“Están aquí para comprender mejor y amar cada vez más el carisma de la Comunidad de Sant’Egidio. Uno nunca termina de conocer el carisma de Sant’Egidio: ni siquiera el más anciano puede decir ‘lo sé todo’, porque ese carisma siempre nos supera y nos sorprende. Yo mismo, aquí, siempre aprendo algo nuevo”.
Es un fragmento de la intervención que el cardenal Stanislaw Rylko, Presidente del Pontificio Consejo para los Laicos, dirigió la tarde del sábado 27 de enero a un grupo de jóvenes representantes de las comunidades de Sant’Egidio de África y de América Latina, provenientes de 51 países distintos, y reunidos en Roma para celebrar un congreso internacional.
Tras escuchar las intervenciones de los responsables de las comunidades de Mozambique, de Tanzania, de Nigeria, de Cuba, de Benín y de la República Democrática del Congo, que demostraron que el trabajo evangélico por la convivencia da muchos frutos incluso en países donde se viven graves dificultades y tensiones, el cardenal Rylko dirigió a los presentes un largo y cariñoso mensaje, subrayando la aportación fundamental que dan los nuevos movimientos a la obra de nueva evangelización: “Son ambientes, casas, lugares familiares –afirmó– donde nacen y crecen cristianos nuevos”. Y tal como dijo Benedicto XVI durante la JMJ de Madrid, “hace falta una nueva manera de ser cristiano”, más joven respecto a un cristianismo cansado y desalentado que no atrae a nadie. También es necesaria una manera nueva de ser comunidad cristiana, basada en la amistad y la familiaridad. “Estén orgullosos –con humildad, porque se trata de un don que reciben– de su carisma de Sant’Egidio, porque el mundo lo necesita”.
“La vuestra –concluyó– es una fe que sabe comprometerse para resolver los problemas concretos del mundo de hoy. No solo sueñan, sino que construyen casas donde los sueños se hacen realidad. Cuando todos dicen ‘es imposible’, ustedes van y demuestran que algo se puede hacer, y la estructura del pecado, del mal, de la pobreza, se puede cambiar”. Al finalizar, llegó la invitación a orar y a participar en dos grandes acontecimientos que ya se acercan: la Asamblea Panafricana del Laicado que se celebrará en Camerún, y la Jornada Mundial de la Juventud de Río de Janeiro.
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