Esta mañana se ha llevado a cabo en Nairobi el congreso "No hay justicia sin vida, por una sociedad keniata pacífica".
Estaban presentes los representantes de las embajadas de Italia, Suiza, Alemania, un representante de la Unión Europea y más de doscientas personas, mayoritariamente jóvenes. Antes de los parlamentos se proyectaron videomensajes del papa Francisco y de Desmond Tutu (la sala de conferencias lleva su nombre).
La conferencia duró más de dos horas y media, durante las cuales los ponentes relanzaron el tema de la pena de muerte, después de que precisamente estos días se había planteado de nuevo la pena capital tras las cinco condenas que un juzgado de Nairobi emitió en relación al homicidio de monseñor Luigi Locati, vicario apostólico de la diócesis de Isiolo, asesinado en 2005.
Al final hubo muchas preguntas entre el público y un animado debate.
Francis Waithaka, de la Comunidad de Sant'Egidio de Kenia, destacó que la ley en Kenia justifica una mentalidad violenta, con el ejemplo de los linchamientos de ancianas que son consideradas brujas.
El primer secretario de la embajada de Italia, Andrea Marino, dio las gracias a la Comunidad de Sant'Egidio por su incesante trabajo en defensa de la vida, y explicó ampliamente el papel de Italia y de la UE en la lucha contra la pena de muerte y la defensa de los derechos humanos.
Bill Pelke, de la asociación Journey of Hope, explicó su experiencia y el gran sufrimiento que viven los parientes, y habló de la experiencia de aquellos familiares de víctimas que han elegido el camino del perdón cristiano, explicando por qué la venganza no proporciona alivio.
Martha Karua, ex ministra de justicia, que ha participado en los congresos de ministros de justicia organizados por Sant'Egidio en Roma, explicó que la pena capital no es eficaz y contradice en la práctica el respeto de los derechos que fomenta la nueva constitución.
Hace pocos años, cuando se debatió la nueva constitución (y la ministra era entonces uno de los miembros constituyentes) faltó la valentía de eliminarla de la constitución, llevando a cabo así un gesto valiente que hoy habría dado frutos de paz y de no violencia. Luego añadió que el Estado no quiere o no puede ocuparse de sensibilizar a la población como sería necesario, y que eso lo hacen mejor ONG como la Comunidad de Sant'Egidio. La ex ministra terminó su parlamento manifestando su deseo de que la Comunidad de Sant'Egidio pueda colaborar con el gobierno y el parlamento keniatas para difundir una cultura nueva al respecto.
Andrea Trentini, que formaba parte de una delegación de Sant'Egidio proveniente de Roma, explicó el trabajo de Sant'Egidio y las razones para estar en contra de la pena capital, y dijo también que esta provoca una rebaja moral de toda la sociedad. Manifestó el sueño de que la pena de muerte se convierta para nuestros hijos en un recuerdo de un bárbaro pasado, como pasó con la esclavitud o las discriminaciones raciales.
Tutah abordó el problema de las ejecuciones extrajudiciales por parte de la policía y las modalidades legales de reaccionar ante la violencia.
Waweru, del Nakuru County Public Service Board and Security expert de Kenia, habló de la defensa de la dignidad humana y dijo que, para los cristianos, solo Dios puede quitar la vida.
En el debate se abordaron varios temas: cómo se vive en el corredor de la muerte, cómo convencer a una víctima para que perdone, cómo cambiar la ley, los linchamientos y cómo luchar contra ellos, la desigualdad como causa de la violencia, el terrorismo y la ineficacia de la pena capital como medida disuasoria, la injusticia hacia los pobres y por último cómo luchar contra la pena de muerte.
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