El papa Benedicto XVI hizo ayer un llamamiento para que el pueblo gitano “nunca más” sea objeto de “vejaciones, de rechazo o de desprecio”, al recibir en audiencia a cerca de 2.000 representantes del pueblo romaní por primera vez en el Vaticano.
En el encuentro, organizado en el marco de la conmemoración del 150º aniversario del nacimiento del beato español Ceferino Giménez Malla, alias Pelé, el primer gitano elevado a la gloria de los altares, el Pontífice recordó cómo a lo largo de la historia los gitanos han conocido “el sabor amargo de la no acogida” y de la “persecución”.
“La conciencia europea no puede olvidar tanto dolor”, señaló Benedicto XVI, quien asimismo pidió a los representantes del pueblo romaní que acudieron a Vaticano que, por su parte, “busquen siempre la justicia, la legalidad y la reconciliación” y que se esfuercen para no ser “nunca la causa de sufrimiento de otros”.
El Papa subrayó que la historia del pueblo gitano “es compleja y, en algunos períodos, dolorosa”, con episodios como las persecuciones sufridas durante la Segunda Guerra Mundial.
Asimismo, reconoció que persisten “problemas graves y preocupantes”, como por ejemplo “las relaciones, con frecuencia, difíciles” con las sociedades en las que residen.
Sin embargo, el Pontífice lanzó un mensaje de esperanza al afirmar que en la actualidad se están abriendo nuevas oportunidades e invitó a escribir de forma conjunta “una nueva página de historia” para el pueblo gitano y para Europa.
“Con el tiempo han creado una cultura de expresiones significativas como la música y el canto, que han enriquecido Europa. Muchas etnias han dejado de ser nómadas y buscan la estabilidad con nuevas expectativas frente a la vida”, dijo.
Y agregó: “La Iglesia camina con ustedes y los invita a vivir según las exigencias del Evangelio (…) También Europa, que reduce las fronteras y considera como una riqueza la diversidad de los pueblos y de las culturas, les ofrece nuevas posibilidades”.
“La búsqueda de una vivienda y un trabajo dignos y de educación para sus hijos son las bases sobre las que construir esa integración de la que obtendrán beneficio tanto ustedes como la sociedad”, precisó Benedicto XVI, quien instó a las instituciones a que actúen para “acompañar de forma adecuada” ese recorrido.
Durante la audiencia, organizada por el Consejo Pontificio para los Migrantes, la Conferencia Episcopal Italiana y la Comunidad de San Egidio, Ratzinger recordó además la figura de Pelé, beatificado por el papa Juan Pablo II el 4 de mayo de 1997 en la plaza de San Pedro.
Pelé, primer gitano mártir de la historia, nacido en 1861 en Benavent de Segrià (Lleida, norte de España), fue detenido el 19 de julio de 1936 por unos anarquistas cuando trataba de defender a un sacerdote y días después, el 2 de agosto, fue fusilado en las inmediaciones del cementerio de Barbastro junto con tres misioneros franciscanos.
Ratzinger subrayó que “la amistad con el Señor convirtió a este mártir en testigo auténtico de la fe y la caridad”.
Entre los testimonios escuchados por el Papa en el marco de la audiencia en el Aula Pablo VI del Vaticano, estuvo el de Ceija Stojka, una gitana austríaca que durante la Segunda Guerra Mundial fue deportada junto con su familia primero a Auschwitz y después a Ravensbruck y Bergen Belsen, cuando tenía tan sólo 9 años.