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Programa: Liberar a prisioneros |
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La Visita
La visita, por norma general, es semanal y evidencia una relación personal y continuada, en la que se intenta involucrar al mayor número de detenidos. En algunas cárceles la Comunidad conoce a todos los prisioneros.
La visita es el primer y el más importante gesto de amistad. Además permite darse cuenta de posibles violaciones de los derechos e individuar las necesidades más urgentes de los prisioneros.
Contacto con las familias
La Comunidad intenta establecer contactos con las familias de los detenidos que, en algunos casos, se convierte en una verdadera búsqueda, ya que la mayoría de los detenidos se encuentran en cárceles muy lejanas de los lugares donde viven los familiares.
Se intercambian noticias y se facilitan las visitas de los familiares. Restablecer los vínculos familiares es muy importante para los menores detenidos.
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Asistencia legal
Se trata de una serie de acciones a favor de los detenidos en espera de juicio, que van desde la recuperación de los expedientes - que a menudo se quedan en la comisaría en la que se produce el arresto – hasta los honorarios de un abogado sin el que no se puede empezar un juicio en regla.
Existen casos frecuentes de detenidos que, por motivos relacionados con la pobreza, permanecen en la cárcel “olvidados”, incluso durante años, después de haber cumplido la pena, por falta de tutela legal. Centenares de estos casos han sido resueltos gracias a la ayuda de la Comunidad.
Alfabetización, escuela y formación profesional
En las cárceles se organizan cursos de alfabetización y de escuela primaria, cursos de formación profesional, que serán útiles para la reinserción en la sociedad una vez concluida la pena. Los cursos de escuela primaria son muy importantes para los menores detenidos. Al finalizar la escuela pueden realizar un examen para obtener el diploma. En las cárceles de Nakuru, en Kenia y de Bukavu, en la RDC, estos adolescentes participan en las actividades de las escuelas de la paz.
Muchos jóvenes, cuando salen de la cárcel, y gracias a las adopciones a distancia pueden obtener una beca de estudios para continuar su formación.
En las cárceles de Mozambique se celebran diferentes cursos profesionales, desde corte y confección (para realizar pequeños objetos en paño, como carteras o bolsas), de cestería en paja (cestos, bolsas, etc.) y de tejidos. Existe un proyecto para empezar un curso de ebanistería, guiado por un maestro-artista que enseñará a los detenidos.
Hay cursos para zapateros, carpinteros, trabajadores de zinc y de barro cocido. En la cárcel de Lichinga (norte de Mozambique) se imparte un curso de formación profesional para panaderos. Con una contribución de 250 euros se ha construido en el patio un horno de leña que produce aproximadamente 400 panes al día, que después se venden en el interior de la cárcel. Una vez a la semana, cada uno de los 200 prisioneros de Lichinga recibe un pan fresco.
Ayuda alimentaria
La falta de comida, de comida sana y de agua limpia, representan una pena más, una injusticia añadida. La comida, en efecto, es el primer derecho que debe ser garantizado, ya que es fundamental para la supervivencia. En la mayoría de las cárceles sólo se come una vez al día, un plato único de polenta de maíz, y si la familia está lejos o es demasiado pobre para llevarles comida, pueden encontrarse graves estados de malnutrición. Actualmente la distribución suplementaria de la Comunidad llega ya a varios miles de prisioneros.
El 25 de diciembre, en muchas cárceles donde la Comunidad presta su servicio, se organiza la comida de Navidad, en el espíritu de una gran familia sin fronteras. Para muchos detenidos esta comida es la única verdadera comida del año y es una ocasión especial de fiesta, que involucra a menudo, al personal de la cárcel.
Ayuda sanitaria
La vida en la cárcel implica graves riesgos para la salud. La malnutrición es la primera e inmediata causa de debilitamiento, antesala de muchas enfermedades. Pero también la falta de espacio, dormir en el suelo, la falta de agua y de medidas higiénicas favorecen el desarrollo de graves patologías. La Comunidad distribuye medicinas de primera necesidad y material para la higiene, en particular jabón y cepillos de dientes.
Además se suministran mosquiteras, sábanas, ropa, esteras o colchones y filtros para purificar el agua.
En algunas cárceles médicos voluntarios realizan visitas dermatológicas y ginecológicas a las mujeres embarazadas y pruebas del sida con el programa DREAM. Se han impartido cursos de actualización para los profesionales de enfermería de las cárceles.
Intervenciones estructurales
La Comunidad interviene para mejorar las condiciones de salud de los prisioneros mediante proyectos de carácter estructural.
En Mozambique, en las cárceles de Lichinga y de Cuamba, se han construido dos “postos de saùde”, es decir, dos pequeños hospitales con 17 camas. También se han reestructurado 12 letrinas y se ha reformado toda la instalación hidráulica. En la cárcel de Beira se ha reformado un” posto de saùde” ya existente y se han construido nuevas celdas. Está en proceso de aprobación un proyecto con la Unión Europea para la conexión de los servicios higiénicos de la cárcel con la red hidráulica de la ciudad.
En Camerún, en la cárcel de Tchollirè, se ha excavado un nuevo pozo de agua, ya que el pozo viejo se ha agotado: los casi 100 detenidos y la población de los alrededores se habían quedado sin agua potable.
Oración y catequesis
Dentro de una cárcel también es posible creer y esperar que los hombres y las mujeres puedan vivir en paz y reconciliarse. En muchas cárceles la Comunidad propone a quien lo desee momentos de oración y de lectura del Evangelio con catequesis. Se reza por los enfermos, por los seres queridos y para recordar a los que sufren más, como los condenados a muerte y las personas afectadas por desgracias, por la guerra, el hambre y la pobreza.
En los detenidos existe un deseo y una necesidad de “bien” que se debe hacer emerger y suscitar. A menudo está escondido por una vida llena de violencia, sufrimiento y rabia. Comunicar el Evangelio significa dar esperanza y futuro a quien no lo tiene, perdón y amor.
Liberación de prisioneros
Numerosos son los prisioneros que, a pesar de haber terminado el período de detención, no pueden regresar a casa porque no pueden pagar el dinero necesario para obtener la libertad. En muchos países africanos, en efecto, la pena está formada por dos partes: una detentiva y una pecuniaria. Para recobrar la libertad hay que pagar una cantidad de dinero que incluye también los gastos legales.
La Comunidad favorece el regreso a casa de estos detenidos ayudándoles a pagar la suma necesaria para recobrar la libertad.
Son muchos también los detenidos que permanecen en la cárcel en la espera de un juicio por periodos detentivos superiores a los previstos por el delito cometido, porque no tienen dinero para garantizarse la asistencia legal.
La Comunidad ayuda a estos detenidos pagando un abogado que lucha para que se convoque y se celebre el proceso lo antes posible.
En Guinea Conakry han sido liberados y devueltos a sus familias, gracias a la ayuda de la Comunidad, aproximadamente 100 menores. |
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