� de los ancianos en las residencias para la Tercera Edad y �la sobre carga de las familias�.

En la actualidad, la Comunidad de Sant� Egidio en Barcelona atiende a 500 ancianos, �que s�lo piden compa��a y un poco de ayuda para poder vivir en su casa sus �ltimos a�os de vida�. El caso de Merc� es significativo: Sin apenas ganas de vivir acept� la compa��a de los voluntarios de la Comunidad de Sant� Egidio, que supuso un cambio en su visi�n de la vida. Su mayor terror era alejarse de su casa y al poco tiempo de ingresarla en una residencia falleci�. Desde la Comunidad de Sant� Egidio opinan que �la mejor soluci�n� para que los ancianos no abandonen su casa ni lleguen a esta situaci�n es �disfrutar de la asistencia p�blica domiciliaria� y �permitir que los ancianos se queden en su entorno�, por lo que reclaman a las administraciones auton�mica y local que aumenten los recursos.

En esta l�nea, David Salas advierte que �a la Administraci�n le cuesta menos atender a un anciano en su casa que en una residencia, ya que mientras que una plaza en una residencia cuesta 1.054 euros al mes, pagar cuatro horas semanales a una trabajadora social significa 176 euros�. Adem�s, s�lo el 12 por ciento de las personas mayores disponen de los recursos suficientes para contratar asistencia privada.

En Barcelona, unos 10.000 ancianos cobran 260 euros al mes en concepto de pensi�n no contributiva por jubilaci�n, cifra que llega a los 330 euros en el caso de las pensiones de viudedad; las pensiones contributivas por jubilaci�n alcanzan los 534 euros al mes. Muchos ancianos esperan �entre tres y seis meses� para recibir asistencia p�blica domiciliaria y, al ver que la situaci�n se agrava, deciden acceder a una plaza en una residencia. Pero el dinero no alcanza para pagar el centro, lo que deja a miles de ancianos sin ning�n tipo de asistencia.

Silvia Torralba