Justo una semana después del atentado suicida que el pasado domingo costó la vida a más de 80 cristianos anglicanos en una iglesia de Peshawar (Pakistán), gentes religiosas de distintos credos y personas no creyentes se reúnen para fomentar sin desmayo la alianza de religiones por la concordia. El Encuentro Interreligioso por la Paz que desde 1986 convoca la Comunidad de Sant'Egidio, movimiento internacional de católicos seglares, regresa además a los escenarios de su fundación como grupo.

Desde hoy hasta el martes 1, en diversos lugares del barrio romano del Trastevere -donde se ubica la iglesia dedicada a san Egidio que da nombre a esta comunidad fundada por el profesor Andrea Riccardi, más de 200 líderes religiosos, intelecutuales y políticos debatirán en torno al lema El coraje de la esperanza. Religiones y culturas en diálogo. "Después del drama de Peshawar, estamos todos aún más llamados a reforzar e intensificar todas las vías de diálogo y compromiso por la paz", sostiene Alberto

Quattrucci, secretario general de estos encuentros anuales. A eso se dedica esta comunidad con unos 70.000 miembros en todo el mundo, que año tras año peregrina de ciudad en ciudad organizando debates interreligiosos e interculturales y oraciones por la paz (en las que cada religión reza en un escenario distinto, según su credo). En 2012 estuvieron en Sarajevo -cuando se cumplían veinte años del inicio del asedio y de la guerra yugoslava, y no faltaron mandatarios balcánicos-; en el 2011 en Munich -donde abrió los trabajos la canciller alemana Angela Merkel-, y en Barcelona han estado dos veces, en el 2001 y el 2010. Por esa vinculación estará aquí el alcalde de Barcelona, Xavier Trias.

Los coloquios de estos días romanos versarán sobre temas como: generosidad y economía de mercado; cristianos y musulmanes en diálogo; Latinoamérica y el papa Francisco; migraciones y pobreza; gobernanza global; la persistente crisis de Oriente Medio; la respuesta de las religiones a la violencia contra las mujeres; o los cincuenta años de la encíclica Pacem in Terris. En el coloquio dedicado a información y paz -en el que participa Enric Juliana, director adjunto de La Vanguardia -dejará oir su voz la Asociación Internacional de Periodistas de Religión (IARJ).

Entre los líderes religiosos, asisten a los debates por parte católica catorce cardenales -entre ellos el arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach- y obispos de diversos países -como el arzobispo de Urgell, Joan-Enric Vives- junto a prelados de la curia romana. Participan asimismo autoridades islámicas, como el gran muftí de Egipto; rabinos como el argentino Abraham Skorka, amigo personal del Pontífice; obispos luteranos, patriarcas ortodoxos, y lideres hinduistas y budistas. El grueso de los políticos que estarán presentes son italianos, entre ellos el primer ministro, Enrico Letta, y el alcalde de Roma, Ignazio Marino. Una sesión con visos de resultar especialmente conmovedora tendrá lugar en la cárcel de Rebibbia.

Dos de los coloquios previstos adquieren más relevancia tras el atentado de Pakistán: uno dedicado al martirio de los cristianos hoy; y el totro sobre el terrorismo en nombre de la religión como desafío para los creyentes. "Con las debidas diferencias, me recuerda lo que nos ocurrió en el 2001, a los pocos días de la tragedia del 11-S", evoca Alberto Quattrucci. El martes 4 de septiembre de ese año 2001 había concluido en Barcelona el encuentro anual por la paz, y siente días más tarde llegaba la tragedia de las torres gemelas.

Recuerda Quattrucci que ya el 12 de septiembre empezó a recibir correos electrónicos y telegramas de líderes religiosos y políticos que habían estado en Barcelona una semana antes, en los que le insistían en que era más necesario que nunca proseguir por la vía del diálogo. "En nuestra sociedad occidental, muchos pesimistas nos decían tras el 11 de septiembre: ¿Para qué sirve el diálogo? ¡Mirad lo que ha pasado! ¡Perdéis el tiempo!- prosigue Quattrucci-. Pero nosotros pensamos que la violencia sigue siendo el arma de los débiles, y el diálogo es la de los fuertes".

El espíritu de Asís resiste

En 1986, cuando Juan Pablo II convocó en la ciudad italiana de Asís la cumbre interreligiosa que daría origen a los encuentros anuales de San Egidio, el mundo era también muy complejo. Juan Pablo II -cuya fecha de canonización podría conocerse mañana- dio impulso al diálogo interreligioso con aquella oración, a la que acudieron líderes musulmanes, judíos, budistas e hinduistas, además de cristianos no católicos. La idea de rezar juntos por la paz -aunque se entiende que cada confesión ora según su credo y liturgia- cuajó y dio alas al llamado "espíritu de Asís", pese al mazazo que supusieron los atentados del 11-S en Estados Unidos. En Roma se rezará el martes en distintos lugares en torno a la plaza del Capitolio. Alberto Quattrucci sostiene que es muy necesario "tras el colapso de las grandes ideologías, en un momento de fracaso de la economía y las finanzas como 'religiones' y de gran desorientación humana existencial". Casualidad o no: el papa Francisco visitará Asís el viernes 4 de octubre.