Comunità di Sant

Las Fronteras del Di�logo:
religiones y civilizaciones en el nuevo siglo

Encuentro Internacional Hombres y Religiones - Barcelona 2 - 3- 4 de septiembre de 2001


 Lunes 3 de septiembre 2001
Palau de la Generalitat, Auditori
El camino del di�logo en el Lejano Oriente

Zendo Matsunaga
Director del Departamento Internactional Eiheiji-Temple, Jap�n

   


Como representante de la Denominaci�n budista japonesa de la Escuela Soto-Zen, estoy muy contento por la oportunidad ofrecida de compartir con vosotros algunas reflexiones.

Ante todo, les pido perd�n por mis opiniones porque est�n basadas en experiencias muy limitadas y unilaterales en el �mbito del di�logo y de los intercambios interreligiosos. Hay que decir tambi�n que a los occidentales les gusta hablar de semejanzas y diferencias [entre las religiones] mientras nosotros los japoneses preferimos experimentar estas diferencias y semejanzas en la pr�ctica, como intentar� explicar m�s adelante.

Para empezar, quisiera decir unas palabras sobre el programa que se conoce con el nombre �Intercambio de experiencias religiosas entre Oriente y Occidente�. Como vosotros probablemente sab�is, se trata de intercambios educativos y pr�cticos que se realizan cada cuatro a�os entre las diferentes escuelas Zen de Jap�n y un cierto n�mero de �rdenes Mon�sticos europeos.

El programa, cada vez y altern�ndose, ofrece a un grupo de monjes Zen la posibilidad de transcurrir un periodo de tiempo en diferentes monasterios europeos y viceversa. Generalmente se trata de un mes durante el cual ellos pueden intercambiar opiniones y hacer experiencia pr�ctica. Los participantes se suelen subdividir en peque�os grupos y son enviados a monasterios o templos diferentes por el lugar y el ambiente �tnico, de manera que � a trav�s del contacto directo � se puede adquirir una cierta experiencia de las diferentes culturas. En un mes de vida com�n, experimentando las mismas cosas en la vida cotidiana, se intenta que los participantes puedan vivir una experiencia de comuni�n m�s all� de las mismas palabras. Este intercambio les parece especialmente �til a los participantes japoneses , que en general tienen poca capacidad para los idiomas , vuelven con profundas impresiones.

La segunda actividad de la que quiero hablar, se refiere a los Intercambios entre las naciones: Jap�n, China , Corea. (O mejor: intercambios que se desarrollan entre Jap�n � Corea, Jap�n � China). Adem�s de lo ya dicho, pero siempre con el mismo esp�ritu, estos intercambios han aumentado en los �ltimos a�os. Podemos recordar los encuentros promovidos por la �Chinese Buddhist Society� y por la �Japan�s Three Nations Exchange Society� gracias a las cuales cada a�o novicios y practicantes Zen hacen intercambios entre China y Jap�n, tambi�n en estos casos para la formaci�n mutua y la pr�ctica religiosa. Hay tambi�n organizaciones espec�ficas para los intercambios anuales entre Corea y Jap�n, o entre Jap�n y Taiw�n.

Se trata � como pod�is ver � de intercambios dentro del mismo Budismo, pero, como se trata de naciones y culturas diferentes, en mi opini�n contribuyen a compartir de una manera m�s profunda el mismo credo. Yo creo que todos nosotros, que vivimos en la Sociedad Global (y experimentamos tambi�n sus limites) tenemos que dar por lo menos un peque�o paso adelante para superar los obst�culos de la paz, de manera que haya una mayor esperanza para el futuro. Por ejemplo, realizando proyectos de este tipo, aunque no siempre se vean los resultados a breve plazo.

Algo m�s, [a prop�sito del Soto-Zen], sobre las actividades conocidas como Intercambios con el Budismo de Sur de Asia. Tambi�n en este caso no se trata de intercambios espec�ficamente religiosos , pero quer�a hablar de manera particular de la �Shanti International Volunteer Association� en la cual yo estuve personalmente comprometido durante 20 a�os.

Como recordar�is, en 1979, m�s de un mill�n de refugiados Camboyanos atravesaron la frontera con Tailandia. La tragedia de Camboya ha sido un suceso casi �nico en la historia, entre miembros de un mismo pueblo, la crueldad fue tan grande que todav�a no la ha podido olvidar quien la ha vivido personalmente. Se dice que las v�ctimas fueron un mill�n y medio.

El Budismo, como sab�is, entr� en el siglo sexto en Jap�n a trav�s de Corea. Desde entonces hombres de gobierno seguidores del Budismo han dado una cierta importancia a las actividades sociales a favor de los necesitados. Los monjes budistas se ocupaban de algunos servicios y en el pasado ha habido tambi�n formas de asistencia p�blica de tipa gubernamental. Pero se trataba de acciones restringidas. Creo que fue justo a partir del sentimiento de responsabilidad hacia la Segunda Guerra Mundial, Jap�n sinti� en aquel momento que no pod�a excluirse de un compromiso m�s activo y de acciones especificas m�s all� de sus fronteras. Como habitantes de la misma Asia, no pod�amos permanecer pasivos ante un mill�n y medio de refugiados. Muchas organizaciones religiosas de Jap�n, en aquella ocasi�n, intentaron responder.

