Comunità di S.Egidio


 

17/01/2002

Esther Recio, enfermera y miembro de la Comunidad de San Egidio, acaba de participar en el proyecto contra el sida en Mozambique
�Creemos en la resurrecci�n de �frica�

 

Hace ya m�s de un mes que Esther Recio volvi� de Mozambique, pero su coraz�n sigue estando all�. All� el sida est� haciendo estragos, ha devastado todo el sur de �frica y avanza r�pidamente como una epidemia que comienza a parecer cr�nica. Ante esta tragedia de dimensiones inimaginables, lo m�s f�cil es perder la esperanza y hasta la fe. En el caso de Esther, sin embargo, ni una cosa ni la otra. Ella cree verdaderamente en la resurrecci�n de �frica, la ha visto con sus propios ojos, s�lo hace falta que el primer mundo est� dispuesto a echar el resto para que eso sea posible.

�C�mo vuelve despu�s de pasar un mes en Mozambique?
Vuelvo con la satisfacci�n y el gozo de haber participado en un sue�o. El proyecto de la Comunidad de San Egidio es un futuro, una esperanza para un pueblo, para un pa�s y para todo un continente. Vuelvo con la satisfacci�n de haber vivido de cerca lo que significa para las personas de all� esta esperanza. La Comunidad de San Egidio, desde un primer momento, tuvo un sue�o y este sue�o es ver un �frica resucitada. Para empezar, hemos querido crear familiaridad con los enfermos africanos, que sean acogidos con delicadeza y con una atenci�n y una buena calidad digna de toda persona humana. Les queremos contagiar el sue�o de ver madres con un futuro para sus hijos, de no haber m�s hu�rfanos, de ver que �frica no es olvidada por Europa. Yo especialmente, vuelvo de all� muy esperanzada, porque es posible cambiar, es posible que llegue la curaci�n a �frica.

La veo bastante optimista
Es el optimismo de la fe. Por el Evangelio, todo es posible. Ya antes de ir yo cre�a en este proyecto, y ahora, todav�a m�s. Mozambique es un pa�s herido por la guerra. Despu�s de 20 a�os de trabajar por la paz, nos hemos encontrado con un problema a�n m�s grave: el sida. En �frica es la primera causa de mortalidad, y asola de una manera aterradora. Ante esta realidad nace el sue�o de que es posible llegar a la curaci�n. Y he visto que la curaci�n es posible, paso a paso y muy lentamente, pero es posible. Por eso, queremos animarlos a vivir y estamos dispuestos a luchar por ello.

�Con qu� realidad se ha encontrado?
Me he encontrado un pa�s con 1,5 millones de enfermos del sida, con m�s de 80.000 hu�rfanos, con ciudades devastadas por la prostituci�n ... La propia Maputo cuenta con un sistema sanitario muy precario, donde s�lo se dedican dos d�lares al d�a por persona a gastos sanitarios. He encontrado un pa�s muy resignado, donde m�dicos y enfermeras dec�an que no informaban de la enfermedad porque no ten�an nada que ofrecer. Es la resignaci�n de no poder curar. Pero ante esta realidad tan tr�gica, me he encontrado con el comenzar de un proyecto en la periferia de Maputo, en Matola, donde se enciende un peque�o destello de esperanza.

�En qu� consiste este proyecto?
El proyecto, de momento, es muy peque�o, y f�sicamente s�lo consiste en una casa de 90 metros cuadrados, al lado de uno de los hospitales provinciales de Maputo. En ese lugar estamos empezando a atender a la poblaci�n de diferentes barrios. Hace tiempo que la comunidad realiza la asistencia domiciliaria en los hogares, identificando realmente cu�l es el estado real de la enfermedad. A partir de aqu�, hemos construido esta bonita casa, muy acogedora, bien pintada, con muebles y enfermer�a nuevos, con un aire de verdadera acogida. Esto nos da la oportunidad de atender a los enfermos que ya conoc�amos en nuestro centro.
Tambi�n estamos reeducando al personal sanitario con cursos de atenci�n socio-sanitaria para las personas que trabajan en asistencia domiciliaria. Para ellas, resulta entusiasmante, han aprendido c�mo tratar a los enfermos de sida, que all�, en Mozambique, es como tener algo malo dentro. De alguna manera hemos despertado otra manera de trabajar, mucho m�s humana. Algunos nos dec�an que los que hacemos es demasiado bueno para los enfermos de sida. No es demasiado, es lo m�nimo que podemos hacer, porque creemos y queremos de verdad que los �ltimos sean los primeros. Hasta hemos querido llegar a las prisiones, donde junto con la liberaci�n de prisioneros, tambi�n trabajamos en la educaci�n sanitaria.

