Comunità di S.Egidio


 

25/12/2003


Invitaci�n a la piedad
Andrea Riccardi es el fundador de la Comunidad de San Egidio, con sede en Roma. Es colaborador habitual de �La Vanguardia� y profesor de universidad, �mbito en el que empez� a desarrollarse la comunidad. La atenci�n a los pobres es tal vez uno de los aspectos m�s caracter�sticos de esta asociaci�n de voluntariado, que en ocasiones act�a adem�s como foro paralelo para la resoluci�n de conflictos internacionales.

 

Navidad es la gran fiesta de nuestro Occidente. En torno al mensaje religioso inicial de la Navidad se han acumulado numerosos significados: fiesta de la familia, momento de alegr�a, descanso, feria de regalos, momento de buenos deseos, fiesta de los ni�os... Desde Navidad hasta A�o Nuevo se ha creado un periodo de fiesta y de descanso que, despu�s de unos meses de las vacaciones veraniegas, es un momento para desconectar y tomar aliento. La tradici�n navide�a ya tiende a globalizarse en tierras de otras culturas, llevando consigo algo de su fervor y de sus s�mbolos t�picos. Esto de la fiesta y de la globalizaci�n resulta algo extra�o pues d�nde acaece no se sabe explicar su origen ni su mensaje. Es como la fiesta de San Valent�n, patr�n de los enamorados, antiguo m�rtir de Terni, que ahora ya es popular incluso en Jap�n. Pero la Navidad est� m�s enraizada y es m�s popular.

En torno a la fiesta de Navidad se ve la ra�z cristiana t�pica de la cultura europea, aunque se haya secularizado con el tiempo. Navidad es la expresi�n latina que recuerda la �Natividad de Jes�s�. En el calendario cristiano es una fiesta menos importante que la Pascua, memoria de la resurrecci�n de Jes�s, misterio central de la fe cristiana. No obstante, excepto en alguna regi�n, la Navidad es mucho m�s importante que la Pascua que se limita, en general, a una efem�ride religiosa (y tal vez ocasi�n de un descanso menos prolongado). En realidad, hasta el siglo IV, los cristianos no celebraban la Navidad: la Epifan�a, el 6 de enero, era la fiesta que recordaba el bautismo de Jes�s en el Jord�n y tambi�n su nacimiento.

El origen de la Navidad no es cristiano. Los estudiosos nos recuerdan c�mo la Navidad se hizo coincidir con una antigua fiesta pagana, la del solsticio de invierno. El 25, d�a del �Sol invictus�, se encend�an fuegos y se celebraba el Sol. Diversos motivos contribuyeron a esta decisi�n, entre ellos la voluntad del emperador Constantino de armonizar el culto cristiano con el solar. Pero sobre todo la Iglesia de Roma quer�a afirmar el valor de la encarnaci�n de Jes�s y tambi�n frenar el culto al sol. Se conmemoraba a Cristo, �luz del mundo�, en el periodo m�s oscuro del a�o. Desde Roma, la fiesta se extendi� lentamente de Occidente a Oriente. Pero aqu� se registraron resistencias a esta fiesta de origen romano. Hoy d�a celebran la Navidad el 25 de diciembre, adem�s de los cat�licos y los protestantes, los ortodoxos, pero no todos (los griegos pero no los rusos, los serbios, Jerusal�n, los coptos de Egipto, los sir�acos y los et�opes). Navidad es la fiesta cristiana m�s popular del mundo celebrada, por creyentes y no creyentes.

La Navidad tiene sus s�mbolos: el �rbol a menudo adornado con luces, y el bel�n. En general se dice que este �ltimo es un s�mbolo religioso, mientras el primero ser�a de origen pagano. Aunque no se puede negar que el culto a los �rboles era una realidad precristiana, en realidad tambi�n el �rbol de Navidad es un s�mbolo cristiano. Lo ha escrito el te�logo protestante Oscar Cullmann, el cual recuerda que el solsticio se celebraba, desde la edad media, con ramos y coronas. Parece que el origen del �rbol de Navidad se halla en Estrasburgo. El �rbol est� presente en las sagradas representaciones medievales, particularmente en las del para�so perdido. Se sabe que en el siglo XVII exist�a ya un �rbol de Navidad del que se colgaban manzanas y hostias, s�mbolo de la ca�da y de la redenci�n, memoria del �rbol del para�so terrenal. En los antiguos calendarios, el 24 de diciembre, se recordaba a Ad�n y Eva. El �rbol empez� as� su marcha triunfal desde las iglesias a los lugares p�blicos y a las casas. Pronto lo adornaron con luces. La pr�ctica se impuso en el norte de Europa, en Inglaterra y despu�s, en la segunda mitad del siglo XIX en Am�rica y en el resto de Europa. El primer �rbol navide�o de Par�s data del 1840; fue un deseo de una princesa de origen alem�n.

Hoy d�a el �rbol de Navidad sobresale incluso por encima de la columnata de Bernini en la plaza de San Pedro de Roma.

La tradici�n del pesebre (tambi�n vinculada con las representaciones medievales) tiene su origen en la idea de Francisco de As�s, hace 780 a�os, en el pueblo de Greccio. El santo quiso representar de modo realista al ni�o Jes�s, pobre, en medio de los hombres. Es una referencia al misterio cristiano de un Dios que se hace peque�o y d�bil. Es una invitaci�n a la piedad para con los peque�os.

Es un modo de materializar la narraci�n del nacimiento de Jes�s en Bel�n, que se halla en el Evangelio de Lucas (y en forma reducida en el de Mateo). Aqu� se recuerda, entre otras cosas, que su madre lo acun� en un pesebre porque no hab�a lugar para ellos en la posada. La Navidad se presenta con este no querer acoger a Jes�s en la ciudad de los hombres. As�, la fe se convierte en acogimiento. Y en Navidad, se desarrolla una particular atenci�n hacia los pobres.

Todo esto ilustra el largo recorrido de la fiesta de Navidad en la civilizaci�n europea, los significados, s�mbolos y mensajes que se han agrupado en torno al 25 de diciembre. Se ha discutido recientemente sobre los valores cristianos en la Constituci�n europea. Pues bien, la Navidad, fiesta para los creyentes y para los no creyentes, habla de un antiguo mensaje cristiano, que para una parte de los europeos sigue siendo actual. Es un memorial de la fe. Pero, para los que no creen, sigue siendo una invitaci�n a la piedad. Ante la Navidad, a la imagen pobre y d�bil del Ni�o, vuelve a la mente la Biblia cuando se pregunta qui�n osar� despreciar un d�a de comienzo tan modesto.

Andrea Riccardi