Tambi�n nuestra denominaci�n se uni� a los muchos voluntarios de todas las partes del mundo. Se puede decir que la tragedia de Camboya, junto al desastre del gran terremoto de Kobe (y del Jap�n occidental) en 1995, marcaron el momento en el que el voluntariado que est� a la base de los actuales proyectos de las diferentes ONG, fue entendido y aceptado por la mayor parte de la poblaci�n japonesa.

[Quisiera recordar aqu�] una conversaci�n que tuve con un monje budista del T�rraba: una conversaci�n de pocas palabras, pero con un gran significado...

Yo llegue por primera vez al campo de refugiados de los camboyanos (en Sakeo, Tailandia), en Marzo de 1980. Como acabo de decir, en los alrededores de la frontera entre Camboya y Tailandia viv�an amontonados m�s de un mill�n de refugiados. Seg�n los acuerdos con el UNHCR , s�lo se les pod�a ayudar con cosas que se pudieran dividir de manera imparcial, principalmente ayudas de primera necesidad: medicinas, alimentos y alojamiento. Nosotros no ten�amos ninguna competencia m�dica. No ten�amos dinero para conseguir el alimento necesario para las decenas de miles de personas que ocupaban s�lo un peque�o campo. No ten�amos ni siquiera la capacidad de construir sencillos cobijos de bamb� y hojas de palma. Hab�amos partido de Jap�n con la �nica convicci�n de que habr�a algo en lo que podr�amos ayudar a nuestros hermanos budistas.

La primera noche particip� a una ceremonia religiosa para los refugiados. El sitio era un refugio provisional bastante ancho, hecho de bamb� y hojas de palma. Despu�s del canto de las Sutra, quise saludar a un anciano responsable. Hab�a sido una idea imprevista, y acord�ndome � la escena de entonces me parece dif�cil de describir � no encontraba las palabras. Dije s�lo: �No se qu� puedo hacer... yo soy s�lo un monje budista...� No consegu� decir nada m�s. El anciano monje me mir� y me dijo: �No importa , aunque tu no hagas nada , est� muy bien. Ahora t� eres mi pr�jimo. Saber que t� eres mi amigo me ha dado una gran paz en el coraz�n y un gran valor. Esta noche yo me siento feliz...� Bajo la gran tienda no hab�a luz el�ctrica, s�lo algunas velas encendidas. Mirando en la oscuridad, pod�a s�lo entrever una gran cantidad de gente silenciosa y arrodillada sobre la tierra desnuda. Las palabras de ese anciano me confirmaron mi decisi�n de seguir hasta el final ese proyecto de voluntariado. Antes de convertirse en un refugiado, ese hombre hab�a sido un monje budista de un templo de Camboya.

El d�a siguiente sal� por el campo. Mientras andaba, de repente me vi rodeado por un gran n�mero de ni�os. Mientras intentaba jugar con ellos pens� que justo esos mismos ni�os, con sus ojos brillantes y contentos con tan poco, podr�an volver a dar la esperanza y el valor a los refugiados adultos. Decidimos por ello comprometernos a su educaci�n.

En 1992 los refugiados pudieron regresar a su naci�n. Esta no ha sido todav�a capaz de reconstrucci�n. Actualmente estamos comprometidos en la construcci�n de escuelas, con bibliotecas m�viles en las zonas rurales y en otros proyecto educativos.

En el Budismo del sur de Asia, los programas sociales est�n muy limitados a causa de los llamados 250 (o 348) preceptos budistas interpretados literalmente. En cualquier caso nuestro proyecto ONG no se habr�a realizado sin la colaboraci�n de los monjes budistas del lugar.

Hoy, una parte de los monjes interpreta estos preceptos de manera m�s abierta y colabora activamente en la reconstrucci�n de Camboya junto a la gente de las aldeas. Los preceptos son, naturalmente, una parte importante del budismo. Pero el budismo japon�s (que ha conservado s�lo 48, o 16 de estos preceptos del bodhisattva) tiene probablemente � en lo que se refiere al compromiso social- un importante papel en el di�logo con el budismo del sur, dentro de la misma fe religiosa.

Hoy estamos aqu� para rezar por la paz (en cuanto budistas nosotros no rezamos). Nosotros intentamos s�lo entender y actuar en base a esa comprensi�n.

Como mensaje final de mi intervenci�n quisiera citar algunas palabras de Aung-San SUCHI del Myanmar: � El primer requisito de la paz del mundo es la eliminaci�n del ego�smo individual�. Y: �En el mundo de hoy polarizado sobre la econom�a y en el actual totalitarismo de las cosas materiales que nos invade, no habr� paz para el mundo si las religiones y los que son llamados a promover los preceptos morales no se liberan ellos mismos del instinto de la avaricia, del deseo de fama, y del odio.�

Yo pertenezco a una organizaci�n internacional de voluntariado que se llama �SHANTI�, Shanti es una antigua palabra india de lengua Pali, que significa paz y tambi�n liberaci�n de las ataduras...

Gracias por vuestra atenci�n.