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Benedicto XVI, en el mensaje que
envió al
encuentro interreligioso por la paz de Asís de septiembre de
2006, escribió: "La iniciativa que hace veinte
años promovió Juan Pablo II asume el
carácter de una puntual profecía".
En los últimos veinte años la Comunidad de
Sant'Egidio ha querido mantener y difundir aquel espíritu de
Asís de la invitación que Juan Pablo II, al
finalizar la histórica Jornada de Oración del 27
de octubre de 1986, dirigió a todos: "Continuemos
difundiendo el mensaje de paz y viviendo el espíritu de
Asís".
De ahí nació un peregrinaje de paz que ha hecho
escala, año tras año, en varias ciudades europeas
y mediterráneas. Tras dos encuentros en Roma (1987 y 1988),
vino el de Varsovia titulado "War never again", en septiembre de 1989,
en ocasión del cincuenta aniversario del inicio de la
Segunda Guerra Mundial. Luego llegaron los encuentros de Bari, Malta y,
en 1992, el de Bruselas, "Europa, religiones y paz". En 1993 el
peregrinaje hizo escala en Milán y, en los años
posteriores, en Asís y Florencia.
Una reunión particular fue la de 1995 en
Jerusalén, en el corazón de la Ciudad Santa, bajo
el tema "Juntos en Jerusalén: judíos, cristianos
y musulmanes". En 1998 se celebró el excepcional encuentro
en Bucarest "La paz es el nombre de Dios: Dios, el hombre, los pueblos,
que abrió el camino para la primera visita de Juan Pablo II
a un país ortodoxo, que se produjo pocos meses
después.
También se han celebrado encuentros en Lisboa, Barcelona,
Palermo, Aquisgrán, Milán y Lión. Para
rememorar los veinte años de la Primera Jornada de
Oración se celebró un encuentro en Washington y,
de nuevo, en Asís.
El próximo encuentro, del 21 al 23 de octubre, se celebra en
Nápoles, ciudad significativa por su historia y su
situación en el corazón del
Mediterráneo, encrucijada de tradiciones culturales y
religiosas.
El tema será "Por un mundo sin violencia: Religiones y
culturas en diálogo".
Ante una violencia que en nuestras
sociedades se ha
difundido en varios ámbitos, ante la conflictividad de la
actual situación internacional, y también ante el
desarraigo que vive el hombre contemporáneo -tanto en el
norte como en el sur del mundo-, surge la urgencia de reafirmar con
fuerza el camino del diálogo y de la cooperación
entre las religiones y las culturas.
En Nápoles, en lenguas y culturas
diferentes,
se dirá que sólo a través del
diálogo y el debate abierto con el otro se puede construir
aquella auténtica civilización de la convivencia
tan necesaria en cualquier sociedad contemporánea.
Nápoles, en el corazón del
Mediterráneo, del 21 al 23 de octubre acogerá a
los representantes de las religiones y de las culturas mundiales y se
convertirá en capital de la paz, para lo que
acogerá los desafíos, las demandas y sobre todo
las esperanzas de hombres y mujeres, de pueblos enteros.
Tres días de encuentro, de oración y de debate
para construir juntos, en el diálogo, "un mundo sin
violencia".
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