Más diálogo entre cristianos y musulmanes en el país islámico más grande del mundo. Se ha firmado en Indonesia un acuerdo entre la Comunidad de Sant'Egidio y Muhammaddiyah, una de las principales organizaciones islámicas del mundo, en ocasión de la visita oficial del gobierno italiano a Yakarta. Un paso de acercamiento al encuentro mundial por la paz y para el diálogo interreligiosos de Sarajevo (9-11 de septiembre de 2012).
¿Cómo se puede superar una década de enfrentamientos, prevenir las represalias y las iglesias y mezquitas quemadas, recrear una manera de vivir juntos y anular los argumentos de quien dice que el mundo debe organizarse en islas étnicas (celebramos veinte años del sitio de Sarajevo y de la guerra de Bosnia que la comunidad internacional vivió para defender la convivencia y que se resolvió en la primera división étnica en Europa en nuestro tiempo)?
Es el camino del diálogo como estrategia activa, como arma no violenta e inteligente, llave de una diplomacia desde abajo –y también a veces desde arriba, en los casos más conocidos– y como estrategia de paz preventiva. Reparar las guerras y las violencias cuando ya han pasado representa cada vez más un coste humano insoportable.
Se repropone en Indonesia, el país musulmán más grande del mundo, la estrategia de paz de la Comunidad de Sant'Egidio. En la misión oficial y la visita del Ministro de Exteriores italiano se ha celebrado una conferencia de diálogo y se ha firmado un protocolo de acuerdo entre la Comunidad de Sant’Egidio y una de las más numerosas organizaciones musulmanas del mundo, Muhammaddiyah.
El acuerdo, firmado por el presidente de la Comunidad de Sant'Egidio, Marco Impagliazzo, y el presidente de Muhammaddiyah, Din Syamsuddin, prevé una colaboración entre las dos asociaciones "en el marco de la solidaridad, del diálogo interreligioso, de la promoción de una cultura de la tolerancia y de la convivencia, en la solución de los conflictos y la búsqueda de la paz y en ayudas humanitarias en caso de catástrofes naturales”.
La colaboración, que a partir de este acuerdo podrá ampliarse más adelante, es el fruto de los encuentros de diálogo en el "espíritu de Asís" que la Comunidad de Sant'Egidio promueve cada año y que ha permitido tejer una red de amistades y de convergencias con representantes de varios mundos religososo. En este contexto, se han desarrollado las relaciones con el islam indonesio, que, aunque es ampliamente mayoritario, ha acogido como constitutivo el principio del pluralismo y del debate democrático, contribuyendo al interesante experimento de convivencia en la multiplicidad que es Indonesia.
La Comunidad de Sant’Egidio, junto a organizaciones de la sociedad civil indonesia y a parlamentarios indonesios, ha trabajado desde hace mucho tiempo para lograr una limitación del uso de la pena capital y una moratoria de las ejecuciones, en vista de la abolición y en la dirección marcada por la Resolución de la ONU aprobada por la Asamblea general de las Naciones Unidas en 2007, 2008 y 2010 a Nueva York.
En Indonesia la Comunidad de Sant’Egidio está arraigada desde hace muchos años en varias zonas del país, con 16 comunidades en otras tantas ciudades, que trabaja por la solidaridad con los pobres, con las Escuelas de la Paz para los niños, y numerosas actividades al servicio de ancianos, leprosos y personas sin casa. También funciona desde hace años un programa de adopciones a distancia, en diálogo con las varias componentes sociales y religiosas del país.
En la firma del memorando estaban presentes representantes de Muhammaddiyah y de la Comunidad de Sant'Egidio –de varias ciudades indonesias– y también de otras comunidades religiosas –budistas, confucionistas e hinduistas– y del gobierno indonesio.
Se trata, efectivamente, de un acontecimiento que abre la posibilidad de contribuir de manera significativa a construir y proteger un clima de convivencia entre comunidades religiosas, para hacer frente así a episodios de intolerancia que de vez en cuando se producen y, al mismo tiempo, crear las condiciones para una colaboración eficaz entre las comunidades religiosas para una sociedad que sea realmente el lugar de la "convivencia". Un ejemplo concreto en defensa de las minorías cristianas y de todas las minorías sociales, que puede ser una pista de trabajo en otros países. |