Más de 700 personas participaron en la jornada de oración y de diálogo por la paz convocada por la Comunidad de Sant'Egidio en Conakry, capital de Guinea, después de que el país viviera meses violentos y de tensión, coincidiendo con las elecciones legislativas. Estaban presentes algunos familiares de las víctimas de los enfrentamientos étnicos que se produjeron en julio en la región de la selva guineana.
La voz de la Comunidad de Sant'Egidio se pronunció en aquellos momentos delicados. Estaban presentes el arzobispo, numerosos imanes y representantes de la Liga islámica, la presidenta del Comité de Transición, los embajadores de Alemania y España y delegados de las instituciones gubernamentales.
El discurso de apertura fue seguido con atención y fue citado en todas las intervenciones posteriores, en un clima de gran sintonía y de compartido deseo de paz.
Rosalie, una joven de la Escuela de la Paz, destacó con su testimonio el deseo de las jóvenes generaciones de vivir juntos sin violencia en los barrios y en las escuelas. La presidenta del Comité Nacional de Transición, Dª Rabiatou Diallo, dio las gracias a la Comunidad de Sant'Egidio, que siempre ha trabajado por el país y en la que han encontrado su lugar aquellos que buscan la paz. El imán El Hadj Yasane deseó que Guinea se convirtiera en un país del que nadie quisiera huir, ni los guineanos ni los extranjeros. Pidió a Dios que diera "fuerza a la Comunidad". El arzobispo Vincent Coulibaly afirmó la necesidad de ser artesanos de paz.
El día terminó con la ceremonia en la que los representantes religiosos y de la sociedad civil encendían el candelabro de la paz.
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