Guillermo Leon Escobar-Herran
Ambasciatore della Colombia presso la Santa Sede
El contexto geopol�tico global est� tenso, despu�s de la guerra de Irak. La guerra permanente contra el terrorismo puede llegar a todos los rincones de la Tierra. De hecho existe en algunos pa�ses de Am�rica Latina, y puede extenderse a los dem�s, como un incendio. El contexto econ�mico mundial no es nada positivo. Los grandes organismos financieros internacionales, como el FMI, la OCDE el Banco Mundial, o los ministros das finanzas del G8 se pronuncian preocupados. El contexto geopol�tico general no induce nuevas inversiones. El ambiente de guerra anti-terrorista, los discursos y actitudes de los EE.UU. de no respeto a los principios y acuerdos internacionales, la consiguiente tensi�n entre los EE.UU. y los pa�ses de Europa, as� como la guerra en Oriente Medio s�lo animan a los fabricantes de armas. La deflaci�n ya es realidad en Jap�n y en China y amenaza a los EE.UU �con su creciente y gigantesco d�ficit fiscal y comercial, que amenaza una recesi�n global- y a Alemania. Ese contexto perjudica el crecimiento de los pa�ses subdesarrollados, y puede hacer fracasar las negociaciones de la OMC en el encuentro ministerial de Canc�n, en septiembre. Prospectivamente en lo social, �para d�nde va Am�rica Latina? Los procesos de ajuste estructural de las econom�as latinoamericanas han hecho padecer a las sociedades de nuestros pa�ses, porque los gastos sociales del Estado son los primeros que se merman cuando de apretarse el cintur�n se trata. En la regi�n los brotes de inconformidad tienen mucho que ver con la grave situaci�n econ�mica causada por un gran endeudamiento externo y la apertura indiscriminada a las fuerzas del mercado, que han privatizado y encarecido los servicios p�blicos, y que ofrecen lo habido y por haber, a mejores precios que los de la artesan�a o industria nacionales. Si bien existen intentos serios de integraci�n como el MERCOSUR, con vocaci�n de extenderse a Am�rica Latina, las experiencias de fracaso de integraci�n subregional pesan todav�a demasiado, en especial en la Comunidad Andina de Naciones y el Mercado Com�n Centroamericano. De todas formas, el apret�n del cintur�n en los estratos medios y populares, no ha sido sola analog�a. Los pobres sufren la malnutrici�n y el hambre, cuando existen suficientes alimentos en el mundo para alimentarlos. La Iglesia Cat�lica mediante el Pontificio Consejo �Cor Unum�, respondiendo a una petici�n del Papa Juan Pablo II prepar� un documento con fecha 4 de octubre de 1996, que se denomin� �El hambre en el mundo, un reto para todos: el desarrollo solidario.� En este documento se advierte que �las sociedades no se pueden construir leg�timamente sobre la base de la exclusi�n de sus miembros.� La pauperizaci�n de la clase media y de la clase popular ha devenido, entonces, en f�sica hambre y malnutrici�n, que tiene un tope en el aguante de las gentes. Los �ltimos a�os se han caracterizado por un surgimiento de movimientos sociales, desilusionados del tradicional ejercicio de la pol�tica, de la corrupci�n y la falta de oportunidades para lograr una vida digna. Estos movimientos por lo general espont�neos ante la gravedad de las necesidades, poco a poco se organizan y generan ideas creativas y contestatarias para tratar de sobrevivir, como son las iniciativas del rebusque o de la econom�a informal, o de la econom�a del trueque a trav�s de la moneda social que se han inventado las comunidades; promueven la defensa de su identidad cultural y procuran acciones de oposici�n frente a las pol�ticas denominadas neoliberales de organismos como el Fondo Monetario Internacional, la Organizaci�n Mundial del Comercio, y a los pactos comerciales de libre comercio. Manifiestan que no existe igualdad de condiciones entre los negociantes del norte y los del sur, que son como �pelea de tigre con burro amarrado�, y que resultan en perjuicio, en todo caso, de las minor�as excluidas. La visi�n o el sue�o de estilo, intensidad