La Comunidad de Sant’Egidio de Mozambique, tras la repetición de linchamientos y de otros episodios de violencia, ha difundido un comunicado de prensa, que reproducimos a continuación en su traducción:
El 8 de septiembre, en el barrio de Muchatatzina, en Beira, Mozambique, se produjo otro nuevo y horrible linchamiento.
La Comunidad de Sant’Egidio manifiesta su preocupación por la difusión de un clima violento en la ciudad de Beira y en otras ciudades.
Mucha gente pobre acusada, con o sin motivo, de haber cometido un crimen termina siendo linchada hasta la muerte o quemada, todavía viva, con gasolina y una manta. Otros sufren graves violaciones que los marcarán para toda la vida. Se trata de una venganza ciega que no tiene nada que ver con la justicia y que es enemiga de la misericordia.
Es cierto que hay mucha criminalidad y violencia, pero eso no puede justificar nunca una justicia hecha con las propias manos.
Para una conciencia humana no son admisibles formas de justicia “privada”. Todavía es más inaceptable que eso se produzca con personas indefensas, que normalmente son acusadas de haber robado una camisa, un teléfono móvil, un televisor, un animal doméstico o porque son consideradas brujos o brujas.
En nuestras ciudades asistimos, demasiado a menudo, al hecho de que poco después del grito “al ladrón”, se produce rápidamente la ejecución de un desventurado. Se trata de una verdadera locura y barbarie de la muchedumbre que de repente se convence de que es necesario eliminar a una persona que ha robado, o que solo es sospechosa de haber cometido un hurto. Ya muchos inocentes han sido agredidos hasta la muerte o han sido heridos gravemente. Podría pasarnos también a cualquiera de nosotros: podrían cogernos y lincharnos.
La Comunidad de Sant’Egidio cree que :
el linchamiento es una forma enmascarada de pena de muerte,
la muchedumbre no tiene derecho de tomarse la justicia por su cuenta,
una verdadera justicia debe tener en cuenta los derechos humanos,
la complicidad con el linchamiento aumenta el nivel de violencia en nuestra sociedad,
los ciudadanos de todas las tendencias y orientaciones, y los creyentes de todas las religiones, deben defender y proteger la vida humana y, de manera especial, la de los más pobres.
Condenamos toda forma de violencia, individual o de grupo, de nuestra sociedad y esperamos poder parar –con la única arma que tenemos, la palabra– a todos aquellos que en nuestra ciudad y en nuestros barrios recurren al linchamiento.
En todo hombre existe el bien y es la única fuerza que nos permite vencer el mal. |