Aachen o Aquisgran, la ciudad de Carlomagno, encrucijada de Europa entre Alemania, B�lgica, Francia y Holanda ha sido elegida este a�o como sede de la 17� edici�n de los Encuentros de Oraci�n por la paz deHombres y Religiones, promovidos por la Comunidad de Sant�Egidio.
El lema del encuentro ha sido "Entre paz y guerra religiones y culturas dialogan". El lugar y el t�tulo no han sido casuales; en efecto, este nuevo encuentro que la Comunidad de Sant�Egidio promueve en distintas ciudades de Europa (y esperamos que en un futuro no lejano pueda realizarse en Am�rica latina) ha reunido de manera arm�nica un total de 520 representantes de las religiones mundiales -entre l�deres religiosos, intelectuales, hombres de cultura y periodistas provenientes de 58 pa�ses- para dialogar y vencer en la pr�ctica ese aire de pesimismo y des�nimo que se vive hoy en lo referente al ecumenismo y al di�logo interreligioso.
Durante la ceremonia de cierre del encuentro, en la plaza aleda�a a la Catedral, una plaza llena de alemanes que gritaban frieden (paz), junto a muchos inmigrantes de distintos pa�ses , "emblem�ticos embajadores" de un mensaje final, firmado (*) por los l�deres mundiales (entre los cuales me encontr� tambi�n yo), el profesor Andrea Riccardi, fundador de la Comunidad de Sant�Egidio y fact�tum del acontecimiento, dec�a: "El nombre de Dios ha hablado de unidad en estos d�as. Debe ser un punto de llegada para nosotros. Unidad quiere decir paz. Paz y unidad entre gente distinta, que permanece distinta, pero que se comprende en la misma mirada de Dios, en una visi�n de paz. Unidad quiere decir no dejar caer una parte del mundo en la miseria y en el abandono. Unidad quiere decir solidaridad y justicia... hemos escuchado tantas voces, distintas, pero no necesariamente en conflicto. Una sinfon�a de palabras y experiencias que muestran c�mo es posible vivir en paz, que muestran c�mo la paz es el mensaje profundo de las religiones. La planta debe crecer todav�a mucho, dar frutos mejores: trabajaremos sobre eso con el instrumento antiguo y muy actual del di�logo. No hemos terminado de so�ar. Es nuestra manera de construir un mundo mejor y m�s humano".
S�, el di�logo ha sido el leitmotiv de todo el encuentro; un di�logo llevado adelante en la franqueza de las diferencias, no un gen�rico y rom�ntico "abrazarnos", sino un dialogo que no oculta las dificultades y, justamente por esto, est� determinado a suavizar asperezas e incomprensiones, en el profundo respeto y escucha del otro. Ha sido, por ejemplo, el caso del di�logo entre la ortodoxia rusa y la Iglesia Cat�lica. Despu�s de los �ltimos a�os de fr�o ecum�nico, de rec�procas acusaciones, la presencia en Aachen del metropolita Kirill, ministro de Relaciones Exteriores del Patriarcado de Mosc�, ha sellado una inversi�n de tendencia. No s�lo su presencia en la ciudad alemana, sino las palabras comprometidas del respetable exponente ortodoxo sobre una agenda abierta para trabajar con el cardenal Walter Kasper, presidente de la Comisi�n de Ecumenismo de la Santa Sede, ha abierto un tiempo nuevo y alentador en estas tan complejas relaciones. Adem�s, Kirill se ha puesto del lado de la Iglesia Cat�lica contra una lectura laicista -y poco "memore" de las ra�ces cristianas- en la futura Carta Magna de Europa, que se ha elaborado recientemente y es de pr�xima aprobaci�n.
Y el di�logo ha sido una constante tambi�n en las palabras de intelectuales agn�sticos como Reg�s Debray, intelectual marxista de los a�os sesenta, amigo del Che Guevara, hoy hombre moderado y pensativo que, hablando del rol y de la funci�n de las religiones, ha usado el sugestivo termino de "subversi�n espiritual".
La riqueza de los encuentros oficiales y extraoficiales no pueden ser resumidos f�cilmente sin que se corra el riesgo de esquematizar y simplificar una complejidad que no se debe reducir. El mundo entero parec�a estar presente en Aquisgr�n hablando, dialogando, buscando respuestas y no f�ciles soluciones: de hecho se ha hablado de Africa, del drama de las guerras olvidadas, de las grandes enfermedades que afectan a millones de africanos, como el sida, aunque tambi�n se han comentado sue�os que hoy son ya realidades, como el mismo proyecto Dream , que Sant�Egidio ha impulsado en Mozambique y que est� difundiendo exitosamente en otros pa�ses africanos. Se ha hablado de la sabidur�a de los ancianos como la riqueza de una generaci�n que en tantas partes est� postergada, pero que encierra en s� misma la fuerza de la memoria y de la oraci�n: en definitiva, una propuesta clara para nuestras sociedades, muchas veces olvidadizas, consumistas y superficiales.
