Comunità di S.Egidio


 

22/10/07


El encuentro de N�poles, vacuna contra el choque de civilizaciones
Habla Andrea Riccardi, fundador de la Comunidad de San Egidio

 

El di�logo interreligioso, como el que tiene lugar en N�poles del 21 al 23 de octubre, es una respuesta al choque de civilizaciones, afirma el profesor Andrea Riccardi, fundador de la Comunidad de San Egidio.

El encuentro, que fue inaugurado este domingo por Benedicto XVI, fue convocado por esta nueva realidad eclesial para continuar el �esp�ritu de As�s� que anim� la Jornada de Oraci�n de representantes religiosos, celebrada en la ciudad de san Francisco, el 27 de octubre de 1986, por iniciativa de Juan Pablo II.

�Por un mundo sin violencia, religiones y culturas en di�logo� es el eslogan que re�ne en la ciudad partenopea a algunas de las autoridades religiosas m�s representativas del planeta.

En una entrevista concedida a Zenit, Andrea Riccardi confiesa que el libro de Samuel P. Huntington sobre el choque de civilizaciones �hay que tomarlo muy en serio�.

�Me ha impresionado el hecho de que el libro haya sido muy vendido en el mundo �rabe. Y ha tenido incluso el favor de ciertos ambientes fundamentalistas, porque quiz� dice aquello que muchos quieren o�r: �Es el choque nuestra condici�n? �Lo que sucedi� el 11 de septiembre es la prueba de que Huntington ten�a raz�n?�, pregunta el historiador.

�Yo creo que estamos en un marco de dificultades, pero en este marco tenemos la responsabilidad de inventar un modelo o de hacerlo salir de la realidad, y este modelo es --digo yo-- la civilizaci�n del convivir�.

A este tema, Riccardi ha dedicado su libro reci�n publicado en espa�ol �Convivir� (RBA Libros). �Hay civilizaciones diferentes, hay religiones diversas, no hay una civilizaci�n universal, porque con la globalizaci�n, la civilizaci�n occidental no se ha convertido en la civilizaci�n universal�, explica.

�Por el contrario, justo hablo en el libro de este proceso de globalizaci�n frente al cual surgen del pasado las identidades --a�ade--. Justo porque ante la globalizaci�n estamos todos desnudos y queremos vestirnos con nuestros vestidos de colores�.

�Y por tanto, las identidades existen, las civilizaciones existen, las culturas existen, las naciones existen, las religiones no mueren. Pero, �c�mo es posible que la secularizaci�n no haya vencido? El mundo no es una gran Francia, donde hay m�s modernidad y menos religi�n�.

�Hay una gran demanda religiosa por todas partes, incluso en Europa. Entonces el problema no es destruir la identidad sino vivir juntos�, observa.

�Yo creo que la laicidad es un modelo de convivencia de un pu�ado de pa�ses: Francia, Espa�a, Italia, Portugal y pocos m�s. Es un modelo interesante e importante, pero estoy convencido de que lo m�s inteligente que pueden hacer los pa�ses europeos no es dividirse en laicistas y creyentes, porque creo que nuestros pa�ses necesitan del 'ressourcement', para usar una palabra francesa, de ir a los or�genes, a los manantiales de su mismo discurso religioso�.

�En mi opini�n, es tonto dividirse respecto al discurso religioso --a�ade--. Hay que comprender que la vida religiosa es una de las componentes importantes de nuestra identidad. Naturalmente no es la �nica�.

La respuesta est� en la �civilizaci�n del convivir�, es decir �la capacidad de vivir juntos los de mundos diversos, y de fundirse�.

�Desde hace a�os hablo del mestizaje, que naci� en M�xico con aquella primera gran globalizaci�n que fue la conquista de Am�rica�, recuerda.

Esta convivencia, propone, se apoya en el di�logo, que no hay que entender como �p�rdida de la propia identidad�.

�El di�logo sin identidad no existe --advierte--. Por tanto, el di�logo exige una gran identidad, y dialogar no es en s� una identidad. Si usted y yo dialogamos, es porque usted representa para m� algo y yo represento para usted algo�.

�Cada uno tiene mucha identidades --confiesa--. Soy cat�lico y me defino como tal, pero dentro de m� est� la herencia laica, en mi ser cristiano est� impl�citamente una tradici�n jud�a, est� la experiencia de contacto con una cultura laico-socialista, y podr�amos continuar�.

�Algunos de nosotros elige lo que quiere ser pero, en esta identidad, la pureza es un mito, un mito peligroso a veces --observa--. Es peligroso el mito que inventan los fundamentalistas, y el fundamentalismo es una gran simplificaci�n�. Por este motivo, Riccardi afirma que rechaza con fuerza el �relativismo� para el que no hay verdades.

�El relativismo concibe un mundo sin historia, un mundo que no ha tenido en cuenta la tradici�n, de d�nde venimos. �ste para m� es el gran quid de la cuesti�n�.

�El espejismo de la modernidad europea consiste en no tener en cuenta la tradici�n. Yo creo que debemos tener en cuenta la tradici�n, y por tanto el relativismo es con frecuencia un discurso construido en laboratorio�, concluye.