... Lo que no podemos y no debemos hacer es permanecer indiferentes, de tal forma que las tragedias del odio caen en el olvido y nos resignamos con la idea de que el ser humano sea descartado y que sean antepuestos el poder y la ganancia. El encuentro de estos días, que desea hablar y reforzar caminos de paz y para la paz, parece querer precisamente responder a esta invitación: vencer la indiferencia frente al sufrimiento humano. Os doy las gracias por esto y por el hecho de que estáis juntos, a pesar de las diferencias, para buscar caminos de liberación de los males de la guerra y del odio. Para hacer esto, el primer paso es saber escuchar el dolor del otro, hacerlo propio, sin dejarlo caer y sin acostumbrarse: nunca hay que acostumbrarse al mal, nunca hay que ser indiferentes a eso.
Y también podemos preguntar: ¿qué hacer frente a tanto mal que se propaga y hace estragos? ¿No es demasiado fuerte? ¿No es vano todo esfuerzo? Frente a estas preguntas se corre el riesgo de dejarse paralizar por la resignación. Vosotros, sin embargo, os habéis puesto en camino y hoy estáis reunidos para ofrecer una respuesta, es más, ya vuestro estar juntos representa una respuesta de paz: nunca más los unos contra los otros, sino los unos junto a los otros. Las religiones no pueden querer otra cosa que la paz, trabajando en la oración, preparadas para doblarse ante los heridos de la vida y los oprimidos de la historia, vigilantes para contrarrestar la indiferencia y promover caminos de comunión.
Del mensaje del papa Francisco al Encuentro Internacional Paths of Peace, 10 de septiembre de 2017 |