Fue como un gran pesebre viviente en el interior de tres iglesias, donde muchos descubrieron el sentido m�s noble y trascendente de la Navidad: compartir, celebrar la vida con el otro y llenar los vac�os con amor, alimentos y sobre todo alegr�a.
El Ni�o Jes�s estuvo representado por el agradecimiento y el j�bilo de cada una de las 600 personas despose�das, entre ancianos, familias sin techo, madres solteras, chicos de la calle y gente sola que, reunida en las iglesias del Carmen, San Pedro y De la Merced, fueron agasajadas con un almuerzo navide�o por los voluntarios de la Comunidad de San Egidio, una entidad de laicos nacida en Roma en 1968, presente en m�s de 50 pa�ses y dedicada a predicar la Palabra de Dios a trav�s de experiencias comunitarias.
Por noveno a�o consecutivo, las iglesias se poblaron de tablones largos que sirvieron de mesas, decoradas con mu�rdago, pi�as y motivos navide�os; se usaron los mismos bancos de los templos para sentar a los invitados y m�s de 200 voluntarios de todas las edades acompa�aron y les sirvieron el almuerzo de Navidad a gente con ojos amables y gesto agradecido.
"Siempre el temor es que la comida no va a alcanzar. Pero ac� fue como en la multiplicaci�n de los panes: todos pudieron saciarse gracias a la solidaridad de much�sima gente que nos trajo alimentos, pollos cocidos y arroz primavera, ensalada de frutas, turrones, panes dulces, postres, gaseosas y sidra", cuenta Marcia Cariola, una voluntaria de 34 a�os que en la iglesia Del Carmen se desvivi� por atender a sus "invitados de honor".
"Ac� la gente sola y necesitada se sinti� recibida y acompa�ada. Fuimos como una gran familia que, en un clima de gran calidez y acompa�amiento, pudo vivir el verdadero esp�ritu navide�o: recibir a los m�s necesitados como si ellos fueran el Ni�o Jes�s", agrega esta trabajadora social que ayer a las 9 ya estaba en la iglesia organizando el convite.
Final feliz
Mientras un grupo emplazaba los centros de mesa, especialmente preparados para la ocasi�n, otros envolv�an regalos y pon�an el nombre de los destinatarios en las tarjetas. El grupo de voluntarios m�s numeroso ayud� a recibir y distribuir los alimentos: tomates rellenos, salpic�n de ave y arroz primavera para la entrada y primer plato. De postre, ensalada de fruta, seguida por una mesa de dulces con turrones, confites y pan dulce. Algunos hasta se disfrazaron de Pap� Noel para el momento de los regalos: juguetes para los m�s chicos y elementos de tocador para los m�s grandes.
A las 14, cuando todo estuvo listo, los invitados se sentaron a la mesa y comenz� la fiesta, coronada con la entrega de regalos personalizados, cantos y villancicos y un pesebre viviente que compusieron chicos de Barracas y de la Villa 21.
"Siento que esto fue el final feliz de la labor de todo un a�o, cuando los martes nos reunimos en la iglesia y salimos a repartir por distintos barrios guisos para la gente necesitada", cuenta Jorge Guevara, un empresario de 68 a�os, miembro de San Egidio, que desde hace un a�o y medio colabora con los m�s necesitados.
"Muy fuerte y movilizante", dice Jorge del almuerzo navide�o, y destaca que la experiencia religiosa m�s trascendente para �l se vive siempre en comunidad. "Yo estoy m�s acostumbrado a comer en Puerto Madero que en una iglesia con gente pobre, pero te aseguro que viv� esta experiencia de una manera mucho m�s aut�ntica y edificante. Estoy muerto de cansado, pero feliz", desliza, y revela que fue su mujer no creyente quien le ayud� a cocinar los 14 kilos de arroz primavera que ayer sirvi� a sus "hermanos".
Marco Gallo, historiador romano de 50 a�os, con 15 de residencia en Buenos Aires y miembro de San Egidio desde la adolescencia, sintetiz� la experiencia en estos t�rminos: "Ante la necesidad, me doy cuenta de que prevalece lo m�s puro y noble de la gente, que es ver en el otro el rostro de Cristo. Ac� los voluntarios vinieron primero a ofrecer su ayuda y al irse no tuvieron otras palabras que las del agradecimiento porque fue una vivencia realmente transformadora".
Tambi�n en Roma
ROMA (EFE).- Varios cardenales y el alcalde de Roma, Walter Veltroni, compartieron ayer un almuerzo de Navidad con unas 500 personas pobres y sin techo en la imponente bas�lica de Santa Mar�a en Trast�vere, servidos por j�venes voluntarios. Fue una de las 32 comidas que se sirvieron ayer en esta ciudad y que llegaron a unas 9000 personas, organizadas por la Comunidad de San Egidio
|