|
18/08/2005 |
|
|
|
Vic.- Bajo el lema �El sol s�, solos no�- que tiene la pretensi�n de convertirse en un estilo de vida: el placer del descanso para todos, tambi�n para los ancianos- , la Comunidad de San Egidio convoc� el 24 de julio una jornada festiva en Vic para manifestar su cercan�a a los ancianos y el compromiso solidario durante el verano de no dejarlos solos. M�s de 400 personas procedentes de diversos lugares de Catalu�a (los amigos de Viva los Ancianos, procedentes de una estancia de una estancia de vacaciones en Solsona; casi un centenar de ni�os del Pa�s del Arco Iris que iniciaban las colonias en Berga...) hicieron posible una jornada festiva de amistad. Una familia sin lazos de sangre, pero con el v�nculo profundo de una vida fraterna, tejida de preocupaci�n mutua, de inter�s por todo el mundo, pero sobre todo de los m�s d�biles. En la catedral de Vic se celebr� la liturgia eucar�stica presidida por Mons. Rom� Casanova, obispo de Vic. Nadie ahorr� esfuerzos a la hora de acoger con simpat�a y generosidad �un mosaico de ni�os, j�venes, familias, ancianos...� que llen� la catedral junto con muchos vicenses. ��El sol s�, pero solos no�. �sta comuni�n que expresamos con estas palabras se manifiestan de manera plena en la celebraci�n eucar�stica que estamos celebrando�, recordaba en la homil�a el prelado. Los cantos y el aplauso final sirvieron para exteriorizar el gozo y la singularidad del momento. Juntos se vive mejor. Ventura, un anciano que vive en una residencia en el barrio de Sarri�, recodaba: �Estos d�as de vacaciones he aprendido a vivir mejor. No me imaginaba poder decirlo a los 90 a�os. He aprendido a vivir sin mirarme al ombligo, a vivir con personas que miran a los dem�s.� Tambi�n hubo una mirada para todos los amigos de la comunidad de San Egidio de toda Europa que participan en el verano de solidaridad en Albania y en diversos pa�ses de �frica donde se desarrolla el programa DREAM, de lucha contra el sida. Para m�s informaci�n www.santegidio.org. Haga fr�o o haga calor se vive la amistad con todo el mundo, sobre todo con los d�biles y pobres. Tanto en el fr�o del invierno como en el calor intensa del verano, la amistad se convierte en la verdadera compa��a que vence la solidaridad y la lejan�a.
Montserrat Vilaseca
|