"Iglesia de todos particularmente de los pobres": a partir de esta expresión, extraída del radiomensaje con el que el beato papa Juan XXIII anunciaba la apertura del Concilio Vaticano II, el lunes 27 de agosto en Kigali, tuvo lugar un encuentro público en la casa de la Comunidad de Sant’Egidio para hablar de los pobres y de varios servicios que desde hace más de 10 años la Comunidad realiza en el país.
Se trata sobretodo de las Escuelas de la Paz presentes en todo el país (Kigali, Butare, Ruhengeri, Byumba) que sostienen el crecimiento y la educación de más de 1.000 niños, y de un servicio de ayuda y amistad que quiere dar respuesta a las necesidades de muchos ancianos que quedaron solos tras el genocidio de 1994 y no tienen otra familia que la Comunidad.
El encuentro hizo hincapié en como la proximidad hacia los más pobres, característica de todas las Comunidades de Sant’Egidio en el mundo, tiene las raíces en el espíritu del Evangelio y el carisma es una expresión viva y eficaz del espíritu del Concilio Vaticano II del que este año se celebran los 50 años.
Muchos testimonios mostraron como en un tiempo de crisis económica global, donde se incrementa la pobreza de tantas personas, los servicios de la Comunidad representan una posibilidad real y concreta de salvación, no sólo para los más pobres sino para toda la sociedad.
Sant’Egidio en Ruanda, gracias a la amistad con los pobres, mantiene vivo un espíritu de solidaridad y unidad entre todos los grupos sociales y todas las etnias, Tutsi, Hutu y Twa, y muestra que esta amistad es recurso para todo el país y una verdadera ayuda para la convivencia.
Durante la tarde, la Comunidad recibió la visita del nuevo Nuncio Apostólico en Ruanda, Monseñor Luciano Russo. El nuncio, llegado recientemente al país, se reunió con los jóvenes de la Comunidad, escuchando sus testimonios y subrayando el valor y la importancia de todo lo que la Comunidad de Sant’Egidio está haciendo en Ruanda, gracias al trabajo de tantos laicos que son el signo de como también el espíritu del Concilio Vaticano II está vivo en África.
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