y calidad de vida que encarna el mercado, con toda la agresividad de vendedor de cosas muchas veces in�tiles, choca de manera brutal con las formas de vida de los pueblos, en especial de las minor�as �tnicas y culturales. �Yo soy feliz, porque lo poco que necesito, me lo procuro. Ustedes no lo son tanto, porque cada d�a necesitan m�s. Y cada vez tienen menos posibilidad de procur�rselo�, es la voz de una ind�gena del Vichada colombiano . Naturalmente que el espectro del desarrollo humano conlleva una serie de cosas, un proceso, que ayuda al desarrollo personal y comunitario. Como lo analiza Paul Streeten: �En todos los niveles de desarrollo hay algunas capacidades que son esenciales para el desarrollo humano, sin las cuales no se puede contar con muchas opciones en la vida. Esas capacidades consisten en vivir una vida larga y saludable, tener conocimientos y tener acceso a los recursos necesarios para un nivel de vida decente, que se reflejan en el �ndice de desarrollo humano. Pero la gente valora muchas otras opciones. Entre ellas se incluyen la libertad pol�tica, social, econ�mica y cultural, un sentido de comunidad, oportunidades de ser creadores y productivos, el respeto por s� mismo y los derechos humanos. Pero el desarrollo humano es m�s que simplemente lograr esas capacidades: es tambi�n el proceso de procurarlas de manera equitativa, participatoria, productiva y sostenible.� El capital social, generado por las comunidades y por la naci�n en su conjunto, supone una din�mica de integraci�n, que implica organizaci�n y participaci�n pol�tica con una solidaridad social activa, superando la mera solidaridad tribal. La l�gica de la exclusi�n ni siquiera consulta la opini�n del otro excluido, y las pol�ticas sociales apenas se limitan a costear la prevenci�n de los incendios sociales en los posibles focos que pueden subvertir el orden p�blico. Porque, adem�s, no quedan otros recursos despu�s del �ajuste estructural�. En este contexto las iniciativas comunitarias de la consecuci�n, distribuci�n y preparaci�n de alimentos, el trueque, y la cooperaci�n de organismos para la ayuda humanitaria, son opciones necesarias para la sobrevivencia. Con todo y lo necesario que es para el desarrollo humano el alcanzar niveles democr�ticos cada vez m�s profundos, las comunidades perciben con leg�timo pragmatismo, que es m�s importante conseguir el pan de cada d�a dentro de una seguridad elemental, porque en ello se les est� yendo la vida. Lo antedicho sirve como un elemento importante de contexto, para estar dentro de las pistas de nuestra realidad de exclusi�n y de subdesarrollo. Con todo, es interesante observar el comportamiento de las encuestas pol�ticas en la regi�n. Si atendemos las encuestas de Latinobar�metro, �en general, la ola de democracia que se instal� en la regi�n en los 90 produce un apoyo de la ciudadan�a hacia este sistema, que llega a una aceptaci�n del 61 por ciento en 1966. �sta se mantiene hasta 2001, cuando baja al 48 por ciento, para luego retomar un 56 por ciento en 2002, posiblemente impulsado por el cambio de presidente en varios pa�ses.� Otra deducci�n importante de la misma encuestadora tiene que ver con la separaci�n que hacen los latinoamericanos, �a prop�sito de las crisis que ha vivido la regi�n, (entre) la gesti�n de los pol�ticos de su sistema democr�tico y sus instituciones. De hecho, ven la necesidad de tener elecciones libres y derechos individuales, y lo que han aprendido es a reconocer el fracaso de los malos administradores y pol�ticos protestando en las calles y obligando a su cambio por otro.� Sin embargo, al comparar los resultados de todos los pa�ses se encuentra que en la regi�n 56 por ciento apoya la democracia, pero s�lo 32 por ciento est� satisfecha con ella y al 50 por ciento no le importar�a que un gobierno no democr�tico llegara al poder.� En cuanto a las privatizaciones, �s�lo el 28 por ciento cree que han sido beneficiosas, mucho menos que en 1998, cuando fue del 40 por ciento. Un 70 por ciento afirma que el mejor modelo de desarrollo para producir electricidad, agua, salud y educaci�n, entre otros, es a cargo del Estado.