"Gracias por vuestra presencia y vuestro testimonio". Con estas palabras el papa Francisco saludó al final del Ángelus en la plaza de San Pedro a todas las personas (se calcula que eran unas 12 mil) que han participado por la mañana en la marcha "Paz en todas las tierras" organizada por la Comunidad de Sant’Egidio. A la misma hora y durante todo el día miles de personas han decidido salir de sus casas en cientos de ciudades europeas, africanas, asiáticas y americanas para apoyar el mensaje del Papa sobre la "no violencia", en ocasión de la 50 Jornada Mundial de la Paz. Se trata de una cita que esta año ha contado en todas partes con una participación aún más numerosa en respuesta a la guerra, a la violencia difusa y al terrorismo que ha afectado gravemente a nuestro continente en una noche de fiesta como la pasada noche.
En el cortejo de Roma –al que se sumaron numerosas asociaciones y organizaciones– han participado personas de todas las edades, italianos junto a inmigrantes y refugiados originarios de varios países. A lo largo de toda la Via della Conciliazione y hasta llegar a la plaza de San Pedro, han llevado carteles con los nombres de los países del mundo donde todavía hay guerra.
Antes de la marcha, frente al Castillo de Sant'Angelo, ha habido algunos testimonios, como el del presidente del Centro Astalli, CAmillo Ripamonti, que ha destacado "la importancia de construir una red que pueda potenciar un movimiento de paz cada vez más amplio". O el de Nour, refugiada siria que llegó en el avión con el papa Francisco desde Lesbos, que ha recordado que su país, antes de la guerra, era un símbolo de convivencia interreligiosa, y que, trágicamente, "nadie" de la comunidad internacional "quiso decir basta a la locura de un conflicto que ya ha provocado 600 mil muertos". Tras las palabras de Adriana Ciancio, de 11 años, miembro de los "Jóvenes por la Paz", ha intervenido el presidente de la Comunidad de Sant’Egidio, Marco Impagliazzo: "Hoy, ante lo que ha pasado en Estambul, esta marcha tiene un significado aún mayor. El mundo está enfermo y hay que curarlo de los conflictos que lo ahogan: la guerra es el pasado, hace ruido, estalla dejando tras de sí ruinas; la paz, en cambio, florece y representa el futuro porque crece día a día".
Roma, 1 de enero de 2017
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