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"Viva los ancianos"


Carta de Maria

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Viva los ancianos
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by 
Silvia Marangoni

 

"Carta de Maria"

CARTA ABIERTA PARA QUE CUANDO SEAS ANCIANO 
NO TENGAS QUE IR A UN ASILO Y PUEDAS PERMANECER 
EN TU PROPIA CASA



 Tengo casi setenta y cinco a�os, vivo sola en mi casa, la misma en que estaba con mi marido, la que dejaron mis dos hijos cuando se casaron. Siempre he estado orgullosa de mi autonom�a, pero desde hace un tiempo ya no es como antes, sobre todo cuando pienso en mi futuro. Aun soy autosuficiente, pero �hasta cuando? Me doy cuenta de que los gestos son cada vez menos desenvueltos, aunque todav�a me dicen: "Si yo fuera como usted a su edad�". Salir para las compras y ocuparme de la casa me cansa cada vez m�s. Entonces pienso: "�Cual ser� mi futuro?". Cuando era joven la respuesta era sencilla: con mi hija, con el yerno, con los nietos. Pero ahora, �Qu� hacer con las casas peque�as y las familias que todos trabajan? Tambi�n ahora la respuesta es sencilla: el asilo. Todos repiten lo mismo. Pero todos saben, y no lo dicen, que nadie quisiera dejar su casa para ir a vivir a un asilo. 

Realmente no creo que sea mejor una mesita de noche, un espacio estrecho, una vida an�nima que la propia casa, donde cada objeto, un cuadro, una foto recuerdan y llenan un d�a sin muchas novedades. 

Con frecuencia oigo decir: "Lo ingresamos en un buen asilo, por su bien". Tal vez son sinceros, pero ellos no viven ah�. Ni siquiera es un "mal menor" pero necesario. 

Admitamos que no es uno de aquellos lugares de que habla el telediario, donde hasta les cuesta darte agua si tienes sed, o te maltratan solamente porque se sienten frustrados por el trabajo que hacen. No creo que un instituto sea la respuesta para quien est� un poco mal y, sobre todo est� solo. 

Encontrarse de repente viviendo con personas desconocidas, no queridas y no elegidas �es realmente una manera para vencer la soledad? 

Se bien como se vive en un asilo. Si quieres descansar no logras hacerlo porque no soportas el ruido de los dem�s, el vecino que tose, las costumbres distintas. Se dice que cuando uno es viejo es exajerado. Pero no es exajeraci�n imaginarse que si quieres leer hay quien quiere la luz apagada, o que, si quieres ver un programa, o miran otro o no es la hora. En un asilo tambi�n los problemas m�s banales llegan a ser dif�ciles: poder tener todos los d�as el peri�dico, que te arreglen en seguida las gafas cuando se rompen, comprar la cosas que necesitas si no puedes salir. Sucede a menudo que confundan tu ropa con la de otra persona, despu�s de lavarla y que no puedes guardar nada tuyo. Lo peor- admitiendo que la comida no sea mala- es que no se puede decidir casi nada: cuando levantarse y cuando quedarse en la cma, cuando encender y cuando apagar la luz, cuando y qu� comer. Adem�s, cuando uno es m�s anciano (y tiene m�s problemas, porque se siente meno bigoroso que antes), est� obligado a tener todo en com�n: enfermedades, debilidades f�sicas, dolor, sin ninguna intimidad y ning�n pudor. Hay quien dice que en el asilo: "tienes todo y no eres un peso para nadie". Pero no es verdad. Uno no tiene todo y no es la �nica manera para no molestar a los propios seres queridos. Existe una alternativa: poder permanecer en casa con un poco de asistencia y, cuando uno est� peor o se enferma. Poder ser ayudados en casa durante el tiempo necesario. Este servicio ya existe, pero m�s en el papel que en realidad. Todas las administraciones tendr�an que grarantizar la asistencia sanitaria a domicilio (el fisioterapeuta, el m�dico, la enfermera), como prevee la ley italiana. 

Y no es verdad que el costo sea excesivo. Estos servicios valen tres o cuatro veces menos que si tengo que ingresar en un asilo o en un hospital de cr�nicos. En el extranjero me dicen que es distinto. Aqu� en cambio sucede que terminas en un asilo y que nisiquiera lo decidiste t�. No comprendo porque se respeta un testamento y en cambio no lo escuchan a uno en vida si no quiere ir a un asilo. 

Se ha dicho en televisi�n que en Italia se han destinado miles y miles de milliones para construir asilos nuevos y para realizar 140.000 camas. Si viviera en una barraca estar�a contenta por esto. Pero yo tengo una casa y una cama, mi "cama" ya la tengo, no hace falta crear nuevas cocinas para preparar la comida, pueden utilizar mi cocina. No necesito que me construyan una sala grande para ver la televisi�n, ya tengo mi televisi�n en el cuarto. Mi ba�o a�n funciona bien. Mi casa tal vez necesita solamente alg�n pasamano y manillas para cogerse en la pared: costar�a mucho menos. 

Lo que deseo para mi futuro es la libertad de poder elegir si vivir lo �ltimos a�os de mi vida en casa o en un asilo. Hoy no tengo esta libertad. Hacer uso de la asistencia domiciliaria es muy dif�cil, casi imposible: la demanda es muy grande y el servicio es a�n demasiado limitado. Pero si esta asistencia domiciliaria se desarrollase m�s y fuese para todos los que la necesitan, no necesitar�ais construir tanto asilos nuevos y costosos. Y hasta los hospitales estar�an menos llenos. 

Por esto, aunque ya no soy joven, quiero hacer escuchar mi voz y decir que no quiero ir a un asilo y que no lo deseo para nadie. Ay�denme a mi y a todos los ancianos a permanecer en casa y a morir entre las cosas propias. Quiz�s vivir� m�s. Seguramente vivir� mejor. 

Mar�a

 

 


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