� Este movimiento pendular da pie a la revista Semana para deducir de la encuesta un �giro a la derecha� en Am�rica Latina. Podr�a decirse que el imaginario colectivo es proclive a las ideas democr�ticas en Am�rica Latina, y que s�lo en situaciones muy cr�ticas y unos pa�ses m�s que en otros, se aceptar�a provisionalmente un r�gimen autoritario. Puede haber una especie de pragmatismo que consulta m�s el bolsillo propio que el bien com�n. Las elecciones de los nuevos mandatarios de Brasil, Ecuador y Venezuela, y las fuerzas pol�ticas con opciones de poder representadas por convergencias de movimientos sociales y partidos de izquierda en Bolivia, Per�, por ejemplo, no evidencian un giro a la derecha, sino una recomposici�n del espectro pol�tico en Am�rica Latina. En efecto, nuevas caracter�sticas de los movimientos sociales, en el contexto de la globalizaci�n, dan nueva din�mica a la regi�n. En particular, son relevantes los movimientos de campesinos y minor�as �tnicas que reivindican su derecho al poder y al territorio, en uni�n con otras fuerzas sindicales y de izquierda, frente a las pol�ticas llamadas neoliberales o de libre mercado. Esto da pie para que dirigentes como Evo Morales en Bolivia expresen su rechazo a las formas tradicionales de hacer pol�tica, identificando a los partidos pol�ticos con la corrupci�n; o como el Subcomandante Marcos del EZLN, se interprete una renovada hegemon�a o �sociedad del poder� que controla organismos financieros (y, por ende pa�ses enteros), medios de comunicaci�n, corporaciones industriales y comerciales, centros educativos, ej�rcitos y polic�as p�blicos y privados, que pretende llenar el vac�o dejado por los estados nacionales y sus clases pol�ticas. �El �barco� social se halla a la deriva y el problema no es s�lo la falta de un capit�n capaz; resulta que se han robado el tim�n y no aparece por ning�n lado.� Resulta entonces, que la idea de mercado a ultranza, fomenta no el orden sino la anarqu�a. En los 90s las redes de poder se han potenciado y se podr�a hablar de la superaci�n de la competencia entre pa�ses o entre bloques de pa�ses, para decir que estamos en el estadio de �redes transnacionales de poder� basadas en el control de �polos exitosos� o estrat�gicos de acumulaci�n (instituciones financieras, inform�tica y telem�tica, petr�leo, etc.) que ya no dependen de la iniciativa del estado. El papel de �ste es cada vez m�s minimizado, en el supuesto entendido de que lo p�blico es malversado sistem�ticamente porque no tiene doliente y sus administradores son ineptos, y a contrario sensu lo privado es manejado admirablemente por las razones inversas. En fin, la l�gica del mercado, seg�n Marcos, es convertir todas sus islas no en naciones, sino en centros comerciales. Analistas norteamericanos aceptan un diagn�stico de injusticia y de escasas posibilidades para el desarrollo. Para el caso de Centroam�rica, de la Oficina WOLA, extractamos: �Las desigualdades sociales y econ�micas produjeron las condiciones estructurales que, en el per�odo de los a�os 70s y 80s, rompieron en violencia pol�tica a trav�s de la mayor parte de pa�ses de Centroam�rica. Por a�adidura, la insurgencia de Nicaragua y la contrainsurgencia en El Salvador, Guatemala y Honduras, todas ellas auspiciadas por los EE.UU., alimentaron las llamas. M�s all� de los puntales estructurales del conflicto, las causas inmediatas de los conflictos estaban ligadas a la predominancia de reg�menes autoritarios y represivos, que ofrec�an pocas opciones de participaci�n real y cambio a la ciudadan�a.� Recordemos las dictaduras patrimonialistas de Nicaragua con Somoza, y al sur del continente, de Strossner, en Paraguay. �Las sociedades centroamericanas �sigue el informe de WOLA- contin�an siendo caracterizadas por estructuras sociales y sistemas econ�micos de exclusi�n y marginaci�n. La riqueza se concentra en unos pocos, mientras la mayor�a de la poblaci�n vive en estado de pobreza.