Comunità di S.Egidio


 

08/07/2006

ENTREVISTA a Andrea Riccardi, fundador y ex presidente de la Comunidad de San Egidio
"Hay quien describi� a Ratzinger como martillo de disidentes, pero ha resultado ser amable y cordial"

 

Andrea Riccardi, fundador de la Comunidad de San Egidio y profesor de Historia Contempor�nea en la Tercera Universidad de Roma, ofrece en esta entrevista una radiograf�a del nuevo pontificado de Benedicto XVI. Riccardi es tambi�n editorialista del Osservatore Romano.

- Cuando se supo que Ratzinger iba a llamarse Benedicto, algunos pensaron que ten�a en mente a Benedicto XV, el Papa que en 1917 lanz� un angustiado llamamiento para que se pusiera fin a la "matanza in�til". Otros pensaron en san Benedicto de Norcia, fundador de la gran orden mon�stica que lleva su nombre. �Qui�n ten�a raz�n?

- Tanto los unos como los otros. Un d�a antes de la muerte de Juan Pablo II, el cardenal Ratzinger dio una importante conferencia en Subiaco, un texto en el que esboz� su visi�n del cristianismo. Entre otras cosas, dijo: "Necesitamos hombres que tengan la mirada puesta en Dios para que aprendan as� la verdadera humanidad". En la elecci�n del nombre existe seguramente la referencia a Benedicto de Norcia.

- �Y Benedicto XV?

- Tambi�n es pertinente a �l. Benedicto XV fue el gran Papa de Europa, a la que llamaba "el jard�n del mundo"; fue el Papa que cre�a en Europa, a pesar de verla consumirse en una "matanza in�til".

- Ese famoso texto conten�a tambi�n lo que muchos consideran uno de los primeros llamamientos a la unificaci�n pol�tica de Europa y a la creaci�n de un orden de paz mundial.

- No s�lo eso. Benedicto XV fue tambi�n el Papa de la proyecci�n extraeuropea del cristianismo, el de las misiones, el Papa que separa las misiones del colonialismo y de la cultura occidental, el que pide a los misioneros que no se conviertan en veh�culos del expansionismo colonial; de ah� nace tambi�n la Iglesia china. En una palabra, fue el Papa que en una carta al sult�n conden� la matanza de los armenios. Encontr� una nota de la Secretar�a de Estado dirigida al Papa asegurando que se habr�a empleado a fondo para salvar a los armenios cat�licos. Benedicto XV borr� con su propia mano el adjetivo "cat�licos". Quiso decir "todos los armenios". La figura del Papa Benedicto es bien conocida por el cardenal Ratzinger.

- �Ejerci� P�o XII alguna influencia en la formaci�n de Ratzinger?

- Pacelli fue muy popular en Alemania. P�o XII es, para muchos, la encarnaci�n del catolicismo preconciliar. Yo no estoy muy convencido, creo que es un personaje en el que se refleja la grandeza, pero tambi�n la crisis de la Iglesia del siglo XX, el siglo m�s secularizado de la historia, cuando la Iglesia pierde o corre el riesgo de perder porciones importantes de su realidad, adem�s de importantes sectores de Occidente, el catolicismo polaco, h�ngaro, ucraniano, y tambi�n los cat�licos chinos; nunca se hab�a producido semejante amputaci�n en la Iglesia cat�lica. P�o XII vive esa realidad.

- �Y si nos adentramos m�s en el pasado?

- Debemos recordar que el joven te�logo b�varo se nutr�a de estudios sobre la patr�stica y los franciscanos. Puede decirse que era un reformador en el sentido que miraba el coraz�n de la experiencia cristiana. Lo digo bas�ndome en el hecho de que Benedicto XVI es el primer Papa cuyo pensamiento teol�gico conocemos bien, incluso conocemos la interpretaci�n de su propia vida. Le cito un pasaje de uno de sus libros entrevista, Il sale della terra (la sal de la tierra), en conversaci�n con Peter Seewald; en �l se refiere al concilio Vaticano II con estas palabras: "Mi objetivo fundamental, especialmente durante el concilio, ha sido siempre el de liberar de incrustaciones el verdadero n�cleo de la fe para devolverle energ�a y dinamismo. Este impulso es la verdadera constante de mi vida".

