Los m�s j�venes |
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Las escuelas de la paz para los adolescentes Las escuelas de la paz para los adolescentes se caracterizan por una mayor relaci�n con las necesidades de esta edad, fr�gil todav�a, pero con grandes deseos de fuerte autonom�a. La caracter�stica principal es la de escuchar al chico en su necesidad de encontrar un entorno educativo aut�ntico, es decir, que sea cre�ble a sus ojos, y responder a sus demandas. Demasiado a menudo los j�venes crecen en un vac�o educativo, llenado a veces por los videojuegos o por el ordenador. Verdadero tambi�n para los ni�os, en la adolescencia este vac�o amenaza con crear da�os permanentes, dejando al chico solo, sin ideales y sin sue�os fuera del consumismo, dej�ndolo en situaci�n de riesgo ante la desorientaci�n y la criminalidad. Los adolescentes necesitan estar juntos, pero las bandas juveniles aparecen cada vez m�s en las p�ginas de los peri�dicos debido a episodios de violencia o corrupci�n, y no s�lo como fen�meno unido al deterioro de un entorno pobre. Al contrario, las bandas confirman que tambi�n en entornos sociales m�s elevados los grupos juveniles a menudo est�n basados en la violencia, en el abuso del m�s d�bil, en modelos de agresividad vencedora. As� pues, adem�s del compromiso por la escolarizaci�n y el apoyo escolar, la escuela de la paz de los adolescentes se presenta con un fuerte componente educativo de socializaci�n que responde a la necesidad de estar junto a los dem�s, a la necesidad del "grupo de iguales", t�pico de esta edad. Pero dicha socializaci�n est� guiada, por as� decirlo, al conocimiento de la realidad que les rodea, sin dejar que el adolescente quede prisionero de una cultura reducida, cerrada, a veces intolerante y mortificante de sus potencialidades de crecimiento. Comprender la realidad, aprendiendo a reconocer en ella los da�os provocados por la violencia, por el abuso, por la guerra. Comprender la realidad del mundo con una aspiraci�n: hacerlo m�s humano y m�s justo. De estas perspectivas educativas nacen, y a lo largo de los a�os han nacido, muchas iniciativas para conocer el mundo, los grandes problemas, la historia de la humanidad. Por ejemplo, del estudio y del conocimiento del holocausto hebreo durante la segunda guerra mundial han nacido los "grupos de Anna Frank", que han involucrado en encuentros y asambleas de instituto, a miles de chicos explic�ndoles la locura del genocidio y de cualquier intolerancia racial. El racismo, las guerras, el hambre, la diferencia entre Norte y Sur del mundo, la paz, son algunos de los temas afrontados en estos a�os y que ahora forman parte de la cultura personal de nuestros adolescentes. Estos temas han sido presentados y conocidos, donde ha sido posible, a trav�s de testimonios, encuentros y relaciones directas para tocar la vivencia de los chicos para llegar ser parte de su cultura y de su experiencia personal. En particular, los adolescentes aprenden a conocer y querer a los ancianos, aparentemente lejanos de su existencia juvenil. Pero justo la distancia que separa estas generaciones es el origen de muchas incomprensiones y a menudo de actitudes de rechazo, cuando no de aut�nticos episodios de violencia contra los ancianos. Las escuelas de la paz de los adolescentes ense�an a los j�venes que la vejez es parte de la vida humana y que es posible ser amigos de los ancianos, defenderles y ayudarles. Los j�venes lo experimentan directamente en encuentros y fiestas con los ancianos, donde se lleva a la pr�ctica la reconciliaci�n entre las diferentes generaciones. A partir de la exigencia de respetar y hacer respetar la vida humana, actualmente las escuelas de la paz de los adolescentes se han comprometido en la recogida de firmas para una moratoria de las ejecuciones capitales. Los j�venes se han hecho promovedores entre sus compa�eros de esta exigencia, comunicando a muchos esta nueva sensibilidad. |