� ... �La polarizaci�n social y econ�mica que resulta de esta realidad genera una profunda polarizaci�n pol�tica con una marcada tendencia hacia la confrontaci�n.� ... Del dicho al hecho hay mucho trecho, es un refr�n muy conocido, que en pol�tica traduce la manipulaci�n. �Los gobiernos de la regi�n ret�ricamente se pronuncian por la necesidad de contar con mayor participaci�n ciudadana y por la consolidaci�n de la democracia, pero, en realidad, resisten la transparencia y no perciben a la sociedad civil como actores de igualdad.� Una verdadera cuenta de responsabilidades o accountability es cosa rara en nuestros pa�ses: �Por tradici�n, los legisladores de Centroam�rica responden m�s a las directrices de sus respectivos partidos pol�ticos que a la poblaci�n que los llev� a sus puestos a trav�s del voto.� En tiempos en que el valor de la informaci�n y del conocimiento son cruciales para las democracias, la exclusi�n aqu� se manifiesta en informar lo conveniente a los monopolios de la informaci�n, que por lo general corresponden a los conglomerados econ�micos de cada pa�s o de la regi�n. �La propiedad y el control sobre los medios de comunicaci�n en la regi�n, est�n altamente concentrados, lo cual limita el acceso y uso efectivo de dichos medios de parte de muchos sectores de la sociedad civil.� Concomitantes con los anteriores obst�culos estructurales, Centroam�rica es especialmente d�bil en su organizaci�n social, sin liderazgo nuevo y efectivo, poca capacidad de an�lisis para concretar las pol�ticas p�blicas y una muy escasa informaci�n sobre la gesti�n p�blica que impide una mayor exigencia para la rendici�n de cuentas. Sin embargo, en Centroam�rica han sido muy importantes varios movimientos sociales, tales como los involucrados en el an�lisis y la reconstrucci�n a partir de los desastres naturales como el Hurac�n Mitch; existen grupos trabajando por la ni�ez y la legislaci�n protectora de la familia, adem�s de las reivindicaciones del campesinado en torno a la deuda agraria. En torno del Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos y Centroam�rica (TLCEUCA), del �rea de libre Comercio de las Am�ricas (ALCA) y del Plan Puebla de Panam� (PPP), pasando por la revisi�n cr�tica de los resultados sobre el pueblo mexicano del TLC de Am�rica del Norte, m�s de 30 organizaciones sociales de Centroam�rica se reunieron del 2 al 3 de junio de 2003 y emitieron una Declaraci�n conjunta alertando sobre los efectos perversos de tales tratados como en su opini�n ser�an la desprotecci�n social, la privatizaci�n de recursos y servicios esenciales, junto a la invasi�n de productos extranjeros en detrimento de la soberan�a nacional y la soberan�a alimentaria, y plantean una organizaci�n coordinada para hacer resistencia para frenar el avance de la globalizaci�n corporativa y para articular alternativas y propuestas que contribuyan a construir la Otra Centroam�rica posible. En Colombia el pasado 17 de julio se formaliz� el Polo Democr�tico Independiente (PDI), convergencia de partidos y movimientos pol�ticos de izquierda democr�tica, con buenas perspectivas de �xito electoral. De acuerdo con el analista Eduardo Pizarro , ser�a la fuerza que tendr�a m�s opci�n ante un renovado Partido Liberal, y el decrecimiento de los dem�s actores como el Partido Conservador. Entre tanto, la mara�a de violencias que hace cuatro d�cadas padece el pa�s, hace casi que imposible el surgimiento de claros liderazgos de los movimientos sociales. Son relevantes las experiencias comunitarias denominadas Laboratorios de Paz, en especial el del Magdalena Medio, donde en medio de guerrillas, paramilitares y narcotraficantes se construyen d�a a d�a proyectos en com�n desarrollados por las mismas comunidades campesinas, con fuerte apoyo de recursos de cooperaci�n internacional para el desarrollo. Las Asambleas populares constituyentes realizadas por las comunidades de varios municipios en zonas de