Senegal contempla el fin del conflicto secesionista en su región meridional de Casamance, en la que desde 1982 el Movimiento de las Fuerzas Democráticas de Casamance (MFDC) protagoniza una rebelión de baja intensidad que ha causado cientos de muertos y miles de desplazados.
Por primera vez desde el inicio del conflicto, Casamance lleva un año sin registrar ningún enfrentamiento entre los rebeldes y el Ejército senegalés. Ambas partes quieren llegar a una salida pacífica.
El presidente del país, Macky Sall, se ha propuesto poner fin a la marginación de la zona y corregir las disparidades socioeconómicas para acabar con una crisis de más de tres décadas que no han logrado apagar sus dos antecesores, Abdou Diouf y Abdoulaye Wade.
El punto de partida del conflicto fue la represión violenta de una manifestación independentista organizada el 26 de diciembre de 1982 en la capital de la región, Ziguinchor, que provocó la radicalización del MFDC, grupo político creado en 1947.
Numerosos miembros del MFDC decidieron pasarse a la resistencia y crearon una rama armada conocida como "Atika" (combatiente en la lengua local diola), que se abasteció de gran cantidad de armas pesadas gracias al mercado negro creado por las guerras civiles de Sierra Leona y Liberia.
Comenzó así una campaña de violencia que provocó centenares de muertos en los años posteriores y miles de desplazados, la mayoría de los cuales buscaron refugio en Gambia y Guinea Bissau.
El primer acuerdo de alto al fuego se firmó el 31 de mayo de 1991, al que luego seguirían varios más durante los años 90, pero ninguno duró.
En diciembre de 2005, el Gobierno y el MFDC firmaron un acuerdo de alto al fuego haciendo posible la desmovilización parcial de los insurrectos y una disminución de la violencia en la zona.
Elegido presidente de Senegal en 2012, Macky Sall declaró que la paz en Casamance era uno de las prioridades de su mandato de cinco años.
En dos años y medio, el presidente Sall ha realizado dos visitas a la zona -la última fue la pasada semana- multiplicando iniciativas y reuniones con el objetivo de acabar con las frustraciones económicas y sociales que han alimentado las tesis rebeldes.
Sall inauguró el pasado jueves dos nuevos barcos, el "Aguene" y el "Diambogne", que se suman al "Aline Sitoe Diatta" y hacen más fluido el tráfico marítimo entre Dakar y Ziguinchor.
Los tres barcos sustituyen al buque "Le Joola", que se hundió en septiembre de 2002 cerca de la costa de Gambia y se cobró la vida de 1.863 personas, en su mayoría jóvenes estudiantes de Casamance, cuando se dirigía a Dakar.
"No es todavía el fin del conflicto de Casamance, pero es un paso importante", afirma en declaraciones a Efe Ansoumane Badji, un joven comerciante natural de la región.
Sall anunció la construcción de una línea de ferrocarril que conectará Ziguinchor con Dakar pasando por Tambacounda, en el este del país, y que cuenta con un presupuesto de 500 millones de dólares.
"El presidente Sall está acabando con el sentimiento de abandono de buena parte de las poblaciones de Casamance y resuelve así, poco a poco, los problemas que ha generado la rebelión", comenta a Efe Abdoulaye Thiam, analista político y experto del conflicto.
Paralelamente a estas iniciativas, en 2014 Sall retomó la conversaciones con el MFDC en Roma en un encuentro facilitado por la comunidad religiosa Sant'Egidio.
Salif Sadio, jefe del ala militar del grupo y uno de los líderes más radicales del MFDC, anunció en marzo del año pasado un cese el fuego unilateral como prueba de buena voluntad para trabajar por una paz que cada vez parece estar más cerca.
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