Aachen 2003

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Luned� 8 Settembre 2003 - Technologiezentrum am Europaplatz
Quale futuro per l�America Latina?

  
  

Jesus Delgado
Vicario generale di San Salvador, El Salvador
  

Monse�or Romero es considerado en Am�rica Latina como un interprete genuino del alma latinoamericana, �Voz de los sin voz�, Voz prof�tica de Dios para exigir a los hombres y a las mujeres de las d�cadas de los setenta, la conversi�n personal y social, necesarias para forjar una sociedad m�s justa y solidaria. Este proyecto era viable solamente si hab�a un cambio radical en el manejo de la econom�a tan cerrada al clamor de los pobres. Era preciso convertir los corazones ego�stas y las mentalidades liberales de los que pose�an las mayores riquezas.

Monse�or Romero sab�a que los desordenes sociales y las humillaciones humanas de los latinoamericanos ten�an su ra�z en el p�simo manejo de la econom�a. No se trata del manejo t�cnico que, por cierto, con mentalidad neoliberal funcionaba muy bien a favor de los intereses acumulativos de los m�s ricos. Se trataba m�s bien del manejo inhumano e injusto de las riquezas. Aunque cristianos, los ricos de Am�rica Latina en general y los salvadore�os en particular, carec�an del sentido solidario para con los m�s necesitados de la sociedad. Monse�or Romero quiso inyectarles ese �suplemento de alma� que les hac�a falta.

Antes de entrar en materia, agradezco a la COMUNIDAD DE SAN EGIDIO, por la amigable invitaci�n que me hicieron para compartir con ustedes este hermoso ENCUENTRO INTERNACIONAL DE HOMBRES Y RELIGIONES. Quiero aprovechar los pocos minutos de que dispongo para conceptuar, en lenguaje socio econ�mico, y exponer como en una s�ntesis apretada, el proyecto de una sociedad m�s justa que Monse�or Romero ten�a en su mente y en su coraz�n. El Arzobispo m�rtir no fue economista, pero intu�a con asombrosa justeza lo que deb�a ser una econom�a al servicio de una sociedad, capaz de abrir caminos para la paz estable y duradera.

Se trata, en primer lugar, de una sociedad sustentada en el respeto permanente a la dignidad de la persona y en la garant�a absoluta de los derechos humanos. Derecho a la vida y a la integridad f�sica, ciertamente; pero, no solamente, sino que la sociedad acepte que el trabajo, la salud y la educaci�n, forman parte fundamental de los derechos inalienables de la persona humana. Aceptaci�n y reconocimiento que deben ser reales y pr�cticos, es decir, no meramente formales o sea, s�lo para ser estampados jur�dicamente en la constituci�n del pa�s.

En segundo lugar, se trata de una sociedad en la que se fomentan y se mantienen relaciones arm�nicas entre todos los miembros que la conforman con base a la implementaci�n de una aut�ntica justicia social que garantice dos cosas: primero, la igualdad de todos ante la ley a trav�s de la institucionalizaci�n cristalina de la administraci�n de justicia que impida la discriminaci�n en contra de los d�biles y tenga como objetivo inmutable la erradicaci�n de la impunidad de los poderosos; y, segundo, el acceso, en igualdad de oportunidades a todos los ciudadanos, al disfrute, dentro del �mbito legal, de los recursos nacionales: siempre que sea para la superaci�n del pa�s y para el logro de una vida mejor para los ciudadanos en general.

En tercer lugar, Monse�or Romero ve�a la sociedad de sus sue�os apoyada s�lidamente en el factor econ�mico con sentido humano y social. El Arzobispo m�rtir vivi� en un tiempo en el que la sociedad salvadore�a estaba agrietada por distancias econ�micas horribles. Una sociedad donde el 90 % de riquezas en manos de un 5 % de la poblaci�n, s�lo dejaba el 10% de la riquezas para el 90% de la poblaci�n sumida en una pobreza desesperante.