conflicto, quieren ser verdaderos territorios de paz y una forma efectiva de democracia participativa. Para el a�o 2005 se tiene previsto el inicio de las negociaciones sobre el TLC de EE.UU., y las entidades gremiales y las empresas que tiene que ver con el comercio exterior se vienen preparando acad�micamente para negociar de la mejor forma. De todas maneras, la infraestructura y el mercado colombiano, como los de casi todos los pa�ses de la regi�n, no est� preparada para contener la invasi�n de mercanc�as que EE.UU. puede poner al otro d�a de la firma del tratado en los puertos colombianos. Para los movimientos guerrilleros de los 60s y 70s los ideales pol�ticos se pod�an establecer claramente, y el debate entre medios y fines no inclu�a el terrorismo ni el narcotr�fico o la inclusi�n en la guerra de la poblaci�n civil. Hoy no se puede decir lo mismo, y tanto guerrilla como paramilitares se nutren de medios il�citos en su af�n de desarrollar su poder local y regional. Esto de hecho ayuda a alimentar la inclinaci�n de ex miembros de los movimientos armados a conformar bandas delincuenciales, en su propio beneficio, como ha sido la experiencia centroamericana. La �guerra contra el terrorismo� puede tener incidencias m�s all� del Plan Colombia apoyado por los EE.UU., y traspasar las fronteras colombianas, en persecuci�n de los alzados en armas y de los narcocultivos y narcotraficantes. Otro tema es el apoyo al Plan Colombia por parte de la Uni�n Europea, con m�s ingrediente de pol�tica social y no de guerra; con m�s construcci�n comunitaria y respeto de los derechos humanos que reacci�n militar. Ecuador fue noticia en el mundo por el levantamiento de una semana de los ind�genas integrados en la CONAIE (Confederaci�n de Nacionalidades ind�genas del Ecuador) a mediados de los 90s. Para Luis Macas, l�der ind�gena saraguro del extremo su andino del Ecuador, diputado nacional elegido por el Movimiento Nuevo Pa�s-Pachakutik, el haberse desligado los partidos pol�ticos de las bases sociales y los sindicatos haberse reducido a la protecci�n de sus propios intereses, favoreci� que el movimiento ind�gena consiguiera �un alcance y una proyecci�n nacionales, con los que ha podido, casi sin hab�rselo propuesto, influir decisivamente en los procesos pol�ticos de los �ltimos a�os.� Venezuela acaba de firmar con Ecuador un convenio seg�n el cual los dos pa�ses propender�n por la conformaci�n de la �Unidad Hidrocarbur�fera Subregional Petroam�rica� mediante la cual activar�n contrataciones directas gobierno a gobierno. Varias constituciones pol�ticas de la regi�n, tales como Brasil, Per� y Venezuela consignan el prop�sito de la integraci�n latinoamericana. Sin embargo la voluntad pol�tica apenas da para intentos menores. Aparte de los movimientos armados que tienen presencia en la frontera colombo-venezolana, tambi�n en la propia Caracas, Barrio �23 de enero� existe desde fines del segundo gobierno de Rafael Caldera (1995-99) un movimiento armado que comenz� con acciones antidelincuenciales y que ahora se muestra a la �defensa de la revoluci�n�; se trata del �Movimiento Revolucionario Tupamaro (MRT) de Venezuela , cuya funci�n ser�a la de �organizar la resistencia en el seno del pueblo para contrarrestar esa contrarrevoluci�n que tenemos encima�, como lo expresa Oswaldo Rivero, su vocero, refiri�ndose a la oposici�n que en la madrugada del 12 de abril derroc� al presidente Ch�vez por menos de 48 horas. Muy complicada ha sido la situaci�n venezolana de confrontaci�n entre chavistas y oposici�n liderada por empresarios y due�os de medios de comunicaci�n. La devaluaci�n del bol�var, sin precedentes, es muestra de la cr�tica situaci�n de este pa�s, cuyo presidente no s�lo dice inspirarse en la ideolog�a bolivariana sino que es amigo de la revoluci�n cubana. Despu�s del Fujimorazo y del recuento de las atrocidades cometidas bajo su r�gimen, fue creada la Comisi�n de la Verdad y Reconciliaci�n Nacional. �Se estima que 30 mil personas perdieron la vida y unas 6 mil desaparecieron durante los conflictos con la organizaci�n guerrillera Sendero Luminoso y las fuerzas de seguridad.