change language
te itt vagy: home - sajtószemle newsletterlink

Support the Community

  

AICA

December 26 2011

Unas 2.000 personas participaron en los almuerzos de Navidad

 
nyomtatható verzió

El día de Navidad, la comunidad de San Egidio ofreció un almuerzo a 270 personas que están en la calle, en situación de pobreza o soledad, en la parroquia Nuestra Señora del Carmen del centro. Unos 60 voluntarios colaboraron para servir el almuerzo y entregar al final a cada asistente una bolsa con una mochila y material de higiene personal como regalo navideño. Todos compartieron las mesas, mezclados y unidos; no se reconocía quiénes eran los voluntarios y quiénes no. “Eso es lindo  –dijo una voluntaria-.  Nos sentamos a las mesas y compartimos la comida”.

     El párroco, presbítero Ricardo Larken, muy dado a la música, animó con cantos navideños la celebración. Y al finalizar tuvo en sus manos un Niño Jesús, que grandes y chicos se acercaron a besar, con unción y respeto. “Es el dueño de casa”, decía el sacerdote, sobre la imagen del Niño. Algunos se hacían la señal de la cruz, todos estrechaban la mano del párroco y agradecían el buen momento vivido.

     Como otros años, la Comunidad de San Egidio propició almuerzos similares en las parroquias de Nuestra Señora de la Merced (en la zona bancaria), San Pedro González Telmo (en el barrio de San Telmo) y San Pedro (en el barrio de La Boca), así como en Gregorio de Laferrere y La Matanza, en el Gran Buenos Aires, y Coronel Pringles, en la provincia de Buenos Aires.

     Unas 2.000 personas participaron en esos almuerzos de Navidad. En San Telmo, compartió la comida el obispo auxiliar de Buenos Aires y vicario de la zona Centro, monseñor Vicente Bokalic CM, y en Gregorio de Laferrere, el obispo local, monseñor Juan Horacio Suárez.

     En la parroquia del Carmen, la reunión más numerosa, se sirvió a cada comensal dos empanadas árabes (donadas por el Centro Islámico), salpicón o mayonesa de aves (donada por el restaurante Filo) y ensalada de frutas, a lo que siguió una mesa de dulces. Colaboraron personalmente en el lugar uno de los dueños del restaurante mencionado y la esposa de un dueño anterior, que murió y que siempre concurría aunque había quedado parapléjico. Este había dicho a su esposa: “Te ruego que esto no lo corten nunca aunque yo no esté”.

     El martes 28, San Egidio ofrecerá un almuerzo similar a los reclusos de la unidad penitenciaria provincial 47, en San Martín. Y el 31, a las 18, compartirá un brindis por el fin de año en la placita que está enfrente a la parroquia del Carmen.

     Entre los voluntarios, la arquitecta Andrea Poretti, integrante de la Comunidad, se movía atendiendo a la gente y supervisando la organización, a la vez que no perdía de vista a su hijo más pequeño. Cerca de allí estaban sus padres, alegres por haber ampliado a nueve el número de sus nietos, porque hace poco otra hija suya tuvo gemelos. “Alma generosa. Dios provee. Lo que importa es tener salud y sabiduría”, le dijo a Poretti una señora que se retiraba contenta de la celebración.

     Una de las voluntarias, Mariastella, comentó que la noche anterior había recorrido con otros voluntarios, encabezados por el presbítero Gustavo Boquín, la zona cercana a la parroquia de Nuestra Señora del Socorro, en Retiro. Les acercaban pan dulce y compañía a personas que pasaban la Nochebuena en la calle o que atendían servicios  –garages, porterías-  en soledad. Un empleado de un gran hotel les dijo que ya había comido bien, cuando le ofrecieron pan dulce. “No voy a aceptar  –les dijo-,  pero el mejor regalo de Navidad es que hayan venido ustedes”.