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02/01/2008 |
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CIUDAD DEL VATICANO, martes, 1 enero 2008 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha alentado las 380 manifestaciones promovidas por la Comunidad de San Egidio, junto a otras asociaciones, movimientos y comunidades, en 65 pa�ses con motivo del 1 de enero, que ten�an por eslogan �Paz a todas las tierras�. Tras haber rezado el �ngelus de la Jornada Mundial de la Paz, el Papa expres� su �aprecio� a los promotores y participantes en estas iniciativas, �alent�ndoles a ser siempre y por doquier testigos de paz y reconciliaci�n�. Un comunicado de la Comunidad de San Egidio explica que estas manifestaciones buscaban recordar �a todas las tierras que, en el norte y en el sur del mundo, esperan el final de la guerra, fuente de sufrimiento para tantos pueblos y "madre" de todas las pobrezas�. Los organizadores, al mismo tiempo, lanzaron un llamamiento �al final del terrorismo�. En Roma, los participantes en la manifestaci�n, a la que fueron invitados cristianos, creyentes de todas las religiones, y hombres y mujeres de buena voluntad, fueron unos 20.000. Entre las ciudades que se han unido a la convocatoria se encuentran Buenos Aires (Argentina), Madrid y Barcelona (Espa�a) Par�s (Francia), Saint-J�r�me (Quebec, Canad�), Amberes (B�lgica), Lviv (Ucrania), Lisboa (Portugal), y Bobo-Dioulasso (Burkina-Faso). En su intervenci�n pronunciada en Roma, el profesor Marco Impagliazzo, presidente de la Comunidad de San Egidio, record� que hace 40 a�os �un Papa sabio, Pablo V, "lanz� la idea" --fueron sus palabras-- de dedicar el primer d�a del a�o a la paz�. Aquel llamamiento, record� Impagliazzo, es particularmente urgente hoy en muchos pa�ses que viven �al borde de la guerra civil, como Kenia y Pakist�n, o que est�n sacudidos por la violencia, como Irak, el L�bano, Darfur, o amenazados por el terrorismo�. En medio de este panorama de sangre, Impagliazzo percibi� que se da una cierta esperanza de paz, en el encuentro entre israel�es y palestinos. Estamos convencidos, dijo citando el mensaje para la paz escrito con este motivo por Benedicto XVI, que �no vivimos unos al lado de otros por casualidad; todos estamos recorriendo un mismo camino como hombres y, por tanto, como hermanos y hermanas�.
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