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Los m�s ancianos |
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Amigos en la residencia
Para combatir el aislamiento y el abandono que a menudo acompa�a al ingreso en una estructura geri�trica, la Comunidad est� presente en un centenar de residencias en Italia, en Europa y en los otros continentes con un servicio de animaci�n, compa��a y atenci�n pastoral. La cercan�a amigable y asidua ayuda a los ancianos a mantener relaciones constantes con el exterior, a conservar �ntegra su personalidad. De hecho representa una forma concreta de defensa de los derechos de los m�s d�biles y de control social de la calidad de vida en el interior de estas instituciones. . En muchas estructuras, en efecto, la presencia de la Comunidad es la �nica relaci�n con el exterior. En este sentido se ejercita una vigilancia continua contra cualquier forma de abuso y maltrato. Los ancianos, sobre todo los no autosuficientes, son los m�s discriminados tanto en el �mbito del derecho a las curas y a la asistencia, como en el uso del propio patrimonio y, m�s generalmente, en el ejercicio de los derechos fundamentales de la persona. Son frecuentes los casos de abuso, de omisi�n, de violencia o maltrato. La amistad con los ancianos se convierte entonces en una forma de tutela y defensa de los derechos fundamentales de la persona. Dicha tutela es tambi�n control social que se ejercita sobre todo en las instituciones de recuperaci�n y curas, tanto p�blicas como privadas, que acogen ancianos, no s�lo para preservar su integridad psicof�sica, sino tambi�n para proporcionar un est�mulo y una propuesta a dichos servicios, para que desarrollen mejor sus deberes institucionales. Convivencias
Las convivencias representan una alternativa innovadora al ingreso en una instituci�n y favorecen, revaloriz�ndolos, los recursos informales del ambiente (vecinos, familiares, etc.). Casas de acogida
La Comunidad en estos a�os ha establecido en Roma, G�nova y Novara casas de acogida para ancianos situadas en barrios del centro de la ciudad, en viviendas normales, que acogen en su conjunto unos 30 ancianos. Tambi�n en N�poles, en el centro hist�rico, hay una casa de acogida con la misma finalidad. Estas casas de acogida representan una respuesta para los ancianos que no pueden residir m�s tiempo en su propia casa. Est�n pensadas, en efecto, como alternativa a las mega-instituciones y est�n estructuradas de manera que se conserve un ambiente familiar y confortable. Los ancianos que viven en ellas a menudo son pobres y/o parcialmente o totalmente no autosuficientes. M�dicos, enfermeros, fisioterapeutas, dietistas, miembros de la Comunidad, ofrecen establemente y gratuitamente su profesionalidad, muchas otras personas su tiempo, para afrontar todas las necesidades de gesti�n de las casas de acogida.
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