Albert, Carlos, Axel, Dani y Laura, de entre 17 y 23 años, demuestran a diario que son más resolutivos que los dirigentes comunitarios. Mientras las instituciones europeas siguen discutiendo sobre las cuotas de refugiados y se retrasa semana tras semana la llegada de los sirios que se hallan en campos de Grecia e Italia, estos jóvenes han decidido no permanecer de brazos cruzados. Son parte de los voluntarios que tiene en Barcelona la comunidad de Sant Egidi, que sólo en el barrio del Raval ya ayuda a 150 supervivientes del régimen de Bashar el Asad y del Estado Islámico. Se trata de ciudadanos que han llegado a través de Ceuta y Melilla, y al margen de la Unión Europea, una vez más desbordada por la sociedad civil. Asociaciones como esta, reconocida por la Santa Sede, son una luz en la noche para indigentes, ancianos y personas sin recursos. Y ahora también para los fugitivos de la barbarie.

Más de 150 sirios se hacinan en pensiones y pisos del Raval