Monse�or Romero ve�a abierto el camino a la paz por la justicia, s�lo si hab�a un real empe�o de todos para que el factor econ�mico contribuyera a lograr el crecimiento permanente y auto sostenible del producto nacional como resultado de la utilizaci�n racional y efectiva de todos los recursos de que disponga la sociedad y no solamente de unos que sirven para el bien de pocos. Recalcaba el Arzobispo m�rtir que hab�a de procurar un proceso productivo que generara el mayor valor agregado y no �nicamente las mayores utilidades posibles en el corto plazo.

La sociedad de los sue�os de Monse�or Romero s�lo ser�a realidad si el factor econ�mico act�a como factor providente y previdente. Providente, es decir, poniendo en vigencia pol�ticas de corto plazo que estimulen y orienten la inversi�n de recursos en el fortalecimiento de la econom�a interna y en especial la generaci�n de empleos en el menor plazo posible. Previdente, es decir, favoreciendo la implementaci�n simult�nea de pol�ticas de mediano y largo plazo que promuevan en el futuro el crecimiento, la integraci�n sectorial y le diversificaci�n gradual de la producci�n nacional.

Dicho de otro modo. La econom�a al servicio de la persona humana es aquella que sustenta en el corto plazo un mercado interno fuerte, que poco a poco se complementa con un proceso de transformaci�n constante de la oferta para adaptarla positiva y gradualmente, en las cambiantes condiciones de la demanda de los mercados internacionales, hasta lograr, en el largo plazo, que las exportaciones no tradicionales de bienes y servicios se conviertan en el nuevo motor del crecimiento sostenido de la econom�a. En palabras m�s concisas. La econom�a generadora de paz es la que permite a todos los ciudadanos ser productores y exportadores, y no meramente, consumidores e importadores.

En cuarto lugar, la sociedad salvadore�a y, expansivamente latinoamericana, con la que so�� Monse�or Romero, es aquella que logra la reducci�n de la pobreza absoluta y la elevaci�n real del nivel de vida de la poblaci�n de bajos ingresos, a trav�s de la implementaci�n de la estrategia nacional de participaci�n. Por medio de esta estrategia se buscar� promover deliberadamente, como su principal objetivo, la creaci�n de espacios para las personas menos favorecidas y marginadas, para que dejen de ser, con sus diversas habilidades y capacidades, y por sus propios medios, una carga para la sociedad. Es preciso que por medio de este proceso, logren los pobres su propia superaci�n y, por su aporte, se conviertan en agentes efectivos del desarrollo nacional.

La deteriorada situaci�n social en la mayor�a de las sociedades latinoamericanas, la falta de coexistencia arm�nica de sus diferentes capas, a veces en flagrante pugna, debe ser remediada, seg�n Monse�or Romero, por la mejor�a en los ingresos de las familias pobres, por la consolidaci�n y operatividad que debe imprimirse a las reformas estructurales del sistema educativo, y por la eficiencia de las inversiones en el desarrollo del capital humano, �nica garant�a para que la sociedad dise�ada sea alg�n d�a una realidad y no se convierta en mera quimera.

La visi�n integral de la sociedad que so�� Monse�or Romero, estructurada como un todo indivisible, constituido por �personas� con sus muy particulares atributos, identidades y necesidades, y no por un n�mero de �individuos sin rostro�, esta sociedad es conceptualmente posible solamente si lo humano va de la mano con lo social, lo social de lo econ�mico y lo econ�mico de la mano con las oportunidades y limitaciones que constituyen la realidad que viven diariamente los miembros que la integran.

Conclusi�n

Desde la perspectiva del reino de Dios y de una iglesia que colabora a construir la civilizaci�n del amor, Monse�or Romero contribuy� a engendrar una cultura de paz, en un tiempo en que los tambores de guerra llamaban a la revoluci�n armada. Lo tuvieron que matar para callar su voz. La guerra se desencaden�, pero sus gestores tuvieron que detenerla para firmar la paz. La cultura de la paz le gan� la batalla a la cultura de la guerra. Sin embargo, el potencial econ�mico todav�a no se convierte en factor de solidaridad, al contrario, con el neoliberalismo mercantilista parece que recrudece su actitud antisocial e inhumana. Sin embargo, esperamos con fe que ser�n verdaderas tambi�n para la transformaci�n del factor econ�mico, lo que dijo Jes�s: �el cielo y la tierra pasar�n, pero mis palabras no pasar�n� (Mateo 24,35)

 

 

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