Comunità di S.Egidio


 

El Mercurio

23/04/2008

PUBLICACIONES: Entrevista al historiador y te�logo catal�n Armand Puig:
Jes�s de Nazaret: sus huellas en la historia

 

Elogios de la cr�tica y cerca de 50 mil ejemplares vendidos ha cosechado la obra "Jes�s, una biograf�a". Ser� presentada en Chile por su autor, Armand Puig, el 4 de abril. Lo que dicen las fuentes antiguas y los descubrimientos recientes sobre la infancia de Cristo, su familia, su mundo jud�o y el contexto romano, su vida p�blica y privada son temas abordados por Puig en su libro y en esta entrevista.

ELENA IRARR�ZABAL S�NCHEZ

"Un texto riguroso, que se sumerge en las fuentes hist�ricas, cristianas o no, y que ha sido escrito con un estilo comprensible y de f�cil lectura". As� coment� el conocido diario catal�n "La Vanguardia" la obra de Armand Puig, cuando reci�n se presentaba en Catalu�a en el a�o 2006.

Desde entonces, el libro ha vendido miles de ejemplares y ha sido traducido al espa�ol, rumano, portugu�s e italiano. Actualmente se prepara la edici�n en lengua inglesa.

Aunque la extensi�n de la publicaci�n -poco m�s de 600 p�ginas- puede asustar a un lector no especializado, se trata de una obra escrita con lenguaje sencillo y fluido, que desde un �ngulo preponderantemente hist�rico, sigue los pormenores de la vida de Jes�s y el entorno jud�o, romano y helen�stico en que se mueve.

La obra da cuenta tambi�n de la interpretaci�n b�blica contempor�nea y cita, con prudencia, una variedad de fuentes, entre ellas textos ap�crifos, testimonios de Qumr�n y los escritos de Flavio Josefo. Algunas de los documentos han emergido en recientes exploraciones arque�logicas e hist�ricas.

El resultado es un libro muy completo, rico en informaci�n y que incluye algunos cap�tulos apasionantes. Se centra en el Jes�s terreno, pero no esquiva atisbos del Jes�s divino.

Sacerdote vinculado a la comunidad de Sant' Egidio, Puig piensa que su libro "interesa a cualquier tipo de p�blico, ya que no prejuzga las convicciones del lector. Como autor, explico que soy un sacerdote cat�lico que escribe como biblista, es decir, como historiador y ex�geta del Nuevo Testamento. Por otra parte, en la introducci�n se�alo que, cuando me parezca conveniente, el lector va a encontrarse con retazos de teolog�a. Las opciones se toman en la medida en que se pretende dibujar una figura completa de Jes�s, con rigor y honestidad".

Desde Barcelona, Armand Puig (55) responde amable y con prolijidad. Deja traslucir un fino humor. Tiene un curr�culum respetable: doctor en Ciencias B�blicas, decano de la Facultad de Teolog�a de Catalu�a, y coordinador del equipo de traducci�n de la Biblia Catalana interconfesional, entre otras responsabilidades.

-Usted ha se�alado que "no hay nadie con un m�nimo de rigor hist�rico que se atreva a negar la existencia hist�rica de Jes�s". Es una afirmaci�n dr�stica para un mundo cada vez m�s esc�ptico.

"No, es una afirmaci�n ponderada y basada en los documentos que poseemos, sobre todo las referencias, muy pocas, de los autores helen�sticos, como Luciano de Samosata y bar Serapi�n; tambi�n jud�os (Flavio Josefo y el Talmud), romanos (T�cito, Suetonio y Plinio) y hasta isl�micos (el Cor�n). Quien quiera afirmar que Jes�s no existi� debe explicar el porqu� de estas fuentes hist�ricas no cristianas, que van desde el siglo I hasta el siglo VII. La historia se elabora sobre fuentes antiguas, no sobre eslogans que s�lo sirven para vender libros". Jes�s terrenal

-El te�logo protestante Rudolf Bultmann dijo a mediados del siglo XX que lo que sabemos sobre Jes�s cabr�a en una hoja de papel. Su obra tiene 619 p�ginas. �Qu� es lo que ha permitido dar este salto?

"�Evidentemente, no se han multiplicado por 619 los documentos hist�ricos sobre Jes�s en los �ltimos setenta a�os! El problema consiste en el uso de las fuentes que est�n a nuestro alcance y en los criterios con que se estudian y se analizan".

"Para Bultmann era in�til preguntarse por el Jes�s hist�rico porque, dec�a, no sabemos nada de �l. Su hipercriticismo era tan riguroso como est�ril. Bultmann pensaba que la fe no deb�a sustentarse sobre la historia, porque, de ser as�, ya no hubiera sido fe. Con otros muchos autores, pienso que la fe en Jes�s incluye no s�lo a Cristo resucitado, sino tambi�n al Jes�s terrenal. �ste es tambi�n el planteamiento que la Iglesia hace de su fe en el resucitado".

-De los descubrimientos en torno a la �poca de Jes�s, como los rollos del Mar Muerto en Qumr�n o la biblioteca gn�stica de Nag Hammadi, �cu�l considera el de m�s trascendencia para los conocimientos sobre Jes�s?

"Qumr�n, sin lugar a dudas. Los manuscritos del Mar Muerto reflejan un juda�smo sectario, pero de gran fuerza espiritual, cuyas intuiciones teol�gicas emergen tambi�n en ciertos textos paulinos y ju�nicos. Su concepto de mesianismo vinculado al anuncio de la buena nueva a los pobres y a los enfermos se encuentra igualmente en Jes�s (Mateo 11). Sin embargo, yo no creo que Jes�s fuera un esenio, ni Juan Bautista. Hay diferencias".

-Los esenios motivan varias p�ginas del libro...

