Comunità di S.Egidio


 

30/12/2004

LAS FIESTAS: SETECIENTAS PERSONAS RECIBIERON AYER COMIDA EN VARIOS TEMPLOS
Almuerzo navide�o para "sin techo" en una iglesia porte�a
Clar�n estuvo ayer en la Iglesia del Carmen, donde 300 personas sin casa compartieron una mesa en la que no falt� nada. Tambi�n hubo regalos. Testimonios de gente que pudo reencauzar su vida.

 

Como en familia, con una mesa limpia tendida en la Iglesia del Carmen, una comida sabrosa, ensalada de frutas, pan dulce, turrones y regalos. As� festejaron ayer la Navidad 300 mujeres, hombres y chicos que no tienen casa o viven en lugares precarios y que se reunieron en el templo de Rodr�guez Pe�a y Paraguay.

Sant'Egidio, la organizaci�n cat�lica que en 1982 inaugur� estos almuerzos de Navidad en Roma, tambi�n reuni� ayer a otras 700 personas en comidas navide�as realizadas en los templos de la Merced, Reconquista y Per�n, y de San Pedro, en La Boca. Otros encuentros similares tambi�n se realizaron en Laferrere, Salta y Mendoza.

Un ambiente de alegr�a serena se filtr� entre los bancos y reclinatorios sobre los que pusieron tablones los voluntarios del Grupo San Francisco de As�s y de la comunidad Sant'Egidio

"Son nuestros amigos; no les decimos pobres, gente sin hogar o desocupados que viven precariamente en hoteles, pensiones y espacios p�blicos", dijo a Clar�n la voluntaria Marcia Cariola.

Los turistas alemanes Elisabeth y Gregor Wilczek, que paseaban por Recoleta, se emocionaron al encontrar la gente reunida para comer y pidieron permiso para recorrer las mesas. Les sorprendi� que los cat�licos hubieran adaptado el templo del Carmen para que comieran los m�s necesitados y despu�s le pidieron a la organizadora, Mercedes Ferrini, que aceptara una donaci�n.

"Para nosotros es tan emocionante como la cena de Navidad, porque tambi�n estamos en familia", contaron Hern�n y M�nica Alonso, de 53 y 54 a�os, que vinieron a ayudar con sus hijos Ver�nica (23), Fernando (21) y Magdalena (19). Apenas tuvieron tiempo de probar bocado junto a una treintena de voluntarios, antes de pasar a buscar a la abuela Marina, de 86 a�os, y reunirse a tomar el t� con Santiago (24), el hijo mayor que falt� porque colabor� en otro almuerzo parroquial en San Isidro.

"Una cosa es contarlo y otra vivirlo: es muy duro sobrevivir en la calle", cont� Jos� Dom�nguez, de 67 a�os, un ex soldador de la Peugeot, desocupado, que se convirti� en sin techo. "Dios quiso que llegara ac� y me ayudaron a tener la dignidad de un techo y a trabajar en pintura", dijo Jos� mientras recorr�a la nave central llevando platos de comida. A su lado, Francisco Zorzoli (58), asegura que "el hambre aniquila el futuro, pero llegu� aqu� aunque no soy creyente. Por eso el p�rroco Ricardo Larken me dice que no soy cat�lico, gracias a Dios".

Como Zorzoli �a quien Ferrini le dice "recuperado" porque volvi� a trabajar y sali� de la calle�, la voluntaria Bel�n Colo Esperante, de 18 a�os, tambi�n confiesa que no cree en Dios pero decidi� colaborar igual. "M�s all� del sentimiento religioso, la finalidad es otra; la gente te da tanto amor y gratitud, que no es un esfuerzo", dijo mientras serv�a las mesas.

Las porciones de pollo y ensalada, adem�s de las confituras, fueron donados por la gente de la parroquia, mientras que el restaurante Filo don� 250 platos de pasta, como lo viene haciendo desde hace tres a�os y que en esta fiesta fueron para los necesitados de La Boca. "Es un buen regalo en el cumplea�os de Jes�s", dijo el p�rroco Larken, atareado con el equipo de m�sica que llen� la iglesia de villancicos y otras canciones navide�as.

En otra de las mesas, rodeada por sus 8 hijos, Patricia Alegre dijo que vino a celebrar porque participa de los talleres donde fabrican toallas y repasadores que venden en ferias semanales. Para el misionero Juan Caballero (41) y su esposa Mar�a Cristina (36) fue la oportunidad de salir un rato del hotel en el que viven, en medio de una semana en la que s�lo encontr� changas y nada para su oficio de apicultor, que aprendi� en el INTA de La Plata. "Nuestra esperanza es trabajo y una casa propia", dijeron los Caballero brindando muy cerca del altar y del pesebre, junto a Juan Gabriel, su beb� de 9 meses, y sus dem�s hijos, Roc�o, Lucas, David y Germ�n, de entre 4 y 13 a�os.

Rolando Mas, otro de los comensales que dej� de vivir en la calle, dijo que "a los 53 a�os, lo bueno es que recuper� la familia, de la que me hab�a distanciado, encontr� trabajo y tengo un techo para vivir dignamente". Con su ropa a cuestas, decenas de sin techo apuraron su comida con alegr�a, pero inquietos por saber d�nde pasar�an la noche. Ferrini dice que "la meta es hacer recuperaci�n, no asistencialismo".

Patricio Downes