Tal vez se podrá escribir de diez mil maneras distintas, pintar de diez mil modos, pero no habrá palabras ni imágenes capaces de explicar la felicidad y la satisfacción por el nacimiento de Madalitso. Él no es un niño cualquiera, es el niño número 10.000 que ha nacido en el programa DREAM.
Y con gran alegría podemos añadir también aquella frase que decimos en estos casos: la madre está bien. .
Diez mil no es un número, es un sueño que ya es una vida sana para diez mil niños.
Es un sueño que desde hace más de ocho años acompaña a millones de personas en África. Y diez mil son los bebés que han nacido en este sueño que quiere cambiar la historia de África: la prevención vertical de madre a hijo, con el tratamiento antirretroviral.
Madalitso nació en el hospital de Ntengowantenga, en Lilongwe. Apenas nacer, la madre no lloró de felicidad. No. Lo miró con los ojos llenos de agradecimiento porque aquel hijo le ha salvado la vida. Gracias a él Doris supo que era se seropositiva y gracias a él podrá recibir el tratamiento.
Cuando se quedó embarazada Doris fue al centro de saludo de Nzole. Ahora ya se ha corrido la voz y todas las mujeres de la zona saben qué hay que hacer y a dónde ir. En el centro, le abrieron el cuadro clínico, hicieron las pruebas y le pidieron que se hiciera la prueba del VIH. Con miedo, Doris aceptó, porque sabía que en el peor de los casos (ya había oído hablar de muchas otras mujeres que habían descubierto que eran seropositivas al quedarse embarazadas) había la posibilidad de seguir un tratamiento.
El resultado fue dramático, muy peor que cuando uno sabe que está enfermo. Pero Doris sabía que había una posibilidad, y se consideraba una mujer afortunada porque vivía cerca del centro DREAM. Conocía a muchas mujeres que habían dado a luz a niños sanos, a pesar de ser ellas seropositivas. ¡Aquel diagnóstico no iba a ser una condena a muerte!
En el centro de salud la derivaron al centro DREAM y entró en el programa de prevención vertical. A la semana veinticinco empezó a tomar el cóctel de medicinas antirretrovirales, a hacerse análisis periódicamente, a comer según los consejos de las activistas del centro, y a aprender cómo ayudar a crecer bien al niño que iba a nacer.
Cortaron el cordón umbilical, pero el vínculo entre Doris y su hijo Madalitso es mucho más fuerte que el que hay entre una madre y un hijo. Doris dice que aquel hijo es su salvación. Y tiene razón. Aquel hijo le ha devuelto la esperanza de vivir.
Le pasó lo mismo en el lejano 2002 a C. que dio a luz la primera niña seronegativa del programa DREAM. A partir del séptimo mes de embarazo, C. empezó la terapia con los fármacos antirretrovirales según el protocolo terapéutico que ya se aplicaba en muchos países del mundo. C. no lo sabía, pero era una de las primeras mujeres de toda África que utilizaba este protocolo, introducido por la Comunidad de Sant’Egidio, que en Occidente ya había salvado la vida de muchos niños y cuyo objetivo no es sólo preservar la vida del niño, sino también tratar a la madre.
¿Y os acordáis de lo que escribimos cuando nació Joãzinho, el niño número 1.000, en 2005? También Madalitso tiene otra razón para no llorar y para disfrutar la vida: su mamá también vivirá y lo cuidará los próximos años. La terapia le hizo un gran bien, a ella. Tanto que en la fase de interrupción de los fármacos, su sistema inmunitario resistió casi íntegramente.
La emoción es grande. A todos nosotros, Madalitso nos ha regalado diez mil dosis de esperanza y energía para continuar la lucha contra el sida, para cambiar la historia de África!
Para más información, consultar http://dream.santegidio.org
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