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23/09/2007 |
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Un fuerte abrazo. Un beso en la mejilla. �Te extra��, le dice �l y suelta una sonrisa. �Yo m�s�, responde ella con ternura. Paulo Andr�s: estudiante, joven. Cielo: abuela, sin familia, habitante de la calle. Son amigos, entra�ables amigos. Se encuentran en el Parque Panamericano, todos los viernes, a las 9:00 p.m. La idea: tomar una taza de chocolate, un pedazo de pan caliente, hablar y orar. Unas 50 parejas hacen lo mismo, desde hace varios a�os, en el mismo lugar. Son 60 minutos de di�logo, confianza, apoyo y consejer�a entre un grupo de profesionales y otro de indigentes. Gloria Fl�rez, coordinadora de la comunidad religiosa Sant Egidio, que impulsa la iniciativa, dice que ahora, profesionales y habitantes de la calle son una familia. �Es una amistad que se construye con base en el amor y en la creencia en Dios. Me siento feliz de ayudar a estas personas, las cuales tienen que soportar condiciones de pobreza y soledad muy dif�ciles�. Los habitantes de la calle dicen tambi�n sentirse feliz. Ricardo, un ingeniero agroindustrial, que lleva cinco a�os inmerso en un mundo de callejero por cuenta de la droga, afirma que asiste a este encuentro porque, en esos 60 minutos, precisamente se olvida de lo que ahora es su vida. �Uno siente que hacen las cosas con amor, se ve sinceridad en sus actos y eso me hace sentir en una familia�. Gloria dice que los abrazos, la comida, los besos y el di�logo buscan devolverle, por un rato, la dignidad a esta poblaci�n, por la que muchos sienten temor, desprecio... �Al acercarse a ellos uno aprecia su sensibilidad. S�lo necesitan una mano que les brinde cari�o y amor�. Fiestas y visitas. El padre Jos� Gonz�lez es tambi�n el padre de los habitantes de la Calle. Es quien los visita, todos los d�as, en sus guaridas y cuartos oscuros del barrio El Calvario y Sucre, donde muchos de ellos pasan la noche. A estos rincones llega con una batall�n de gente com�n y corriente, que hace parte del programa Samaritanos de la Calle, con kilos de pedazos de pan caliente y agua de panela. El sacerdote aprovecha su presencia para escucharlos, abrazarlos, preguntarles por sus tristezas, para conminarlos a botar los frascos de sacol y quemar los cigarros de marihuana. En los dos barrios el programa Samaritanos de la Calle (obra del inmolado Isa�as Duarte Cancino) tiene tres casas, en las que ofrece unas 1.000 raciones de comida diarias, dormida para ni�os y mujeres desamparadas y talleres en diversos oficios. �El programa tiene una parte asistencial, porque primero hay que vivir y luego filosofar, entonces primero la comida. Luego, creamos espacios de di�logo e intentamos ofrecerles alternativas de trabajo�, afirma el padre. Ayer, el sacerdote invit� a casi 1.500 habitantes de la calle a un gran paseo en Jamund�. Hubo comida, m�sica, descanso, ba�o y reflexi�n: �No todos son drogadictos, as� que tengo la esperanza de convencer a algunos para que dejen la calle. Es una tarea diaria que se hace, pero en diferentes espacios�, dice. �Y los ni�os? Las cifras hablan de 1.645 ni�os que trabajan y mendigan en la calle. Algunos son drogadictos, otros piden para vivir y ayudar a sus familias. Otros son indigentes. Una parte de estos menores reciben asistencia en el programa So�adores al Piso, de la Administraci�n y el Icbf. All� intentan que estos menores vuelvan a so�ar. A querer la vida. A volver a ser ni�os. �Logr� entender la vida sin droga� �C�mo volver a la vida, despu�s de ver morir el cuerpo? Este es el testimonio de una resurrecci�n. �Alguna vez mor�. Sucedi� hace cinco a�os, cuando poco a poco me fui degradando, en vicio, en droga, en mal sexo, en la delincuencia... �Por qu�? No s� c�mo llegu�, s�lo me di cuenta que estaba all�, sin poder retornar, sin poder levantarme. Fueron unos diez a�os deambulando, en la calle, pidiendo plata para fumar y emborracharme en vicio, en coca, en hierba, en pegante. �Qu� era lo que pensaba yo, Dios? No s�... Una vez estaba tan mal que aparec� por all� en el basuro de Navarro, no s� c�mo llegue... pero ah� abr� los ojos y vi monta�as de basura, dorm� sobre monta�as de hedor. Jam�s mat� a nadie, s� trafiqu� con droga, me pagaban con cigarrillos por esconder el vicio en un costal. Es que yo ten�a muy mala apariencia: el cabello largo, feo, sucio, bargas largas, ropa rota, muy sucia, los ojos hundidos, las mejillas llenas de manchas. Pero de eso ya no hay nada. Hoy soy un hombre feliz. En El Calvario aprend� a tejer, a hacer manualidades. Me gust�, jam�s hab�a hecho eso, porque antes de �morir� hab�a sido contador. Empec� a olvidarme de la droga, con ayuda claro, de algunas samaritanas. Me agrad� mi nuevo aspecto, quitarme toda esa suciedad. Logr� entender la vida sin droga, disfrutarla sin droga. En esa recuperaci�n me enamor�, tuve una hija. �Resucit�! Ellas me resucitaron, me devolvieron a la vida�. Acciones estatales En el a�o 2006 un total de $1.485 millones fueron destinados a un proyecto de asistencia a adultos en condiciones de indigencia. Samaritanos de la Calle, la Fundaci�n FES y la Arquidi�cesis participaron. En el 2007 se proyect� una cifra igual ($1.485 millones) para una iniciativa psicosocial con el fin de mejorar la respuesta adaptiva de los indigentes y adultos mayores vulnerables de la ciudad.
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