Comunità di S.Egidio


 

22/09/2004


Religiones y culturas hacia un nuevo humanismo

 

La plaza del Duomo, en Mil�n, se convirti�, el martes 7 de este mes, en un sitio en el que muchos buscadores de paz, provenientes de 60 pa�ses del mundo, se han dado cita para repetir con nuevo fervor aquella liturgia multirreligiosa que, desde hace 18 a�os, la Comunidad de Sant�Egidio lleva adelante, manteniendo vivo el esp�ritu de As�s.

�Religiones y culturas: la valent�a de un nuevo humanismo.� Este ha sido el lema del nuevo encuentro interreligioso por la paz. En �l, la historia del mundo, con sus dolores y sus sufrimientos, se reflej� con fuerza en los testimonios conmovedores de los participantes. Tal sentido tuvo la intervenci�n del obispo ortodoxo de Osetia del Norte, Feofan, que en la asamblea inaugural describi� la masacre de los ni�os de Beslan, ciudad que forma parte de su eparqu�a. Su testimonio sobre estos ni�os �que el ha sostenido, heridos, en sus brazos� fue desgarrador.

De la misma jornada inaugural, quiero destacar la presencia del rabino jefe de Israel, el asquenaz� Yona Metzger. Entre otras cosas, propuso a Jerusal�n como futura sede de una asamblea mundial de las religiones. Tambi�n la presencia isl�mica ha sido de alto nivel, con Ibrahim Ezzedine, consejero presidencial de los Emiratos Arabes Unidos, y Ahmad Al-Tayyib, rector de la universidad Al-Azahar, de Egipto, unas de las m�s prestigiosas del mundo �rabe. La condena del terrorismo ha sido un�nime y, por parte del mundo isl�mico, se ha insistido �como lo hizo el presidente de Senegal, el musulm�n Abdoulay Wade� en que �el di�logo es fundamental�. Al respecto, �l ha lanzado un encuentro de di�logo isl�mico-cristiano para todos los pa�ses africanos, que se realizar� en noviembre de 2005, precisamente en Dakar.

El profesor Andrea Riccardi, en un vibrante discurso, ha sintetizado el significado del encuentro: �El tejido humano de este mundo, desgarrado en muchas de sus partes, requiere la paciencia del di�logo y del encuentro. Mil�n ha sido un paso importante, premisa para otros encuentros en distintos lugares del mundo�. El cardenal Dionigi Tettamanzi, arzobispo de Mil�n y anfitri�n del encuentro, junto a la Comunidad, manifest�: �A todos nosotros hoy se nos ha pedido una nueva asunci�n de responsabilidad. Sin ingenuidad alguna, con la fuerza de la raz�n y animados por una fe genuina, tenemos el compromiso de construir un nuevo humanismo, fundado en la dignidad sagrada e inviolable de cada persona�. Tambi�n este a�o �como en 2003 en Aquisgr�n (Alemania)� se han desarrollado 36 mesas redondas, sobre temas como la relaci�n entre Europa y Africa, la abolici�n de la pena de muerte, una cita para un nuevo humanismo, la fragilidad de la democracia, la herencia de los m�rtires, testimonios para nuestro tiempo, la civilizaci�n de la convivencia, las migraciones y el pedido de un nuevo humanismo, s�lo para nombrar algunas. Quisiera recordar, entre otras, la mesa redonda �Desarmar el terror: un papel para los creyentes�, con la participaci�n del cardenal Walter Kasper, presidente del Pontificio Consejo para la Promoci�n de la Unidad de los Cristianos, que hace poco estuvo con nosotros en Buenos Aires para el enlace mundial de jud�os y cat�licos. Rescato, entre sus reflexiones, �sta: �Las religiones tienen que despertarse y activar sus propios recursos espirituales de resistencia a la violencia terrorista. Tal toma de distancia clara y p�blica del terrorismo se puede conquistar s�lo a trav�s de la afirmaci�n de la actitud fundamental de toda religi�n, o sea, el profundo respeto. Esto significa tanto la revisi�n autocr�tica de su propia historia como la predicaci�n, no del odio, sino de la tolerancia y del respeto por las convicciones ajenas, as� como la condena consecuente de toda forma de violencia�.

Pero Mil�n ha significado tambi�n tocar con la mano el ecumenismo y el di�logo interreligioso del pueblo. Quiero decir que la arquidi�cesis de Mil�n, con el cardenal Tettamanzi a su cabeza, ha promovido, mediante m�s de veinte encuentros en parroquias y decanatos, la posibilidad, para los muchos l�deres religiosos que acudieron, de entrar en contacto directo con la gente. Tal ha sido tambi�n mi experiencia cuando, cerca de Mil�n, particip� en una mesa redonda sobre el di�logo judeocristiano, junto al rabino de Trieste y a una representante de la Liga Antidifamaci�n. La gente, recibida en un monasterio de padres benedictinos, colmaba el sal�n y segu�a los debates con mucho inter�s y participaci�n. Se pod�a tocar, concretamente, este di�logo de la vida.

En la ceremonia conclusiva, como es tradici�n del Encuentro, se ha le�do el mensaje del Papa a los participantes. El Santo Padre relacion� las iniciativas de oraci�n por la paz de la Comunidad de Sant�Egidio con su intuici�n inicial de As�s, en el ya lejano 1986: �Para m� es motivo de gran alegr�a y de consuelo ver c�mo la peregrinaci�n de paz, que yo mismo empec� en As�s, en octubre de 1986, no se ha detenido, sino que contin�a y crece, tanto en el n�mero de participantes como en los frutos�. En el final del encuentro lleg� la noticia de que se hab�a otorgado a la Comunidad de Sant�Egidio el Premio Balzan por la Paz y la Fraternidad entre los Pueblos, por el proyecto Dream, de lucha contra el sida en Africa. Este premio hab�a sido entregado anteriormente, entre otros, al papa Juan XXIII y a la madre Teresa de Calcuta.

En una plaza del Duomo con 20.000 personas, ha resonado fuerte, por parte de los l�deres religiosos, el no a la violencia, al terrorismo y a nuevas formas de genocidio. Particularmente conmovedor ha sido el testimonio del joven Celestin, de Ruanda, que relat� el drama y el horror de aquel holocausto africano ocurrido hace solamente diez a�os.

Al regresar de Mil�n, tengo claro el compromiso de afianzar este nuevo humanismo, que para nosotros, los cristianos, tiene el rostro del Evangelio y de la paz del Se�or Jes�s.

Mons. Justo Oscar Laguna