� La violencia culmin� en el Per� en 1992 con la detenci�n de Abimael Guzm�n. En tiempos actuales, del presidente Toledo, hay nuevos brotes de Sendero Luminoso, y nuevas respuestas militares por parte del gobierno, en medio de duras condiciones econ�micas y sociales. En Bolivia ha sido muy relevante la acci�n de movimientos ind�genas y campesinos. Evo Morales Ayma es el presidente de la federaci�n de productores de coca en el Chapare, y se ha convertido en el s�mbolo de la lucha contra la pol�tica neoliberal en Bolivia, constituy�ndose dentro del Movimiento al Socialismo (MAS) en la segunda fuerza pol�tica del pa�s. Propugna por la organizaci�n en empresas autogestionarias y colectivas. Propone un cambio radical del modelo econ�mico, la eliminaci�n de la erradicaci�n de cocales y la reversi�n del proceso privatizador. A la pregunta de si resulta realista oponerse a la mayor potencia econ�mica del mundo, contest�: �Las mayor�as nacionales no viven de las ayudas econ�micas sino de su trabajo. Las ayudas son para la represi�n y para la corrupci�n. Por eso, el movimiento campesino, los due�os de esta tierra: los quechuas, aymaras y guaran�es han decidido recuperar el poder y el territorio. Estamos en lucha franca contra la globalizaci�n. El capitalismo es el pero enemigo de la humanidad. Es el peor enemigo del medio ambiente. Todos los pueblos se levantan contra ese sistema.� Es reconocida la virtud de Evo de sumar: a los cocaleros del Chapare y de los Yungas las federaciones campesinas, los colonizadores, parte de los ind�genas del Oriente, movimientos sin Tierra, Centrales Obreras Departamentales, Federaciones o coordinaciones del Agua, a los ayllus del norte de Potos� y a un sinn�mero de entidades gremiales que van desde jubilados sin jubilaci�n hasta padres de familia. Al comentario de un periodista �Parece que usted no cree en los partidos pol�ticos...�, respondi�: �-S�, yo soy muy honesto y responsable. Yo creo m�s en los movimientos sociales que en los partidos pol�ticos.� Un a�o y medio despu�s del �que se vayan todos�, Argentina tiene por fin un presidente elegido para un per�odo constitucional de cuatro a�os, despu�s de varios presidentes provisionales. Al pen�ltimo, Eduardo Duhalde, le achacan un ejercicio del presidencialismo no ajeno a sus antecesores, basado en la dif�cil situaci�n econ�mica y social de su pa�s, y no exento de populismo. Sin embargo, el nuevo presidente de los argentinos est� suscitando un remez�n pol�tico sin precedentes, descabezando las Fuerzas Armadas y de la polic�a federal y bonaerense; abriendo la posibilidad de extradici�n para los acusados de guerra sucia; suscitando el cambio de presidente de la Corte Suprema de Justicia apoyando para este cargo a un reconocido defensor de los derechos humanos. Est� suscitando la emergencia de nuevos liderazgos sindicales fuera de la poderosa CGT y apoya los nuevos movimientos sociales. Les ha dicho a los empresarios �nunca los escuch� hablar de hambre�, y ha ido a Europa a buscar el apoyo de varios gobiernos para afrontar mejor las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional. El Presidente de Chile, Ricardo Lagos, asisti� a la Conferencia sobre Gobernabilidad Progresista, donde asistieron m�s de diez jefes de gobierno socialdem�cratas. All� reafirm� la tesis de que �El mercado es muy eficiente para poder resolver un conjunto de temas pero el mercado no va a resolver temas sociales de nuestros pa�ses.�, adem�s de que �la distribuci�n del ingreso con todo y lo dif�cil que son las comparaciones internacionales, no es mejor que en 1973. Lo que ocurre es que el ingreso ha subido mucho y en consecuencia tenemos un menor n�mero de pobres que en 1973.