Comunità di S.Egidio


 

11/04/2004

Un mes despu�s del atentado
Atocha, epicentro solidario
La castigada estaci�n ferroviaria madrile�a se convierte en el fin de un peregrinaje espont�neo que acometen miles de personas

 

Un mes despu�s de los atentados del 11 de marzo, Madrid ha salido de la conmoci�n colectiva y retoma el pulso de su actividad sin olvidar a las v�ctimas. Ayer, la estaci�n de Atocha se convirti� en el epicentro de los homenajes organizados, pero tambi�n en el de los espont�neos. Miles de personas acudieron para continuar poniendo velas rojas en lo que ya es un muro interminable que bordea todo el recinto.

�He venido desde Barcelona a Atocha s�lo para verlo. Cuando he visto este vest�bulo lleno de velas me he dado cuenta de lo terrible que ha tenido que ser para los madrile�os�, dice Alberto.

Laura ha llegado a Atocha despu�s de recorrer El Pozo y Santa Eugenia. Asegura que hacer el recorrido que tanto dolor ha causado a miles de personas le �recarga� de energ�a. �Me apetec�a hacerlo para coger energ�as y poder sobrellevar este p�nico y este caos�, comenta.

A las seis de la tarde, unas quinientas personas se aglutinan en los aparcamientos de la estaci�n. Se trata de una concentraci�n organizada por la comunidad de Sant Egidio, una asociaci�n internacional p�blica de laicos que cuenta con m�s de 60.000 miembros en 60 pa�ses.

Llega el Imam

Estaba previsto que acudieran el alcalde y la presidenta de la Comunidad, Alberto Ruiz Gallard�n y Esperanza Aguirre, pero no est�n. S� ha acudido el Im�n de la Mezquita del Centro Isl�mico de Madrid, que participa en el acto junto a familiares de las v�ctimas y un representante de la Comunidad de Sant Egidio.

Es un acto de conciliaci�n entre las religiones y concluye con un intercambio de abrazos entre los asistentes. Lo m�s espeluznante, un minuto de silencio y escuchar el nombre de todos los fallecidos en los atentados con la m�sica de fondo del Adagio de Albinoni.

Despu�s, siguen los paseos leyendo carteles y encendiendo velas por la estaci�n. Siempre hay alguien llorando en Atocha.

�Es muy fuerte. Esto es una monstruosidad que no podemos olvidar�, explica Luc�a. Ha venido con su madre, que es mayor y apenas sale de casa pero ha querido ver Atocha con sus propios ojos. La estaci�n impresiona.

Menos efecto que el 11-S

Mientras Atocha se ha convertido en un monumento inmenso para el recuerdo, Madrid recupera la normalidad. En la propia estaci�n un bando del alcalde invita a ello: �Que el miedo no invada la convivencia y Madrid siga siendo una sociedad abierta�, dice. Los madrile�os y el mundo se est�n empe�ando en ello. Las cifras de turismo de la Semana Santa a�n no est�n disponibles, pero en el sector apuntan a que las reservas canceladas han sido un veinte por ciento, un volumen importante pero, desde luego, muy inferior a las que provoc� en su d�a el 11-S en Nueva York.

Paloma Abej�n