REJUGUETE

Había una vez un juguete... Lo abandonaron, pero ahora ¡¡se ha convertido en un REjuguete!!
El “Rejuguete” es el nombre de la venta de juguetes que las Escuelas de la Paz de la Comunidad de Sant’Egidio organizan en diciembre en muchas ciudades italianas y europeas.
La iniciativa ya es muy conocida, y su principio es sencillo: no hay que tirar todo lo que no se utiliza. Con un simple retoque, una muñeca, un puzzle o un juguete de cuando eras pequeño pueden tener una nueva vida, hacer feliz a otro niño. Y quien lo regala se siente orgulloso al saber que aquel muñeco, aquel juego que le hizo tanta compañía y del que le parecía muy difícil separarse ahora tiene una nueva casa, pero sobre todo hará felices a muchos niños de África.
¡Ayudar a África es un juego de niños!” es el eslogan que llena las plazas y las escuelas de las  ciudades los días del Rejuguete.
Sí, porque el Rejuguete nació cuando los niños de las Escuelas de la Paz supieron que muchos niños como ellos en África no tenían posibilidades de tratarse de enfermedades graves como el sida. ¿Qué podemos hacer?, se preguntaron. No tenemos recursos, todavía tenemos que crecer pero... ¡tenemos un montón de juguetes! Con el proyecto las Escuelas de la Paz hace su aportación para  financiar el programa DREAM de la Comunidad de Sant’Egidio, que lleva el tratamiento del sida y abre centros nutricionales para los niños en muchos países del África subsahariana.
El Rejuguete tiene una fórmula sencilla, fácilmente replicable. Así es como funciona: los meses anteriores se hacen recogidas de juguetes usados en escuelas y en distintos barrios. Los niños llevan sus juguetes e invitan a sus compañeros a hacer lo mismo: todos participan en este acto solidario. Luego los juguetes son clasificados, se descartan los que son irrecuperables y se dividen por tipos: juegos de mesa, muñecas y peluches, libros, puzzles, juegos al aire libre... El día del Rejuguete, se ponen coloridas mesas por las calles de la ciudad o en las escuelas, y las plazas se transforman en un pueblo donde los niños reparten invitaciones, piden a la gente que compre un rejuguete y explican el sentido de la iniciativa. Todos venden, aconsejan y explican. Una vez cerrada la venta, acompañan al comprador a la caja y a envolver el paquete (con papel reciclado, naturalmente). Si el tiempo y el entorno lo permiten, se crea un espacio donde los más pequeños pueden probar los juegos tranquilamente.
Hablamoso del Rejuguete a nuestros compañeros del colegio, a los maestros, a nuestros amigos y repartimos octavillas. Luego arreglamos los juguetes, los reparamos, limpiamos y logramos restaurar miles de juguetes. Si no lo hubiéramos hecho, habrían terminado en un vertedero”, explican los niños a las personas que se paran en los puestos de venta y que, mientras compran, preguntan qué hay detrás de la iniciativa.

El Rejuguete es una iniciativa ecosostenible: hay que reutilizar los juguetes porque los materiales plásticos de los que están hechos suelen ser contaminantes, por lo que hay que lograr que el juguete viva cuanto más tiempo posible, porque cuando lo tiran a la basura, termina en una incineradora o en un vertedero, y así continúa contaminando el medio ambiente.

Todos pueden hacer algo por el Rejuguete. Con los dibujos de los niños más pequeños cada año se hace un calendario precioso, alguien pone a la venta los trabajos que han hecho los niños, como velas, llaveros, etc.

Realmente “no hay nadie que sea tan pequeño como para no poder ayudar a los demás”. Esta es la gran lección que aprenden todos los que participan en el Rejuguete: niños, padres, maestros, compradores... y la aprenden gracias al entusiasmo de los más pequeños.