- H�bleme de su relaci�n con el concilio, en el que estuvo presente como perito conciliar. Su primer mensaje como Papa, el 20 de abril del 2005, fue una exaltaci�n del concilio, definido, en palabras de Juan Pablo II, como "la br�jula con la que orientarse en el vasto oc�ano del Tercer Milenio".

- Ratzinger no concibe el concilio como una especie de Mayo de 1968 de la Iglesia, como han cre�do otros. Para �l no es una revoluci�n, sino una profundizaci�n de la tradici�n y un relanzamiento de la Iglesia hacia el futuro. En la alocuci�n de apertura del concilio, Juan XXIII dijo que la Iglesia deb�a reexaminar el revestimiento doctrinal para que la fe fuese m�s comunicable en la �poca actual. Es un discurso que gust� mucho al joven te�logo b�varo. Y Ratzinger sigue siendo no un posconciliar, sino un conciliar. O� a Juan Pablo II definir a Ratzinger (el Papa dec�a, "mi amigo Ratzinger") como "el �ltimo gran te�logo del concilio". Ratzinger es una personalidad rica y compleja. Pero cabe destacar que �l se refiere siempre a Juan Pablo II como su gran predecesor. Y Juan Pablo II da una interpretaci�n muy creativa del concilio.

- �Es correcta la impresi�n de que Ratzinger es menos autocr�tico que Wojtyla al juzgar la larga historia de la Iglesia?

- Es bien sabido que Wojtyla se refiri� sin miedo a la enorme importancia del ser cristianos.

Al orgullo de la fe, como dijo en cierta ocasi�n el cardenal Martini. Sin embargo, tambi�n pidi� perd�n. Empleaba de buen grado la expresi�n "Perdonemos y pidamos perd�n". Ratzinger se hizo part�cipe de la petici�n de perd�n de Wojtyla. Ser�a reduccionista convertirlo en un defensor de oficio de la historia de la Iglesia. En Subiaco, por ejemplo, dijo: "El testimonio negativo de los cristianos que hablaban de Dios y viv�an en contra de �l ha ensombrecido la imagen de Dios y abierto la puerta a la incredulidad". Son palabras fuertes.

- Entre el Papa Wojtyla y el Papa Ratzinger, �cambia algo en las relaciones con las otras confesiones cristianas?

- No veo diferencia entre los dos papas, salvo quiz� en la relaci�n con la Iglesia ortodoxa. Para los ortodoxos rusos Wojtyla era, por encima de todo, polaco y por ello lo ve�an como un antagonista. Ratzinger es europeo occidental. Existe cierta diferencia no s�lo en la manera en que los ortodoxos ven al Papa, sino en la manera en que el Papa ve a los ortodoxos. Y Wojtyla era un hombre de una naturaleza muy geogr�fica. Actualmente el camino de las relaciones con la Iglesia ortodoxa es quiz� m�s f�cil. En la relaci�n con el mundo protestante no veo diferencias. Wojtyla dec�a: "Con los ortodoxos estamos muy cercanos teol�gicamente, pero no psicol�gicamente, con los protestantes ocurre lo contrario". Creo que esto tambi�n puede valer en el caso de Ratzinger. El Papa, como ha dicho, est� convencido de que es preciso entenderse y no pelearse.

- �Y la relaci�n con el juda�smo?

- Tampoco en ese aspecto existen grandes diferencias entre los dos. Si bien en la visi�n wojtyliana de los "hermanos mayores" jud�os hab�a algo del gran romanticismos polaco, algo de la memoria de la tragedia de los amigos jud�os.

- Pero tambi�n Ratzinger envi�, en la homil�a del 24 de abril del 2005, su saludo a los "hermanos del pueblo jud�o, con los que nos une un gran patrimonio espiritual com�n", y tambi�n las "irrevocables promesas de Dios".

- La continuidad es muy clara. Ratzinger posee una rica cultura b�blica, un gusto especial por la palabra de Dios, es un hombre que lleva la Biblia dentro, lleva la Biblia en la cabeza y el coraz�n. Se nota. Wojtyla era un hombre intuitivo, autodidacta, fil�sofo y viajero, lleno de curiosidad. Era un hombre del Evangelio. Juntos, los dos �ltimos papas constituyen la demostraci�n de que el intento, que va desde Maurras hasta el nazismo, de arrancar al cristianismo de sus ra�ces jud�as, es una operaci�n maldita que acab� en fracaso.

