William Quijano, de 21 años, de la Comunidad de Sant’Egidio de San Salvador, fue asesinado a tiros mientras volvía a casa la tarde del 28 de septiembre por una mara, una de las bandas violentas organizadas que captan a jóvenes pobres de las periferias de Centroamérica.
Las Comunidades de Sant’Egidio, en todo el mundo, lloran a un hermano y amigo, pero no se resignan a la lógica de la violencia.
William ayudaba desde hacía cinco años en la Escuela de la Paz a los niños pobres del barrio de Apopa, en los suburbios de la capital. Su vida pacífica y buena, al servicio de los jóvenes y de los más necesitados, era conocida y representaba una alternativa a las “maras”.
La Comunidad de Sant’Egidio, presente en El Salvador con miles de personas, está comprometida en la construcción de una sociedad en la que se pueda vivir juntos en paz: con su trabajo por los pobres y los jóvenes, intenta salvarlos de la violencia y representa la posibilidad de una vida lejos de la lógica del enfrentamiento y de la criminalidad juvenil.
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