�Aportan tambi�n medicamentos?
Nuestro deseo es empezar a llevar retrovirales, que en casos particulares �ni�os y adultos en situaci�n �ptima para tom�rselos- ya damos. De momento, sin embargo, se realiza sobre todo prevenci�n. Al mismo tiempo la comunidad ya trabaja por otra urgencia que es la construcci�n de laboratorios que identifiquen a las personas afectadas por el sida. Ni tan siquiera los propios enfermos lo saben y los que lo saben lo esconden. La identificaci�n de la gente infectada es el primer paso para la prevenci�n. S�lo as�, desde este punto de partida fiable, se puede empezar a trabajar en serio. Una vez identificados, desde la comunidad lo que hacemos sobre todo es la prevenci�n del contagio vertical, de madres a hijos. La Comunidad de San Egidio no puede esperar que las empresas farmac�uticas lleguen a un acuerdo para ofrecer una soluci�n o un tratamiento. Queremos dar respuestas a los enfermos que ya est�n con nosotros. No podemos esperar, la emergencia es vital. No podemos dejar que siga muriendo gente; estos enfermos no pueden esperar.

�Ha experimentado mucha impotencia a lo largo de estos treinta d�as en Mozambique?
Afortunadamente no he tenido tiempo de experimentar la sensaci�n de no poder hacer nada. All� viv� un mes muy intenso. Cada d�a de la semana realiz�bamos atenci�n domiciliaria y cursos de educaci�n sanitaria. Adem�s, un d�a estaba asignado para ir a un poblado a unas dos horas y media de distancia, que no dispone de m�dico ni enfermera ni hospitales, y all� pod�amos llegar a atender entre 100 y 150 visitas en un d�a, especialmente a los ni�os y madres.
He podido comprobar que la Comunidad de San Egidio no pierde tiempo. Hemos hecho muchas cosas en un mes, hemos visto a miles de personas y hemos formado a muchas otras para que ellas mismas puedan trabajar. Yo he vuelto, pero mi coraz�n todav�a est� en �frica. Aqu�, en Barcelona, sigo ahora trabajando por este sue�o.

�Qu� es lo que le ha hecho creer en este sue�o?
B�sicamente la comunidad. Hace mucho tiempo que Andrea Riccardi, el fundador de San Egidio, tiene un sue�o para �frica y nos lo ha contagiado. Creemos que existe la resurrecci�n para �frica y tenemos que luchar por ello. De momento, llegamos donde llegamos, que no es mucho, pero todo es empezar... y estamos muy esperanzados.

Esperanza, parece la palabra clave de este proyecto.
Y de nuestra vida. En un mundo tan dif�cil como el nuestro, parece que no se pueda hacer nada, pero en San Egidio vivimos con la alegr�a de la esperanza. No vivimos un tiempo muy diferente al que vivi� Jes�s, y por eso tenemos que trabajar. S�lo as� descubrimos que la esperanza no es una utop�a y que tiene que formar parte de nuestra vida.
Desde San Egidio queremos lanzar un grito a la sociedad, animarla a que se deje de ocupar de s� misma y abra un espacio en su coraz�n al que es pobre. Aqu� se halla la felicidad verdadera, en hallar la felicidad del otro. En el fondo, no podemos esperar un futuro sin �frica. Yo no me lo imagino. La Comunidad desea convertir la resignaci�n actual en esperanza, que empieza por quien da un peque�o donativo o por quien va a �frica, o por quien ha hecho algo para vender y recaudar as� fondos...

�Pasa la resurrecci�n de �frica por una implicaci�n del primer mundo?
Nosotros creemos que s�, aunque aqu�, en el primer mundo, nuestra vida no est� montada para acordarnos de �frica. Por eso el hecho de hablar a nuestro mundo de ello e involucrarlo es muy importante. Queremos que este proyecto llegue a todo el mundo. Desde Barcelona, por ejemplo, hemos salido a la calle, hemos ido a escuelas y les hemos explicado cu�l es la situaci�n dram�tica de �frica de manera concreta. Queremos involucrar a nuestros m�dicos, nuestros farmac�uticos, nuestra Iglesia y a todo el mundo, desde el m�s peque�o hasta el mayor.

Samuel Guti�rrez