� Lagos, junto con los presidentes de Argentina, N�stor Kirchner y de Brasil, Luis In�cio Lula da Silva, han sido calificados por un diario brit�nico como los representantes pragm�ticos de la tercera v�a en Am�rica Latina. En la �Cumbre de la Tercera V�a� tambi�n asisti� el presidente Lula da Silva, quien expres� : �Si el siglo XX fue uno de estabilizaci�n y recuperaci�n econ�mica de Europa y EE.UU., el siglo XXI puede ser uno en el que se puede distribuir un poco la riqueza acumulada durante esos a�os.� Y a�adi�: �Entonces, ese es el desaf�o para los pa�ses ricos, incluso porque si quieren combatir el narcotr�fico, el crimen organizado, el terrorismo, la mejor forma es hacer una pol�tica social en la parte m�s pobre del planeta Tierra.� En cuanto al tema de la integraci�n y los tratados como el ALCA, expres� Lula da Silva: �Nosotros queremos una Am�rica del Sur unida, porque tenemos frontera con todos menos con Ecuador y con Chile, porque tenemos intereses pol�ticos y sociales en la regi�n y porque creemos que cuanto m�s unidos estemos, m�s fuerza tendremos para negociar o con EE.UU. o con Europa. Al mismo tiempo tenemos que buscar socios que no est�n directamente ligados al primer mundo, como Sud�frica, China, India y Rusia, que tienen condiciones similares a las de Brasil en poblaci�n, tecnolog�a y agricultura. Tenemos que tener socios para que cuando vayamos a luchar con la Uni�n Europea para que reduzca los subsidios agr�colas tengamos m�s fuerza. Queremos igualdad en la discusi�n sobre el ALCA y si no se puede iremos a la OMC para resolverlo, vamos a luchar m�s, vamos a congregar m�s gente en esta lucha. Por eso defendemos la uni�n de Am�rica del Sur en torno al MERCOSUR para negociar con m�s fuerza el ALCA. Combatir el hambre no es un problema del pueblo brasile�o. Es un problema �tico y moral de todo el que vive en el planeta Tierra.� A pesar de que las transnacionales de los alimentos con sede en los EE.UU. han estado proclives al comercio con Cuba, apenas se han firmado contratos para ello en torno a tragedias como la ocasionada en la Isla por el hurac�n Michelle en el 2001; el embargo comercial del gobierno de los EE.UU. se mantiene hace m�s de cuatro d�cadas. La izquierda continental ha venido sosteniendo encuentros que incluyen a dirigentes de los movimientos sociales, entre ellos los realizados en Quito, entre 25 y 27 de mayo alrededor de la celebraci�n de los 77 a�os del Partido Socialista Ecuatoriano. El 25 tuvo lugar una reuni�n ampliada de la Secretar�a Ejecutiva de la Coordinaci�n Socialista Latinoamericana en la que participaron el Partido de la Revoluci�n Democr�tica de M�xico, el Partido de los Trabajadores de Brasil, el Frente Socialista de Puerto Rico (observador), as� como los Partidos Socialistas de Argentina, Chile, Per�, Uruguay y el PS anfitri�n, Ecuador. Los d�as 26 y 27 se sumaron los integrantes del Grupo de Trabajo de Sao Paulo: el partido Comunista de Cuba, la Uni�n Revolucionaria Nacional Guatemalteca, el Frente Farabundo Mart� de Liberaci�n Nacional de El Salvador, el Frente Sandinista de Liberaci�n Nacional de Nicaragua, el Frente Social y Pol�tico de Colombia, el movimiento V Rep�blica de Venezuela, el Frente Amplio del Uruguay, el Partido Comunista de Chile y las organizaciones pol�ticas de izquierda del Ecuador. Existe una recomposici�n de la organizaci�n social en Am�rica Latina con un marcado papel protag�nico de las organizaciones del campo. En 1994 comienza el levantamiento armado de los ind�genas de Chiapas, liderado por el Ej�rcito Zapatista de liberaci�n nacional (EZLN), y luego se registra otro en Ecuador levantamiento ind�gena-campesino en Ecuador, hasta las movilizaciones de los sin tierra en Brasil y Paraguay, pasando por las marchas de los cocaleros en Bolivia. Una campa�a pionera a nivel continental fue la denominada 500 A�os de Resistencia Ind�gena, Negra y Popular, sobre la base de �unidad en la diversidad� dejando a un lado formas de piramidales y centralizadas de organizaci�n, sino de trabajo mediante ejes comunes y el uso de nuevas tecnolog�as de informaci�n y comunicaci�n, por la Internet. Con los nuevos medios se han venido organizando el Foro Social