"Los manuscritos esenios son importantes, sobre todo, para conocer a los esenios. Los cristianos de Jerusal�n podr�an haber tenido contactos con los esenios de Qumr�n a trav�s de miembros que viv�an en el barrio de la Ciudad Alta. Sin embargo, el Bautista y Jes�s predican unos mensajes que no dan ninguna importancia a las abluciones rituales, que eran fundamentales para los monjes de Qumr�n. Por otra parte, �stos eran profundamente elitistas, espiritualmente hablando, y no me parece que Juan y Jes�s marginen a nadie... Hay demasiadas diferencias".Can�nicos y ap�crifos

-En su libro, le asigna un alto grado de veracidad hist�rica a los evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Algo que fue muy discutido cuando hace poco apareci� el Evangelio de Judas.

"M�s del noventa por ciento de lo que la cr�tica moderna puede inferir de Jes�s se encuentra en los llamados evangelios can�nicos. La raz�n es muy simple: son textos que se escriben entre los a�os 60 y 100 del siglo primero. Son, en consecuencia, los evangelios m�s primitivos, que han servido de modelo para todos los que han venido despu�s, los llamados 'ap�crifos', entre los cuales est� el de Judas, que se escribi� hacia el a�o 150. La Iglesia primitiva demostr� tener mucho tino cuando 'canoniz�' a los cuatro evangelios m�s primitivos, es decir, m�s pr�ximos a Jes�s y m�s ricos en informaciones sobre �l. Lea seguidos los evangelios de Marcos y Judas, y ver� cu�l de los dos es m�s fiable".

-Tambi�n utiliza como fuente algunos de los evangelios ap�crifos. �Qu� valor les asigna?

"Los ap�crifos aportan una parte muy peque�a de lo que sabemos sobre Jes�s. Por lo que respecta a la biblioteca de Nag Hammadi, los �nicos textos nuevos que entran en consideraci�n son 7 u 8 breves sentencias del Evangelio seg�n Tom�s, que parecen ser atribuibles al Jes�s de la historia. El resto son materiales ya conocidos o bien declaradamente gn�sticos y sin ninguna relaci�n con el Jes�s hist�rico".

"Me merecen mucho respeto algunas de las tradiciones contenidas en el Protoevangelio de Santiago o en el Evangelio de Pedro. Las Actas de Pilato (primera parte del Evangelio de Nicodemo) tambi�n contienen informaciones interesantes, pero de dimensiones reducidas.

El mundo jud�o

Armand Puig se incluye en la corriente que se conoce como la "tercera investigaci�n" (Meier, Sanders, Theissen) sobre el Jes�s hist�rico, que utiliza una variedad de fuentes y profundiza en el car�cter jud�o de Jes�s. "Me muevo en la llamada 'tercera b�squeda'. En esta corriente el car�cter jud�o de Jes�s es un tema de primera magnitud. Ning�n personaje hist�rico se puede comprender sin conocer el contexto en que vivi�. Jes�s no es una excepci�n".

"El criterio central de mi estudio es el de plausibilidad. Implica que la figura de Jes�s se analiza sobre dos horizontes: el juda�smo como contexto en el que naci�, vivi� y muri� y la comunidad cristiana primitiva como �mbito del impacto que ejercieron sus hechos y palabras".

-�Jes�s fue considerado un rabino en su tiempo?

"Jes�s fue considerado un rabino, porque hasta Judas en el Huerto de los Olivos se le dirige con este t�tulo (Mateo 26) y tambi�n lo hacen los dirigentes jud�os, Mar�a Magdalena y la gente del pueblo. Pero sabemos tambi�n que la gente lo consideraba un rabino distinto, porque actu� y ense�� 'con autoridad', es decir, sin citar a otros rabinos m�s antiguos y venerables que �l. Habla por s� mismo, sin recurrir a las opiniones de otros".Belleza antigua y nueva

-La resurrecci�n de Jes�s ocupa p�rrafos poderosos del libro. Se�ala que 'es el inicio de una nueva creaci�n traspasada por la belleza'. �C�mo se acerca a esas palabras un no creyente?

"La figura de Jes�s no deja indiferente a nadie, ni siquiera a los no creyentes. Los creyentes son invitados a vivir d�a tras d�a la fuerza de un amor que rompe muchas cadenas. Pienso que un no creyente puede encontrarse con la belleza transfigurada, con la amistad hecha carne, con la ternura de quien se siente llamado por el nombre. Expresiones diversas para expresar el encuentro con Jes�s, tal como es narrado en Juan. Ah� aparece Mar�a Magdalena como una mujer no creyente, una mujer que piensa que el cuerpo de Jes�s no est� en el sepulcro porque alguien lo ha robado. Hasta que Jes�s la llama por el nombre, y ella lo reconoce. Y cree. Reconoce a Jes�s, que es el mismo y que es distinto, que es antiguo y que es nuevo, que tiene un cuerpo con las marcas del dolor y que a la vez es glorioso. Es la belleza de la Pascua".

-�Qu� relevancia tiene el maestro de una rural Galilea para un mundo como el nuestro?

"Creo que el mensaje del maestro de Nazaret est� casi por estrenarse. Tras dos mil a�os de cristianismo estamos empezando. El Evangelio no es caduco, arqueol�gico, doctrina de otros tiempos. Un mundo global necesita figuras globales, y la de Jes�s lo es. Sus palabras llevan los sabores de la Galilea rural, pero esto las hace m�s aut�nticas. No son una sabidur�a atemporal, sin ra�ces. Est�n encarnadas en un lugar de la historia, y por esta raz�n cualquier historia humana -personal o colectiva- las puede hacer suyas".

"Jes�s, una biograf�a"

Armand Puig

Edhasa, 2006

619 p�ginas

Distribuido en Chile