Se ha hablado acerca de los testimonios de los m�rtires cristianos contempor�neos; y alguien ha sugerido, en raz�n de la dificultad de ponerse de acuerdo para una �nica fecha com�n para la celebraci�n de la Pascua, realizar cada a�o una liturgia com�n, es decir en la misma fecha, para todos los cristianos, justamente en memoria de los m�rtires contempor�neos.
Fuera de la agenda de las mesas redondas no ha quedado el problema del agua y de la preservaci�n del ambiente natural. Y por �ltimo se ha reflexionado sobre el futuro de Am�rica latina, en una mesa redonda que ha reunido, junto a quien suscribe, al padre Jes�s Delgado, vicario de San Salvador y ex secretario del obispo m�rtir Monse�or Oscar Romero, a Francisco Whitaker, representante de Justicia y Paz de Brasil -especialmente enviado per el presidente Lula-, al cardenal Rubiano S�enz, arzobispo de Bogot�, y al embajador colombiano en la Santa Sede Guillermo Escobar. En este espacio hemos intentado delinear situaciones comunes, subrayar los obst�culos que hoy impiden un desarrollo justo y sustentable de nuestro continente. La violencia que se presenta en muchas formas, el deterioro de la educaci�n, la corrupci�n generalizada, el problema de la deuda externa, entre otros, han sido los ejes de mi intervenci�n. En el panorama del continente se ha insertado el problema de la b�squeda de la paz en una convulsionada Colombia, ahogada entre los secuestros y la guerrilla diaria, situaci�n comentada con un lenguaje magistral, al mejor estilo Garc�a M�rquez, por el embajador colombiano; pero tambi�n la alentadora construcci�n de una nueva ciudadan�a en el presente brasile�o y la visi�n de una sociedad pacificada, como la salvadore�a, so�ada por el obispo Romero. Muchos interrogantes han quedado en la mesa, mi visi�n, expres�, respecto de la situaci�n argentina es expectante, que se podr�a traducir en "esperando con esperanza".
Los encuentros anuales de Hombres y Religiones se caracterizan tambi�n por un intercambio de naturaleza cultural y religiosa sobre diversos temas de actualidad que tocan directamente el problema de la relaci�n entre las religiones y la paz. El momento de la oraci�n propiamente dicha, de hecho, se encuentra precedido por algunos d�as de intenso debate. En ellos se puede ver aplicado aquel "m�todo de Sant�Egidio" fundado sobre el di�logo entre los diversos en la b�squeda de motivos comunes de encuentro.
Sin confusi�n, pero tampoco con intolerancia y separaci�n, en la libertad del intercambio, cada uno puede redescubrir la ra�z de paz que est� arraigada en lo m�s profundo de cada credo religioso. Y esto ha contribuido a construir un clima de profunda amistad entre los participantes. De a�o a a�o, de hecho, los hombres de religi�n que tomaban parte asiduamente en estos encuentros han constituido un grupo de personas amigas que, a pesar de las diferencias, se han prefijado un objetivo com�n: testimoniar el deseo de paz de las religiones.
As� musulmanes, jud�os, budistas, hinduistas, cristianos de cada confesi�n, divididos en muchas otras cuestiones, se reencuentran cada a�o expresando una aut�ntica voluntad de paz.
En la ceremonia final, luego de un momento de oraci�n sin sincretismos, la imagen de los candelabros iluminados por los distintos representantes religiosos sellan un recuerdo imborrable de Aachen, un momento paradis�aco, que no quiere ser �nico, sino que necesita de hombres y mujeres artesanos de paz, como los de Sant�Egidio, que lo lleven a la vida diaria de tantos creyentes.
Quiero finalizar �stas, mis reflexiones, recordando las palabras del obispo de Aachen, Mussinghoff, anfitri�n amable del evento, que comparto en lo profundo del coraz�n:
"Dios no es cat�lico. Dios no es evang�lico. Dios no es ortodoxo. Dios no es jud�o. Dios no es musulm�n. Dios no es tampoco cristiano. Dios no es budista. Dios es Dios, padre de todos los hombres. Dios quiere que todos los hombres sean salvados. Dios se preocupa de todos los hombres. Dios es Dios para todos. Es nuestro padre."
(*) El texto del llamamiento final de Aachen se puede firmar on line, entrando en el sitio de la Comunidad de Sant� Egidio: www.santegidio.org . El autor es obispo de Mor�n y presidente de la Comisi�n Episcopal de Ecumenismo y para el Di�logo con otras religiones de la conferencia Episcopal Argentina
Mons. Justo Oscar Laguna
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