Mundial de Porto Alegre y los Foros Sociales tem�ticos en cada pa�s. Es una activa y nueva forma de participaci�n de los movimientos sociales en el mundo, opuesto o complementario del Foro de Davos, de empresarios y l�deres de los principales pa�ses desarrollados del mundo. Aun los movimientos armados en Am�rica Latina est�n optando por la lucha mediante la lucha electoral, a excepci�n de lo que ocurre todav�a en Colombia. Por ejemplo, el Movimiento de Liberaci�n Nacional Tupamaros , de Uruguay, naci� a mediados de los 60s, tuvo una dura confrontaci�n con las fuerzas institucionales a principios de los 70s en la que el movimiento pr�cticamente qued� aniquilado. Con la apertura democr�tica de los �ltimos a�os, el MLN se ha integrado a los movimientos legales de izquierda, que han participado en un trabajo de recuperaci�n de la memoria hist�rica y pol�tica aun mediante tribunales populares. Hoy d�a Mar�a Elia Topolansky y Germ�n Gonz�lez Romay, ex-guerrilleros tupamaros reinsertados despu�s de reconocer su antigua inspiraci�n en la revoluci�n cubana, las Farc de Marulanda, el Che Guevara y el libro de Regis Debray �Revoluci�n en la Revoluci�n�, piensan que �el trabajo social se ha vuelto esencial: Hoy una sociedad m�s justa es una meta alcanzable, pero con herramientas diferentes.� Sin embargo, desmovilizaci�n o reinserci�n de los antagonistas en la lucha armada ofrece nuevas dificultades. La paz es un concepto imperfecto. Es toda una ciencia esto de preparar un futuro de paz, que se debe hacer mucho antes de la firma de los tratados de paz, como lo explican especialistas en el tema en el libro �Preparar el futuro: conflicto y post-conflicto en Colombia.� . Aparte de las probables consecuencias disfuncionales, como lo mencion�bamos en el aparte consagrado a Colombia: �El escenario latinoamericano ofrece variadas experiencias en que se evidencia que tras la descomposici�n de agrupaciones extremistas tradicionales hay un trasvasaje de miembros hacia la delincuencia com�n. En Centroam�rica, se ha logrado comprobar, de manera reiterada, la formaci�n de bandas de plagiarios, compuestas por elementos descolgados de agrupaciones guerrilleras que en los �ltimos a�os se han incorporado al sistema pol�tico. Ex militantes del Frente Farabundo Mart� de Liberaci�n Nacional en El Salvador y de la Uni�n Revolucionaria Nacional Guatemalteca, e incluso hasta ex miembros del Frente Sandinista de Liberaci�n Nacional y de la Resistencia Nicarag�ense (la �Contra�), conforman una multiplicidad de bandas criminales dedicadas al secuestro extorsivo, que les procura importantes cantidades de dinero que ya no van a financiar proyectos subversivos sino que responden a los intereses pecuniarios de los propios participantes en estas actividades delictivas.� Benavente cree ver en el resurgir de movimientos sociales que se mueven en el escenario pol�tico de la regi�n, aun de los respaldados por facciones armadas, un reacomodamiento de la protesta social que tratan m�s de cambiar las condiciones de gobernabilidad en especial en el campo econ�mico, en lugar de buscar el poder pol�tico. Con todo, es muy interesante la din�mica de integraci�n liderada por varios mandatarios latinoamericanos, y su idea de llegar en bloque a los escenarios donde se debate el presente y el futuro del mundo. A pesar del pesimismo del Subcomandante Marcos sobre la construcci�n de pa�s y de regi�n, ante los poderosos movimientos del capital internacional, a�n hay esperanza de integraci�n y de llegar en equipo, antes que nos derroten por separado. Am�rica Latina debe buscar aliados en otras partes del mundo; por afinidades de pensamiento la Uni�n Europea coincide con un humanismo respetuoso de los derechos humanos concebidos en forma integral y sin exclusiones. Peor los principales aliados est�n en la propia regi�n, por todo lo que significa ser latinoamericano adem�s de las obvias razones econ�micas y comerciales de hacer empresa com�n.
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