|
11/02/2008 |
|
|
|
Fruto de la renovaci�n abierta por el Concilio Vaticano II, la Comunidad de San Egidio, identificada por su empe�o en favor de la unidad y de la paz, celebra 40 a�os de vida. Protagonista e impulsora del di�logo interreligioso, fiel exponente del esp�ritu surgido del memorable encuentro de religiones celebrado en As�s, es uno de los movimientos a trav�s de los cuales se ha expresado la pujanza del laicado cat�lico. Hoy est� presente en m�s de 70 pa�ses, con m�s de 50.000 adherentes. Fue en 1968, en la turbulenta �poca de la rebeli�n estudiantil, cuando Andrea Riccardi, un joven estudiante del liceo Virgilio de Roma, reuni� a varios compa�eros en torno de la lectura y reflexi�n del Evangelio puesta al servicio de los ni�os pobres que habitaban en la villa miseria del Cin�dromo. Aquellas jornadas liminares fueron evocadas en la bas�lica romana de San Juan de Letr�n por el secretario de Estado del Vaticano, cardenal Tarsicio Bertone, quien las compar� con la semilla de la par�bola evang�lica del Reino. Siguiendo las huellas del primigenio grupo, la Comunidad de San Egidio que vive y trabaja en Buenos Aires procura tambi�n poner en pr�ctica esa "caridad sin l�mites", como defini� Juan Pablo II el carisma distintivo de ese movimiento. El servicio de las escuelas de la paz a ni�os de La Boca, Barracas (Villa 21), Constituci�n y de otras barriadas del populoso conurbano es el signo de una presencia amiga y afectuosa hacia muchos ni�os y adolescentes que suelen ser blanco de la violencia y del abandono. Dar dignidad a los pobres y a los desprotegidos es otro horizonte al cual ha dirigido su mirada la Comunidad, y que se concreta en el servicio que se realiza desde hace algunos a�os con 200 personas sin techo y cartoneros. "El encuentro personal y la amistad, m�s all� de una comida caliente, es la posibilidad para estas personas de salir del anonimato y del aislamiento a los que muchas veces los somete una sociedad indiferente", explica Marco Gallo, uno de los activos orientadores de la Comunidad en la Argentina ( www.santegidio.org ). La oraci�n cotidiana es el sost�n de esos y otros servicios que se prestan, como tambi�n el aliento para el trabajo por el di�logo ecum�nico e interreligioso, que ha adquirido entre nosotros un profundo significado a partir de la s�lida amistad con la comunidad jud�a, en particular con los sobrevivientes de la Sho� que viven en la Argentina.
Jos� Ignacio L�pez
|