El martes 19 de junio de 2012 se presentó el libro “Shahbaz Bhatti, Vida y martirio de un cristiano en Pakistán”. Intervinieron Antonia Arlsan, escritora y ensayista, Vincenzo Pace, sociólogo de la Universidad de Padua, el director de Il Messaggero di Sant’Antonio, Padre Ugo Sartorio, junto a uno de los autores, Roberto Pietrolucci.
Antonia Arslan destacó algunos rasgos de la figura de Shahbaz Bhatti, a partir de la profunda fe y del amor por la oración, sin los que no se puede comprender la historia humana. Así, recordó el compromiso de Bhatti a favor de los pobres y los débiles, su excepcional capacidad de cultivar amistades y contactos personales, la lucha contra la ignorancia para forzar el “estado de sujeción mezclado con fatalismo" que caracterizaba a las minorías religiosas. Fue un mártir que, a pesar de las amenazas, decidió no abandonar Pakistán.
El profesor Pace, recordando la complejidad de la sociedad pakistaní, añadió que la vida de Bhatti lleva impresa la historia de su país. De ese modo destacó la amplitud de miras política de un testimonio de nuestro tiempo que creía firmemente en un Estado laico y plural: como ministro de las minorías, persiguió con pasión y coherencia el camino democrático, convencido de que seguía siendo posible dialogar con los musulmanes.
El padre Sartorio colocó la figura de Shahbaz Bhatti entre los nuevos mártires de los siglos XX y XXI. En un tiempo de crisis, es un modelo de político que ha servido a su país. Sobre todo, llama a los cristianos al diálogo, a ser más inclusivos, poniéndose de parte de los pobres, es decir, de parte de Dios.
La oración, el diálogo, la paz y el servicio a los pobres caracterizaron la vida de Bhatti, tal como subrayó finalmente Roberto Pietrolucci. Sorprende sobre todo su relación con los musulmanes. No fue solo amigo del gobernador de Punjab, Salman Taseer, y del imán de la gran mezquita de Lahore, sino que demostró una gran atención por los musulmanes pobres, por ejemplo, después del terremoto de 2005. La vida de Bhatti es una pregunta para todos, no solo cristianos, porque deja un mensaje universal, como es el desafío de convivir. |