Comunità di Sant'Egidio

Pascua 2003
Pascua


Primera Lectura

Salmo responsorial

Segunda Lectura

Lectura del Evangelio

Homil�a


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Pascua 2003

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Homil�a

"Todav�a estaba oscuro" fuera y sobre todo dentro del coraz�n de Mar�a Magdalena, que iba hacia el sepulcro. Quiz�s recordaba los d�as anteriores a la Pasi�n, cuando le secaba los pies despu�s de hab�rselos rociado con ung�ento precioso, y los a�os, pocos pero intensos, que hab�a pasado con aquel profeta. Al llegar al sepulcro ve que la piedra hab�a sido quitada. Ni siquiera entra. Corre de inmediato donde Pedro y Juan y les dice: ��Se han llevado del sepulcro al Se�or!�. Ni siquiera muerto, piensa, lo quieren. Y a�ade con tristeza: �no sabemos d�nde le han puesto�. La tristeza de Mar�a por la p�rdida del Se�or, aunque s�lo sea de su cuerpo muerto, es como una bofetada a nuestra frialdad y a nuestro olvido de Jes�s a�n en vida. Esta mujer es un alto ejemplo para todos los creyentes. S�lo con sus sentimientos en el coraz�n se puede encontrar al Se�or resucitado. Pedro y el otro disc�pulo al que Jes�s amaba �corren� inmediatamente hacia el sepulcro vac�o. Despu�s de haber empezado juntos a seguir al Se�or en la Pasi�n, aunque a distancia, ahora �corren los dos juntos� para estar cerca de �l. Es una carrera que expresa bien el ansia de todo disc�pulo, de toda comunidad, que busca al Se�or. Tambi�n nosotros, quiz�s, debemos correr de nuevo. Nuestro andar se ha hecho demasiado lento, quiz�s se ha anquilosado a causa del amor por nosotros mismos. Debemos intentar volver a correr. La Pascua tambi�n es prisa, prisa por decir a todos: �Cristo ha resucitado, es verdad, ha resucitado!�.