Los dos �ltimos papas confirman una relaci�n fundamental para el cristianismo. Es lo que dec�a P�o XI: "Nosotros somos espiritualmente semitas".

- En su primer y bell�simo mensaje como Papa, Benedicto XVI renueva el compromiso solemne de la Iglesia posconciliar de "entablar un di�logo abierto y sincero" no s�lo con "quienes tienen otras religiones", sino tambi�n con quienes "buscan simplemente una respuesta a las preguntas fundamentales de la existencia y todav�a no la han encontrado". Pero el cardenal Ratzinger, prefecto de la Congregaci�n para la Doctrina de la Fe, en su gran documento Dominus Jesus, hab�a puesto a los cat�licos muy en guardia contra "el di�logo", como "la esencia del dogma relativista". Me parecen dos posturas muy diferentes. �Pesa m�s la opini�n del cardenal Ratzinger o la del Papa Benedicto XVI?

- Yo no opondr�a al cardenal Ratzinger y al Papa Benedicto, ni al rev�s. Tampoco opondr�a al Papa Wojtyla con su sucesor. El problema es que Ratzinger habla con la claridad de un laico occidental cuando dice que nota la debilidad de un pensamiento moderno relativista, y puede parecerle m�s desagradable que un Wojtyla, que pensaba lo mismo pero lo dec�a de una manera distinta y quiz� menos org�nica. Pero yo creo que en el fondo no hay ninguna diferencia. Recuerde, por lo dem�s, que en los primeros a�os de su papado, Wojtyla fue un personaje m�s bien impopular, eran muchos quienes se mostraban su nostalgia por las "dudas" de Pablo VI, contra las certezas gran�ticas del Papa polaco. Cuando se hablaba del "Papa polaco", no se indicaba la nacionalidad, se lo se�alaba con el dedo como un Papa medieval. Hemos olvidado esta parte de la historia. �Y luego qu� ocurri�? El Papa conmovi� al mundo, incluso a quienes no compart�an su parecer. M�s tarde en 1989, con la ca�da del muro de Berl�n y el comunismo, Wojtyla gan�. En la historia de la Europa del siglo XX son muy pocos los l�deres que han ganado.

- �Aprecia alg�n cambio en este comienzo de pontificado?

- Noto su insistencia en el "ministerio de la palabra". En Wojtyla contaban los gestos, no s�lo las palabras. Cada discurso del Papa Ratzinger, y son todos discursos que salen de su pluma, es un mensaje, y el cat�lico sabe lo que piensa el Papa. No es poco, y cala hondo. Existe tambi�n cierta decepci�n de la opini�n p�blica, que lo hab�a descrito como el martillo de disidentes, hab�a quien dec�a: "Han hecho rey al jefe de la polic�a". A m� me parece que el Papa ha resultado ser un obispo amable y acogedor, que siente firmemente que su misterio consiste, sobre todo, en hablar de Dios y de la Iglesia, en hacer rezar a la gente, y que conf�a que de ese modo el mundo mejorar�. Es la decisi�n del primado de la fe. Hay aqu� continuidad, pero tambi�n cambio, como siempre ocurre en la vida de la Iglesia. Y me parece que el Papa no tiene intenci�n de reforzar el aparato institucional de la Iglesia. Muchos dec�an que despu�s de Wojtyla hac�a falta un Papa primer ministro, que se ocupara de engrasar la m�quina que estaba muy descuidada. No ha sido as�. En sus encuentros con los j�venes, cambia el enfoque. La humildad de dialogar usando un lenguaje religioso sencillo con el pueblo de los creyentes, de tener la responsabilidad de alimentarlos y confirmarlos en su fe. Entonces se aprecia que la actividad pastoral no es uno de los aspectos de su ministerio, sino de su coraz�n mismo.

- Las diferentes funciones cambian al hombre, �tambi�n a un Papa?

- Yo creo que s�. Aunque Juan Pablo II haya llevado su fuerte personalidad al papado, su yo ha entrado en el nosotros papal. Pablo VI dec�a: "Estamos aislados como la Virgen de la catedral de Mil�n, estamos all� arriba, aislados". Es una experiencia humana y espiritual absolutamente especial.

� La Stampa Traducci�n: Celia Filipetto

Arrigo Levi