Comunità di Sant

Las Fronteras del Di�logo:
religiones y civilizaciones en el nuevo siglo

Encuentro Internacional Hombres y Religiones - Barcelona 2 - 3- 4 de septiembre de 2001


 Domingo 2 de septiembre 2001
Gran Teatre del Liceu, La Rambla
Ceremonia de Inauguraci�n

Mohammed Amine Smaili
Te�logo musulm�n, Marruecos

   


EN EL NOMBRE DE ALAH, EL TODO MISERICORDIOSO, EL MUY MISERICORDIOSO.

No hay palabras mas bellas que las que consagra a la causa de Dios el que hace el bien y proclama su sumisi�n.

El Bien y el Mal no deber�an ser confundidos . Responde al Mal con el Bien. Tu enemigo se convertir� en seguida en tu mejor ayuda.

Una tal grandeza de alma es privilegio de los perseverantes, de los que han sido tocados por una gracia infinita.

A la m�s m�nima tentaci�n de Satan�s, dir�gete a Dios. El oye y sabe todo.

Alaba s�lo a Dios

El di�logo para una civilizaci�n de cohabitaci�n

El hombre moderno ha creado una cohabitaci�n basada en el di�logo para poder vivir una nueva �poca y hacer parte de una historia que haga olvidar las guerras vividas por el ser humano para poder vivir una nueva civilizaci�n. Las riquezas de los valores constituyen siempre las bases que no cambian nunca en la vida del ser humano. Desde los profetas, Abraham el primero (padre de los profetas), despu�s Mois�s, Jes�s y Mahoma, la civilizaci�n no es m�s que un di�logo creado por el ser humano y bendecido por Dios. Es una verdad muy dif�cil de creer por una sola raz�n: que el hombre a causa de sus sufrimientos, sus angustias y sus creencias s�lo encuentra en Dios, el clemente, el todopoderoso, la esperanza de vivir y revivir su historia y nadie puede encontrar su camino lejos de la voluntad de Dios.

El ser humano en la civilizaci�n moderna ha intentado buscar una cohabitaci�n entre los humanos pero siempre lejos de la voluntad de Dios. A veces, el hombre ha intentado algunos desaf�os, pero �l encontraba siempre la misericordia de Dios y su perd�n.

Un gran Rabino me dec�a un d�a hablando de la cohabitaci�n de los seres humanos, de los antiguos pensamientos de la historia y de los de las guerras religiosas: �Nosotros los sabios de la religi�n, somos muy t�midos ante la idea de crear una civilizaci�n de la cohabitaci�n del ser humano�.

En el 1985, en el estadio de honor de Casa Blanca y ante 80.000 musulmanes marroqu�es, el Papa Juan Pablo II ha alzado la bandera blanca de un di�logo inocente, sagrado y fiel al principio de cada identidad. En su discurso, �l ha querido condenar las guerras desde la edad media hasta nuestros d�as, �l ha trazado las grandes l�neas de un di�logo para una civilizaci�n de cohabitaci�n y no de una civilizaci�n de vencedores y vencidos. El Papa ha renovado con valor la idea de di�logo en su famoso y reciente discurso en Jerusal�n y en la gran Mezquita Omeya en Damasco.

Qui�n de nosotros no recuerda los sagrados momentos en Jerusal�n cuando el Papa Juan Pablo II ha depositado la carta en el muro entre la gran sinagoga, la gran catedral, la gran mezquita, yo ten�a l�grimas en los ojos vi�ndole recorrer la peque�a distancia completamente solo, por todo lo que hemos visto en ese momento: la mano del Papa dejando la carta y sus ojos mirando el camino que Abraham ha atravesado desde el sur de Irak hasta su llegada a Jerusal�n sin pronunciar discurso. En Cuba, un hecho extraordinario, el Papa ha hablado del sufrimiento de los pueblos sometidos a l�embargo internacional que se opone al di�logo de una civilizaci�n de cohabitaci�n, el Papa dijo ese d�a: �Yo no estoy a favor del embargo contra los pueblos�. Este modo de actuar se ha repetido en Turqu�a pa�s de la historia del imperio otomano y en �frica para aprobar que el ser humano tiene el derecho a vivir en el respeto de su raza, de su color, su identidad y sus proyectos de vida.

Nosotros queremos entrar en una globalizaci�n lejana de las guerras que ha marcado ya nuestra historia con letras de sangre. Y como la religi�n constituye un factor importante en la vida del hombre, es necesario que cada uno de nosotros milite por la tolerancia y refuerce el amor al pr�jimo independientemente de quien sea el pr�jimo.

La paz en el mundo pasa a trav�s de la paz entre las religiones.

Hoy nosotros tenemos otras batallas que luchar, contra el mal, la enfermedad, la pobreza, las penas injustas, la ignorancia..., y podemos decir que los principios del manifiesto de As�s, reforzados y consolidados en Roma, Jerusal�n, Bucarest y hoy en Barcelona, lanzan una nueva escuela de di�logo de cohabitaci�n civilizada. Deseando una consolidaci�n de este esp�ritu que se inscribe en los esfuerzos de la comunidad de San Egidio donde la humanidad encontrar� su identidad religiosa para un mundo de fe y de valores porque la religi�n no debe servir m�s de paraguas para los guerreros ni debe ser empleada para la destrucci�n sino que su deber es sobretodo la paz y la felicidad del ser humano.